jueves, 27 de diciembre de 2012

Ramiro Castillo

Castillo fue tapa de "El Gráfico"




















Nació en Coripata, Bolivia, el 27 de marzo de 1966. Se desempeño como delantero o volante, con una vasta carrera en el fútbol Argentino. Llegó a nuestro país para jugar en Instituto de Córdoba, siguió en Argentinos Juniors para recalar finalmente en River Plate.

El boliviano fue uno de los mejores futbolistas de la historia de su país, convirtiéndose en estandarte de su selección, la cual pudo conducir, junto con otros grandes jugadores como Marco Antonio “el Diablo” Echeverri y Erwin “Platini” Sánchez, a clasificar a un mundial de fútbol por primera vez en su historia (sus otras dos participaciones fueron por invitación) en 1994.

“Chocolatín”, apodo que se ganó por el color de su piel, alcanzó el pico de rendimiento en nuestro fútbol en su paso por La Paternal. Allí, llegó a pelear el campeonato en un equipo que tenía a Oscar Dertycia como goleador y a Nito Veiga como entrenador, quién llegó a decir que “si ‘Chocolatín’ tuviera la camiseta de Argentina o de Barsil, valdría millones de dólares”.

Era un jugador de buena técnica, carismático y tímido, sin dudas, uno de los mejores jugadores que dio el fútbol del altiplano. Era sencillo y tranquilo, pero a la vez era sincero y sin pelos en la lengua. Desde los futbolístico, le gustaba analizar los partidos luego de finalizados y soñaba con ser un formador de jugadores, trabajando con los juveniles. Vladimir Soria, compañero suyo en el Bolívar, dijo “hubiera sido un gran formador, por el espíritu y dedicación que mostraba por los jóvenes”. Debido a esta vocación por la formación de juveniles, fue que fundó la Escuela de Fútbol Ramiro Castillo, cuando aún seguía siendo jugador profesional.

Quienes compartieron planteles con él, manifiestan que era un gran profesional y, sobre todas las cosas, un gran referente para los más chicos, a quienes les dispensaba especial atención para educarlos y formarlos.

Después de River, pasó por Rosario Central y Platense. Es el jugador de origen boliviano como más presencias en el fútbol argentino, con 146 partidos y diez goles.

En Núñez estuvo una temporada, entre 1990 y 1991, jugó diez partidos y anotó un gol, en la goleada 4 a 0 a San Lorenzo el 8 de octubre de 1990.

Vistió los colores “Millonarios” en la primera etapa de Daniel Passarella como director técnico, y participó de aquella Copa Libertadores polémica en la que los “otros” obtuvieron un empate dudoso en la Bombonera contra Oriente Petrolero, de Bolivia, igualdad que determinó la eliminación de River de la competencia.

El 29 de junio de 1997, antes de jugar la final contra Brasil de la Copa América de Selecciones disputada en Bolivia, su hijo mayor fue víctima de un cuadro de hepatitis fulminante. “Chocolatín” no soportó el dolor de tan trágico acontecimiento, durante casi cuatro meses estuvo sumergido en una profunda depresión, hasta que finalmente, el 18 de octubre de 1997, a los 31 años, acabó con su dolor y decidió emprender el último viaje junto a su primogénito.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Vuelta N° 7: Campeonato 1945

Los Caballeros de la Angustia
Parados: Yácono, Vaghi, Soriano, E. Rodriguez, Ramos y Rossi
Agachados: Muñoz, Gallo, Pedernera, Labruna y Losutau




















El primer lustro de la década del 40 tenía a River como máximo animador de los torneos locales. Dos campeonatos, 1941 y 1942, e igual cantidad de subcampeonatos, detrás de Boca Juniors, en 1943 y 1944, lo posicionaban como candidato para el torneo de 1945. Además, eran las épocas de esplendor el “La Máquina”, lo que acrecentaba sus posibilidades de cara una nueva competencia.

El campeonato se jugó con 16 participantes en el formato de todos contra todos, en dos rondas de 15 fechas cada una.

River, apostando al plantel que tan buenos resultados le había dado en años anteriores, y pese a sufrir la baja de José Manuel Moreno que se fue a México, solo realizó las incorporaciones de Eduardo Rodríguez y Manuel Giudice. También, durante 1944, Carlos Peucelle reemplazó a Renato Cesarini, que pasó a Racing, en la dirección técnica del equipo.

En la primera fecha, el “Millonario” tuvo que visitar a Newell´s, y sorpresivamente cayó derrotado por 3 a 2. Esa jornada se dio la particularidad, que ya había ocurrido en el año anterior, de que Boca hiciera las veces de local en el Monumental durante algunas fechas por tener su estadio clausurado.

En la segunda jornada, el equipo de Peucelle recuperó la memoria y obtuvo un triunfo de local frente a Vélez, comenzando así una racha de victorias que se convertiría en récord para el club. A la semana siguiente, en el triunfo frente a Independiente en Avellaneda, hizo su debut como arquero titular Amadeo Carrizo, comenzando así una carrera esplendorosa en el conjunto de la banda roja, aunque en este torneo solo atajaría en dos oportunidades.

En el noveno partido, tras vencer a Atlanta 2 a 0, River llegaba a su octava victoria consecutiva y se apoderaba de la punta del campeonato en soledad, con 16 puntos, seguido por Boca con 15 e Independiente con 13. El fin de semana siguiente, el “Millo” se enfrentó a Racing, y obtuvo una lucida victoria, la novena consecutiva, por 2 a 0, mostrando el buen fútbol y entendimiento que le había valido el reconocimiento como “La Máquina”. Además, era la primera vez en el profesionalismo que obtenía tantos triunfos consecutivos y en ese encuentro se produjo el debut de otro valor de las inferiores del club, Néstor Rossi, que se mostraba como una pieza que encajaba perfecto en el engranaje del equipo y a partir de allí jugaría ocho partidos más.

Faltando tres fechas para la finalización de la primera ronda, y tras haber empatado en la jornada once, Huracán, equipo que se especializaba en complicar a “La Máquina”, derrotó a River, que hizo debutar a otro pibe de la cantera, Alfredo Di Stéfano, en cancha de San Lorenzo. En la ribera, Boca conseguía un triunfo que lo ubicaba a un punto del “Millonario” en la víspera del encuentro entre ellos.

El 29 de julio se disputó el superclásico en cancha de River y la victoria fue para el local, por 1 a 0 con gol de Loustau. Ese día la formación del ganador fue Soriano; Vaghi, Rodríguez; Yácono, Giúdice, Ramos; J. Martínez, Gallo, Pedernera, Labruna y Loustau. La victoria le permitió tomar ventaja de tres puntos sobre su eterno rival.

La primera rueda terminó con dos triunfos más del equipo que Pedernera comandaba en la cancha, lo que le permitió quedar puntero con 25 unidades, dos más que Independiente y cuatro más que Boca.

En la ronda de los desquites la marcha del “Millo” no se detendría, con la cima asegurada por una buena ventaja de puntos sobre sus perseguidores, llegó la fecha 19, cuando debió enfrentarse a San Lorenzo, que venía en levantada con 15 goles en tres partidos. El conjunto de Núñez cayó derrotado 3 a 2 y así, los que venían detrás consiguieron reducir la ventaja, quedando el equipo azulgrana en la segunda colocación a dos puntos del líder. En la fecha siguiente, una combinación de resultados, dejaría al santo de Boedo a un punto del “Millonario”.

En la jornada 25, River, con un empate frente a Racing, logró aventajar a los “cuervos” por cuatro puntos, ya que éstos, luego de una buena seguidilla de victorias, tuvieron dos traspiés contra Huracán y Boca, lo que los alejó de la punta del certamen. La igualdad frente a La Academia, conseguida en el último minuto, disgustó a la parcialidad riverplantese que, cansada de los resultados ajustados y algunos empates o derrotas sobre la hora, comenzó a protestar airadamente, haciendo principal foco en Pedernera, por la displicencia con la cual se desempeñaban los jugadores, olvidando que ese estilo de juego, pausado y armónico, era el que lo había convertido en el mejor equipo de esos tiempos.

A falta de tres jornadas para el final del campeonato, un nuevo superclásico le daba la posibilidad a los de Núñez de consagrarse, pero la inesperada goleada en contra 4 a 1, postergaba el festejo y le ponía suspenso al torneo, ya que Boca se ubicaba como único escolta, a dos puntos de River, con cuatro por disputarse.

En la jornada siguiente, el 25 de noviembre, la victoria del “Millonario” y la derrota del “xeneize”, permitieron a los de Núñez coronarse campeón por sexta vez en la era profesional.

Este equipo fue conocido como “los caballeros de la angustia”, porque a pesar de desplegar un fútbol vistoso y con el funcionamiento casi perfecto que lo había hecho famoso a principios de la década, la falta de efectividad en la red hacía que la enorme diferencia mostrada en el campo de juego tardara en plasmarse en el marcador, lo que provocaba ajustadas victorias o empates y derrotas agónicas. A pesar de ello, el equipo convirtió 66 goles a lo largo del certamen, bajando su contundencia respecto de los 75 de 1941 y los 79 de 1942. También hay que destacar que fue menor la cantidad de goles recibidos, 34 contra los 35 y 37 respectivamente del bicampeonato del principios de los 40.

Los números finales de aquella campaña son los siguientes

PJ
PG
PE
PP
GF
GC
PTS
30
20
6
4
66
34
46

A diferencia del equipo del ’41 y ’42, donde Pedernera se había convertido en el eje goleador del equipo, en esta oportunidad, el máximo anotador fue Ángel Labruna, con 25 conquistas y Adolfo se convirtió en el gran asistidor de Angelito.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Supercopa 1997

Enzo, Burgos y Berti alzando la copa




















River comenzaba la segunda mitad del año ’97 con la firme intención de conservar su hegemonía en el plano local, donde se había coronado en los últimos dos torneos, y con el objetivo de conquistar la única Copa internacional que le faltaba: la Supercopa Sudamericana.

En 1991, el equipo dirigido por Daniel Passarella, y con Ramón Díaz como jugador, había perdido la final frente al Cruzeiro de Bello Horizonte, en una dura derrota en Brasil, por 3 a 0, tras haber logrado el triunfo de local por 2 a 0.

En 1997 se renovaba la esperanza. En esta ocasión con el riojano como director técnico; con varios jugadores que habían disputado aquella final del ’91 como Borrelli, Medina Bello y Hernán Díaz; y con el condimento especial de que era la décima y última vez que se disputaba esta copa, por lo que no habría otra oportunidad para el “Millonario” de completar sus vitrinas.

La primera fase del torneo se dividió en cuatro zonas compuestas por cuatro equipos cada una. A River le tocó ocupar el Grupo 3, junto con Racing Club, Vasco da Gama y Santos, estos dos últimos de Brasil.

El “Millo” arrancó la Copa con todo, mostrando que era firme su intención de alzarse con el trofeo. Así, ganó sus cuatro primeros partidos, obteniendo la clasificación para la siguiente ronda. Finalmente, de los seis encuentros, ganaría cinco y perdería uno. El quinto triunfo, en el último partido del grupo frente al Vasco da Gama, significó el primer triunfo de un equipo de River en tierras brasileras; fue tanta la superioridad, que el encuentro debió suspenderse a los 70 minutos por una agresión al juez de línea. 

Fecha
Lugar
Local

Visitante
Goleadores
28 de agosto
Buenos Aires
River Plate
3 - 2
Racing
Berti, Medina Bello, Solari
3 de septiembre
Buenos Aires
River Plate
3 – 2
Santos
Escudero, Rambert, Berizzo
24 de septiembre
Buenos Aires
River Plate
5 – 1
Vasco da Gama
Salas, Rambert, Monserrat, H.Diaz, Medina Bello
15 de octubre
Avellaneda
Racing
2 – 3
River Plate
Berti, Astrada, Berizzo
22 de octubre
San Pablo
Santos
2 – 1
River Plate
Borrelli
30 de octubre
Rio de Janeiro
Vasco da Gama
0 – 2
River Plate
Gallardo, Salas


Así, las posiciones finales del grupo fueron

Equipo
Pts
PJ
PG
PE
PP
GF
GC
DG
River Plate
15
6
5
0
1
17
9
8
Vasco Da Gama
10
6
3
1
2
9
12
-3
Santos
7
6
2
1
3
11
12
-1
Racing
2
6
0
2
4
11
15
-4

Los ganadores de cada grupo fueron los clasificados para la fase semifinal. Además del “Millo”, pasaron de ronda Colo-Colo (Chile, Grupo 1), Sao Paulo (Brasil, Grupo 2) y Atlético Nacional de Medellín (Colombia, Grupo 4).

Los emparejamientos enfrentaron a Colo-Colo con Sao Paulo y a River con Nacional de Medellín.
La primera semifinal se jugó el 5 de noviembre en el Monumental, y el local se alzó con la victoria por 2 a 0, con dos goles de Salas, uno de ellos una joya. El chileno interceptó un pase largo en mitad de cancha y así como recibió el balón le pegó un zurdazo elevado, tomando adelantado al arquero colombiano que nada pudo hacer para evitar ese golazo.

La revancha en Colombia fue complicada. El equipo cafetero consiguió la victoria por 2 a 1, pero ese gol de River en Medellín, convertido por Marcelo Gallardo, le dio la ventaja en el marcador global, y por ende, la clasificación a la final.

En la fase decisiva esperaba el Sao Paulo de Brasil. Otra vez un equipo brasileño se interponía entre River y su ansiado objetivo. Además, en la Supercopa, en cuatro ocasiones el “Millo” había sido eliminado por equipos del país pentacampeón mundial.

El 4 de diciembre, en San Pablo, se jugó el partido de ida y el equipo de Ramón Díaz se trajo un empate en cero, que dejaba las puertas abiertas para que cualquiera de los dos equipos se coronase campeón.
La revancha, jugada el 17 de diciembre en el Monumental, sería de una carga emotiva altísima. River buscaba por todos los medios abrir el marcador y era superior a su rival, pero los paulistas llevaban peligro cada vez que se acercaban al arco de Germán Burgos.

Al final del primer tiempo, Enzo Francescoli generó un penal que el mismo se encargó de ejecutar, pero el arquero, Rogerio, le contuvo el remate colocado a su izquierda y mantuvo la valla en cero.

En la segunda mitad, los de Núñez continuaron buscando quebrar la resistencia del Sao Paulo y finalmente, Salas, abrió el marcador tras recibir un centro atrás que reboto en el arquero, pegó nuevamente en el chileno y se metió en el arco. Unos minutos más tarde, el diez tricolor, Dodó, encaró por el centro del terreno de juego y con un derechazo cruzado batió a Burgos y puso el empate.

Finalmente, promediando el segundo tiempo, el “Matador” ingresó al área rival, enganchó dos veces y definió ante la salida del arquero, poniendo el segundo gol para el conjunto “Millonario” y el que a la postre sería el que dejaría la copa en casa. Además, Salas, con seis anotaciones, fue el goleador de la banda en la copa.

Los once titulares de aquella noche en el Monumental fueron:
Germán Burgos; Hernán Díaz, Celso Ayala, Eduardo Berizzo, Diego Placente; Leonardo Astrada, Roberto Monserrat, Juan Sorín; Marcelo Gallardo; Enzo Francescoli, Marcelo Salas.

Con este trofeo, River cerraba un ciclo brillante que terminaría con el tricampeonato y el posterior retiro de Francescoli de la práctica profesional del fútbol, con el corolario de que es el último título internacional de River hasta nuestros días.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Enganchate con Ramón

Torneo Inicial – Fecha 19 – 09 de Diciembre 2012
San Martin (San Juan) 0 – River Plate 2
Lanzini festeja su gol (foto Olé)















El último partido del año deparaba una visita complicada a San Juan, con un equipo que se hace fuerte de local y en un horario donde la temperatura rondaba los 40 grados centígrados, lo que obligó a parar el encuentro en dos ocasiones para que los jugadores se hidrataran. Además, era el debut oficial del tercer ciclo de Ramón Díaz como técnico “Millonario” y la apuesta era poner a Manuel Lanzini en su posición natural, de enganche, por lo que River salió al campo de juego con el clásico 4-3-1-2 que tanto anhelaba el paladar negro del hincha.

A pesar de ello, el primer tiempo fue espantoso. Lo más peligroso de los primeros minutos lo generó el equipo cuyano con dos llegadas de Osorio y una salvada espectacular de Barovero en un mano a pie. El “Millo” generó poco y no encontró la forma de crear situaciones, un tirito de Funes Mori, promediando el primer tiempo, cuando tenía tres compañeros dentro del área para descargar y buscar una mejor resolución, fue lo más rescatable en ataque.

Sánchez jugó de volante por izquierda para dejarle su lugar en el sector derecho a Augusto Solari. El primero no tuvo un buen desempeño por ese sector y el segundo mostró cosas interesantes para pulir, pero todavía le falta rodaje. Ponzio estuvo más contenido pero fue el cinco que recupera y la entrega redonda y Lanzini intentó ser el conductor del equipo pero se diluyó en tres cuartos de cancha.

Claramente la intención de Ramón es buscar el juego asociado para abrir los espacios. Esto fue lo que por momentos intentaron hacer los intérpretes, pero hubo muchas imprecisiones y no se superaban los dos pases consecutivos. Los delanteros prácticamente no participaron del juego, Funes Mori muy impreciso y apurado y Luna, mal físicamente, casi no tocó la pelota.

En la defensa Mercado volvió a marcar el lateral derecho, pero debió salir por un golpe y en su reemplazo ingresó Abecasis, que nuevamente jugó un buen partido. El resto del fondo “Millonario” no pasó sobresaltos.

En el segundo tiempo cambió un poco la ecuación. El ingreso de Rojas por Solari a los once minutos movió al uruguayo a lateral derecho y el ex Godoy Cruz se ubicó por la izquierda. El zurdo se asoció bien con Lanzini y por su sector llegó la apertura del marcador a los trece minutos. El diez recibió dentro del área, engancho para su zurda y con un remate alto al primer palo puso la apertura del marcador. Cinco minutos después, Sánchez amplió la ventaja con un zapatazo de larga distancia. El equipo sanjuanino sintió el impacto y a los 20 minutos el partido ya estaba terminado.

Con la tranquilidad en el marcador, el “Millonario” manejó mejor la pelota, pudo hacer más de tres pases seguidos y por primera vez en mucho tiempo se escuchó el “ole” que bajaba de la tribuna. Lanzini se soltó después del gol, ganó confianza y se convirtió en el eje del juego, aunque en un partido que a esa altura no tenía equivalencias.

Finalmente River llegó a los 29 puntos en el campeonato, cifra que hace cuatro fechas parecía inalcanzable, por el rendimiento y por los rivales que quedaban por delante, y quedó a uno del horizonte planteado cuando las chances de campeonar se diluyeron.

Aunque no hubo una clara mejoría en el juego con respecto al ciclo de Almeyda, la llegada de Díaz cambió el esquema y el ánimo del plantel. Además, el “Pelado” tiene un aura especial, alguien dijo alguna vez “Ramón Díaz es un técnico de River”, y parece ser así. Con los colores de la banda roja el riojano se transforma y esa transformación llega a los jugadores, son diferentes, como si esa aura cubriera a todo el mundo “Millonario” desde el banco de suplentes. Parece mentira, pero la vuelta de Ramón Díaz cambió el ánimo de un equipo que dos fechas atrás estaba abatido y sin respuestas.

Lanzini fue una de las figuras de la cancha, más que nada por lo hecho después del gol, y junto con el uruguayo, que volvió a tener un rendimiento de los que justifican su contratación, formaron una sociedad interesante.

Ahora llega el parate veraniego y la posibilidad de descansar, despejar la cabeza y recuperar a los lesionados para encarar el 2013 con toda la energía puesta en sumar la mayor cantidad de puntos para pelear el campeonato hasta el final y alejarse más de las zonas complicadas.

El “Pelado” se reunirá con los dirigentes para delinear los pasos a seguir. Ya se sabe que la pretemporada será en Tandil. Ahora queda definir los refuerzos, que se espera estén a la altura de lo que el hincha pide y exige, y que la billetera del club pueda pagar.

La gente quiere a D’Alessandro. Si soñaban con Ramón y al final llegó, porque no soñar con el “Cabezón” para volver a verlo con la banda roja en el 2013? Sería un buen deseo para pedir en estas fiestas.

Resúmen:
Goles: 13’ST Lanzini (Riv), 18’ST Sánchez (Riv)
Incidencias: No hubo
Arbitro: J. P. Pompei (bien)
Figura: Sánchez (Riv)

sábado, 8 de diciembre de 2012

La Familia Higuaín

Jorge, Federico y Gonzalo
De vacaciones en Mar del Plata: Gonzalo (3), Nancy (madre),
Jorge y Federico (6)

















Jorge Nicolás fue un central aguerrido y de mucha personalidad. Surgido en Nueva Chicago, antes de llegar a River vistió los colores de la contra. Estuvo un año en el equipo de la ribera y se fue a probar suerte a Francia, al Stade Brestois 29, entre 1987 y 1988, para luego recalar en el Millonario hasta 1991.

Fue emblema y capitán del equipo que se alzó con el título en la temporada 89/90 y también jugó la final de la Supercopa 1991 en la que el conjunto de Núñez, dirigido por Daniel Passarella, cayó frente al Cruzeiro de Brasil.

El “Pipa”  jugó 131 partidos en el equipo “Millonario” y convirtió siete goles.

Entre los años 1982 y 1986 vistió los colores de San Lorenzo de Almagro. Fue durante su estadía en el bajo Flores que se convirtió en padre de Federico, nacido el 25 de octubre de 1984. Luego, en 1987 la familia Higuaín se fue a vivir a Francia y fue allí donde Nancy, esposa de Jorge, dio a luz, el 10 de diciembre, a Gonzalo.

Así, el “Pipa” tenía un hijo Argentino y otro francés, sin saber que en el futuro, la nacionalidad de su hijo menor sería tema de debate para las selecciones nacionales. Luego, ambos obtendrían la nacionalidad de otros países, Federico la de Estados Unidos y Gonzalo la Argentina.

Los hermanos Higuaín hicieron las inferiores en River, llevados por su padre, y la naturaleza no quiso que sus genes sean heredados por sus descendientes. Ambos debutaron en primera división vistiendo la casaca de la banda roja, pero con suerte dispar.

Federico es media punta, debutó en el 2003, jugó cinco partidos en el “Millonario” y nunca pudo destacarse, por lo que fue cedido a préstamo a Nueva Chicago, equipo con el que logró el ascenso en 2006 y donde pudo demostrar sus habilidades. Rápido de piernas y con buena técnica, continuó su carrera en el Beisktas turco, en América de México y en los equipos argentinos de Independiente, donde no tuvo un buen pasar y fue desafectado por Gallego, Godoy Cruz (Mendoza) y Colón (Santa Fé). En estos dos últimos volvió a tener actuaciones destacadas en donde peleó el campeonato 2010 con el equipo mendocino que finalmente ganaría Argentinos Juniors. Actualmente milita en el Columbus Crew de la Major League Soccer donde jugó 13 partidos y convirtió cinco goles.

Diferente fue la carrera de su hermano Gonzalo. El menor de los Higuaín debutó el 29 de mayo de 2005 frente a Gimnasia de La Plata. Al principio no tuvo continuidad, ninguno de los técnicos que lo tuvieron en el “Millo”, Astrada y Merlo, lo tenían en cuenta para el primer equipo.

La llegada de Passarella le cambió la vida al “Pipita”. El “Kaiser” le dio la confianza que necesitaba para mostrar todas sus virtudes y así logró continuidad en el primer equipo. Es un delantero veloz, con buena gambeta en velocidad y gran repentización para definir cerca del arco.

Su momento cumbre fue en el superclásico de 2006, jugado en el Monumental, en el cual River logró la victoria por 3 a 1 y el joven delantero convirtió dos goles mostrando todos su repertorio: uno de taco y otro dejando en el camino al arquero.

Sus buenas actuaciones hicieron que varios equipos grandes de Europa pusieran sus ojos sobre él. Finalmente, y envuelto en una polémica por su pase, fue el Real Madrid el que adquirió sus servicios, que lo presentó en el estadio Bernabeu el 21 de diciembre de 2006. Actualmente sigue jugando en el equipo merengue y es un de los goleadores del equipo en el que comparte cartel con Benzemá y Cristiano Ronaldo, entre otros. En los seis años que lleva en Madrid ya marcó más de 100 goles y es uno de los jugadores preferidos de la parcialidad madridista.

Sus buenas actuaciones le valieron las convocatorias a la selección Nacional Argentina, no sin antes verse envuelto en un inconveniente por su nacionalidad francesa, ya que el país galo no admite la doble ciudadanía y por lo tanto no pudo formar parte de la selección juvenil para la cual había sido citado. A su vez, también rechazó la posibilidad de vestir los colores franceses porque no quería perder la posibilidad de jugar para la Argentina.

Finalmente, en 2007, mediante un artilugio legal, logró obtener la doble ciudadanía y esto le permitió ser convocado por la Argentina, con la que jugó el Mundial de Sudáfrica 2010 y la copa América 2011, en las que formó el ataque con Messi, Agüero y Di María.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Válvula de alivio

Torneo Inicial – Fecha 18 – 02 de Diciembre 2012
River Plate 1 – Lanús 0
Ramón saluda en la previa (foto Télam)















El último partido como local del Inicial 2012 tenía varios condimentos para tener en cuenta y hacer de éste un partido atractivo.

Primero, la salida de Almeyda generó toda una revolución en los pasillos del Monumental, porque, una vez más, comenzaba a hablarse de un sucesor para el banco “Millonario” y, como siempre, el primer nombre que surgía era el de Ramón Díaz. Finalmente se confirmó la contratación del riojano y la dirección técnica, para esta fecha 18, estaría a cargo de Gustavo Zapata.

Además, River buscaba despedir el año de local con un triunfo y Lanús llegaba con un invicto de ocho partidos, luchando el campeonato y una victoria estiraba la definición a la última fecha. Para colmo, como si esto fuera poco, en el banco del equipo del sur estaban sentados los hermanos Barros Schellotto, situación que no pasó inadvertida para el público “Millonario”.

El “Chapa” hizo lo que tenía que hacer, puso a cada jugador en su posición y mantuvo un 4-4-2 ordenado, con la inclusión de Rojas por la banda izquierda del mediocampo, las variantes de Mercado como marcador central y Abecasis como lateral derecho y la vuelta de Barovero. Guillermo Barros Schellotto planteó un 4-3-2-1 con Valeri de organizador y Regueiro más suelto para sumarse al ataque con Romero.

Aproximadamente media hora antes de comenzar el encuentro, Ramón Díaz hizo su presentación en el Monumental. Salió al terreno de juego, rodeado de una multitud de periodistas, para saludar al público que lo esperó por poco más de diez años. Esta situación generó gran alegría entre los simpatizantes riverplatenses, que ven en el “Pelado” la esperanza de recuperar el pasado perdido. También hubo banderas de agradecimiento para el otro “Pelado”, Matías Almeyda, el hincha no se olvidó de él y le agradeció haber dejado todo para devolver a River a primera.

El partido pasó sin mucho para contar, el primer tiempo se vio un equipo ordenado, pero repitiendo las falencias que tuvo a lo largo del Inicial 2012, falta de creación, pelotazos y una excesiva dependencia de Ponzio. La única diferencia fue el orden táctico que se vio en el equipo, cada uno jugando en su posición y cumpliendo su rol a rajatabla.

Barovero volvió a ser el uno titular y justificó su regreso siendo una de las figuras del equipo. Tuvo varias tapadas magistrales que explican porque llegó para defender el arco más grande del mundo. La mejor, el mano a pie con Valeri que logró enviar al corner cuando comenzaba el segundo tiempo.

La defensa cumplió, estuvo prolija y expeditiva. El chico Martinez empezó un poco nervioso, con problemas para manejar la pelota y flojo en la marca. Los centrales estuvieron sobrios, Bottinelli fue de lo mejorcito y la vuelta de Abecasis le abre el camino para adueñarse del puesto, cumplió por el lateral y conformó un buen tándem con Carlos Sánchez.

La línea de volantes tuvo un buen rendimiento. El uruguayo fue, una vez más, de lo mejor del equipo, tuvo ida y vuelta y se complementó muy bien con Abecasis. Ponzio estuvo preciso y fue la voz de mando y Cirigliano sigue mostrando su irregularidad. Rojas cumplió, aunque fue de lo más bajo del medio, terminó el partido acalambrado y jugando de lateral izquierdo cuando salió Martinez para permitir el ingreso de Afranchino, que tuvo un buen aporte y puede ser recambio para el mediocampo.

Mora se subió al podio con el gol y encarando siempre a los defensores granates que nunca pudieron detenerlo, y Funes Mori sigue siendo esa ruleta extraña que nunca se sabe que puede hacer, por momentos trae a la memoria al “Cuki” Silvani, desperdicia situaciones inmejorables o saca una jugada de la galera. Ramón dijo que es un delantero para pulir, ojala lo logre en la pretemporada.

El gol de Mora llegó cuando faltaban 15 minutos para la finalización del encuentro y fue producto de un cabezazo preciso tras un tiro libre ejecutado excelentemente por Ponzio, similar al primer gol contra Independiente una semana atrás.

Hasta ese momento, Lanús había tenido las más claras y gracias al uno millonario el partido conservaba el cero. Tras el gol, River intentó aprovechar los espacios dejados por el granate que chocó con la ordenada defensa millonaria.

Así pasó el resto del encuentro, que se cerró con la expulsión de Pizarro, quien debió ver la roja un minuto antes por una agresión sin pelota a Mora delante del juez de línea que no fue advertida.

Con respecto al árbitro, tuvo un partido tranquilo, pero muy flojo en el carácter disciplinario. Sancionó bien las infracciones menores, pero no hizo un correcto uso de las tarjetas. En el primer tiempo debió enviar a las duchas a Regueiro por un pisotón a Ponzio que no advirtió y en el segundo tiempo, el uruguayo granate agredió a Mercado dentro de área y solo le mostró amarilla, también era de expulsión.

Aunque Ramón Díaz no estuvo en el banco, vio el partido desde un palco y se notó cierta mística en el ambiente, como si su sola presencia hubiera sido suficiente para mejorar a un equipo que venía a los tumbos. El rendimiento de River no fue vistoso, pero los jugadores estuvieron más sueltos, más relajados. 

Evidentemente el cambio descomprimió un poco la situación interna y la llegada del riojano absorbe parte de la presión que estaban sintiendo los protagonistas.

Para el último encuentro del campeonato, el técnico más campeón de la historia millonaria estará sentado en el banco. La ilusión se renueva. Se acaban las palabras.

Resúmen:
Goles: 31’ST Mora (Riv)
Incidencias: 45’+1’ST Expulsado Pizarro (Lan)
Arbitro: G. Defino (mal)
Figura del partido: M. Barovero (Riv) 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Pelado por Pelado

Almeyda y Díaz, los "Pelados"










Finalmente sucedió. Se cumplió lo que muchos pedían. Durante los últimos seis meses se venía escuchando, en las voces de periodistas e hinchas, en las redes sociales y en cuanto medio informativo era sintonizado en radio o televisión, el incesante clamor para que diera un paso al costado. Querían que Almeyda renunciara o lo “renunciaran”, insistían en que luego del ascenso debió marcharse con la gloria de haber devuelto a River a su lugar.

Le reprochaban que, tras sesenta partidos, no había encontrado el equipo que saliera de memoria, como si eso fuera a asegurar un triunfo, o que no había podido repetir los mismos once en una determinada cantidad de partidos.

Lo cierto es que, finalmente, el “Pelado” dejó de ser el técnico de River en una decisión tomada de común acuerdo con el presidente del club, según las declaraciones de los protagonistas, porque “era lo mejor para la institución”. Los flojos rendimientos y la falta de respuesta tanto dentro como fuera del terreno de juego llevaron el camino a un final que se preveía varias fechas atrás.

Lo curioso de todo, es que, tras su destitución, aquellos que reclamaban a los cuatro vientos la renuncia de Matías Jesús, exclamaban que su salida era una injusticia, que el presidente lo había despedido por teléfono y una cantidad de versiones que el propio Almeyda se encargó de desmentir en la conferencia que brindó en Ezeiza tras dirigir su última práctica.

Una vez finalizada la novela por su alejamiento del banco millonario, comenzó la danza de nombres para sucederlo.

Según los que siguen el día a día de los pasillos del Monumental, el preferido de Passarella era Ricardo Gareca, y en la lista también estaban Ramón Díaz, el favorito del pueblo riverplatense, Marcelo Gallardo, y hasta llegaron a nombrar a Alfaro, Troglio y Fossatti como alternativas, pero todos sabían que el hombre a buscar era el otro “Pelado”

El técnico campeón de América en 1996 se había encargado de manifestar en todos los medios su interés por volver al club de sus amores, dispuesto a olvidar todo tipo de diferencias con Daniel Alberto. Solo faltaba que este último decidiera levantar el teléfono.

Al día siguiente de la salida de Almeyda llegó el anuncio tan esperado. Díaz estaba reunido con Passarella en su casa y solo faltaba cerrar algunos detalles y firmar el contrato para que el arribo del técnico más ganador de la historia millonaria se hiciera realidad.

Así se concretó la llegada a Núñez del riojano más famoso, para iniciar su tercer ciclo en el club, único técnico en cumplir con esta estadística.

Aunque para la mayoría de los riverplatenses Ramón puede llegar a ser la solución a todos los problemas, lo cierto es que hay que ser cautos. Sus últimas experiencias como técnico, en San Lorenzo e Independiente, no fueron buenas, a tal punto que sus campañas forman parte de los números que hoy tienen a esos dos equipos peleando por no descender.

También es cierto que, excepto en su primera etapa en San Lorenzo, solo obtuvo títulos en el club millonario y que en esos pasos anteriores contaba con estrellas que hacían todo mucho más fácil, Francéscoli, Salas, Crespo, Ortega, Gallardo, Ayala, Saviola, Aymar, Angel, Yepes, Astrada, Berti, Burgos, Bonano y la lista sigue.

Hoy la realidad es otra. River viene de su peor mancha histórica, con mayoría de jugadores que les cuesta adaptarse o que no tienen el nivel que esta camiseta exige. Con resultados adversos, una dirigencia cuestionada y un hincha que cada vez tiene menos paciencia.

El desembarco del riojano en las costas de Núñez, lo único que garantiza es la espalda ancha para soportar más presión en caso de que los resultados no sean los esperados. Otro entrenador hubiera tenido tres o cuatro partidos y sería cuestionado. Ramón tendrá un poco más de tiempo para trabajar y, por ende, pasarán más fechas antes de que se empiecen a escuchar los rumores de la San Martín.

Con respecto al juego, es de la escuela clásica millonaria y de Angelito, de buen pie y juego asociado, dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de obtener los jugadores necesarios para lograr su cometido. Su idea la conocemos, también sabemos de su convicción para pedir refuerzos de nivel que sepan interpretar su propuesta. D’Alessandro es el primer nombre que surge y el que sin dudas será prioridad en el próximo mercado de pases, y un volante por izquierda comienza a convertirse en una necesidad impostergable. Según versiones, estos serían los dos primeros pedidos que le hizo el zurdo al “Gran Capitán”.

El cambio de técnico renueva la esperanza, aunque no garantiza la victoria, un poco de aire fresco y nuevas ilusiones, cambia el ánimo del hincha que ve su reclamo materializado con la llegada del “Pelado”.

Estadísticamente, los números de Ramón al frente del equipo millonario indican que tiene 302 partidos dirigidos, con 155 ganados, 80 empatados y 67 perdidos, 564 goles a favor y 347 en contra, eso da un total de 60,1% de efectividad, casualmente, casi el mismo porcentaje con el que se fue el otro “Pelado” (59,8%).