martes, 29 de octubre de 2013

No es negocio

Copa Sudamericana – cuartos de final – 29 de octubre de 2013
Lanús 0 – River Plate 0
Otra vez figura (foto Olé)
















Con esta modalidad de competencia, en la cual convertir un gol de visitante tiene más importancia a la hora de definir un empate en el marcador global, finalizar el primer encuentro con el tanteador en blanco, es negocio para el equipo local, que no recibió anotaciones y tiene la posibilidad de pasar de ronda con cualquier empate con goles.

Al finalizar el partido, Ramón Díaz enfatizó que están en deuda con el juego, y no hay mejor síntesis para este River que las palabras del entrenador. Pero no solo en este encuentro, sino que en lo que se lleva jugado en todo el semestre. Exceptuando algunos casos aislados, esa descripción es el común denominador de este equipo.

La definición sigue siendo la cuenta pendiente. Es el quinto partido en el cual el
Millonario no puede gritar un gol. Tuvo algunas situaciones claras, en los pies de Teófilo Gutiérrez, Manuel Lanzini y en la cabeza de Germán Pezzella, pero la imprecisión y un genial Agustín Marchesín, impidieron la apertura del marcador.

En contrapartida, las actuaciones de Marcelo Barovero siguen siendo el punto fuerte del Millonario, a tal punto de gritar su atajadas como si fueran goles, justificando ampliamente su contratación y disipando todo tipo de dudas sobre quién debe ser el dueño de los tres palos en las próximas temporadas.

El comienzo del partido fue auspicioso. El Millo se apoderó del balón e intento hacerlo circular para generar los espacios.  Pero con el correr de los minutos, Lanús comenzó a ganar confianza y a adelantarse en el terreno, y River retrocedió cada vez más, hasta terminar el primer tiempo aguantando muy cerca de su portería.

A pesar de ello, el equipo local no llegó a inquietar al uno riverplatense durante la primera etapa. Ya en el complemento, comenzaron a llegar con más claridad, y Trapito se erigió en la gran figura del encuentro, tapando varios mano a mano, a Pereyra Díaz y Lautaro Acosta, y haciendo gala de sus reflejos en un par de remates desde media distancia.

Mientras tanto, el equipo del riojano se perdía con pelotazos y regalaba infantilmente la pelota en el medio campo. De todos modos, tuvo las más claras en esta etapa: un mano a mano de Teo que definió muy desviado, y la muy buena jugada elaborada entre el colombiano, Federica Andrada y Manuel Lanzini, que contuvo el uno granate.

La pregunta es: ¿porque, si en el comienzo del partido intentó dominar el juego, con el correr de los minutos se fue replegando en vez de insistir con esa intención? A este respecto se pueden concluir dos cuestiones.

La primera es que, conscientes de sus limitaciones, y al ver que no pueden convertir mientras tienen el control del partido, deciden aguantar el cero en su arco y tratar de aprovechar alguna jugada de contragolpe o alguna pelota parada.

La segunda es asumir que el cansancio los obliga a replegarse, pero sería inverosímil tomar en cuenta esta consideración, ya que, al ser jugadores profesionales, no deberían sentir cansancio a los quince minutos de partido, y menos  jugando uno por semana. Entrenan todos los días y viven de esto, con lo cual el cansancio no es una razón de peso.

Lamentablemente, uno de los bastiones defensivos de este equipo no podrá ser de la partida en la revancha, ya que Eder Álvarez Balante fue expulsado. El encuentro será vibrante y emotivo, en el cual hay muchas combinaciones posibles. Solo si se repite este marcador, se llegará a la definición por penales, instancia no muy recomendable para los de Núñez, de lo contrario, alguno de los dos obtendrá el boleto a la semifinal y el pasaporte al repechaje por la Copa Libertadores.

A River solo le sirve ganar, así que habrá que esperar una semana más, rogando que el equipo del Pelado se pueda reencontrar con el gol, de lo contrario, será muy difícil cumplir con los objetivos planteados.

Formaciones:

Lanús: Marchesín; Araujo, Goltz, Izquierdoz, Velázquez; Ayala, Ortiz, Somoza, González; Pereyra Díaz y Silva. DT: Gmo. Barros Schellotto

River Plate: Barovero (9); Mercado (5), Pezzella (6), Balanta (4), Vangioni (5); Carbonero (4,5), Ponzio (4), Kranevitter (4,5); Lanzini (3); Andrada (4,5) y Gutiérrez (5). DT: Ramón Díaz

Ingresaron: 21′ST Ferreyra (4) por Lanzini; 25′ST Mora (4)por Andrada; 47′ST Maidana por Gutiérrez

Resumen
Goles: no hubo
Incidencias: 43’ST expulsado Álvarez Balanta
Arbitro: S. Trucco (aceptable)
Figura: Barovero (Riv)

miércoles, 23 de octubre de 2013

Hacelo que no vale

Torneo Inicial 2013 – Fecha 13 – 23 de octubre de 2013
Atético Rafaela 0 - River Plate 0 
Pezzella se consolida en la zaga (foto Olé)
















Es inaudito. Nunca visto lo que le está pasando a River. A las carencias que presenta el equipo, hay que sumarle los horrores arbitrales que privaron al Millonario de puntos importantes, que le hubieran permitido estar más arriba en la tabla.

Está instalado que por ser un grande no se puede quejar de las malas decisiones, que eso es “llorar”, que siempre fue beneficiado por los colegiados, y un sinfín de estupideces que no justifican los paupérrimos arbitrajes que se están viendo cada vez que juega el equipo de Ramón Díaz.

Parece contradictorio decir que el Millo sigue sin hacer goles y, a la vez, afirmar que le mal anularon dos tantos completamente lícitos por posiciones adelantadas inexistentes, y es allí, en el error, donde se explica esta afirmación.

El primero fue considerar adelantado a Carlos Carbonero, que bajó la pelota de cabeza para Rodrigo Mora y definió de volea cruzándola de palo; y el segundo, más grave aún, cobrado tras ejecutar un tiro de esquina donde la pelota rebota en Adrián Bastía y deja solo a Eder Balanta que define al gol.

En una época, la recomendación era dejar seguir la jugada ante la duda. Al parecer, en estos casos, prefieren cobrar lo que no existe, que arriesgarse a que sea una equivocación la continuidad de la jugada.

Lo curioso es que siempre se ve en los partidos del equipo del Pelado. Aquel adelantamiento de Barovero en el penal contra San Lorenzo; la posición adelantada de Furch en el empate de Arsenal (ahí si dejaron seguir ante la duda); los dos goles de hoy; y el sinfín de oportunidades en las que se ve que el juez gesticula que vio mano pero que no es penal.

También llama la atención la pasividad de los jugadores ante estas situaciones, ninguno protesta, el capitán no dice nada y ninguno habla con el árbitro, tal vez alineados con el discurso del técnico de no hablar de ellos, pero los errores se repiten y el Millonario sigue dejando puntos en el camino.

Es cierto, las frías estadísticas dirán que el conjunto del riojano pasó otro encuentro sin convertir, pero la realidad es que, en este caso, no fue por impericia de sus jugadores, sino por la de los jueces asistentes que levantaron la bandera equivocadamente.

En los noventa minutos fue River el dominador absoluto del juego. Mostro uno de los mejores rendimientos a nivel colectivo y evitó que Rafaela pudiera hacer su juego, obligándolo a lastimar solo con las contras, que fueron pocas y bien neutralizadas por la pareja Pezzella-Balanta.

El Millo intentó tocar, asociarse y rematar de media y larga distancia. Así, construyó las jugadas más claras y tuvo las mejores oportunidades para convertir, pero el palo, el arquero Conde, la ineficiencia y los jueces (no precisamente en orden de importancia), impidieron la apertura del marcador.

Como pasa habitualmente, al no poder romper el empate, los jugadores comienzan a entrar en un embudo que es un festín para los defensores rivales. Pelotazos sin sentido, pases errados y errores infantiles son el combo que se repite cuando el partido se está terminando.

Así se van los últimos minutos, y River no encuentra las respuestas que le permitan sumar de a tres. Esta vez hizo los goles, pero si antes tenía que patear diez veces para hacer uno, ahora parece que tiene que hacer tres para que se le cobren.

Ahora hay que poner los ojos en la Copa Sudamericana, ya que el próximo martes visitará a Lanús en el choque de ida de los cuartos de final. Ojalá que para ese encuentro se le seque la pólvora y le convaliden los tantos, si los convierte.

Formaciones 

Atlético Rafaela: Conde; Rodales, Niz, Garcé, Erramuspe, Eluchans; Ferreira, Bastía, Canhué; Albertengo y Vera. Director Técnico: Jorge Burruchaga.

River Plate: Barovero (6); Mercado (6), Pezzella (8), Balanta (7), Vangioni (4); Carbonero (6), Ponzio (5), Rojas (4); Fabbro (5); Mora (5), Gutiérrez (4). Director Técnico: Ramón Díaz

Ingresaron: 21’ST Ferreyra (5) por Rojas; 29’ST Andrada por Mora; 32’ST Lanzini por Vangioni.

Resúmen
Goles: no hubo
Incidencias: no hubo
Arbitro: A. Merlos (mal)
Figura: Pezzella (Riv)

lunes, 21 de octubre de 2013

Karma Penal

Torneo Inicial 2013 – Fecha 12 – 20 de octubre de 2013
River Plate 0 – Belgrano (Cba) 0  
imagen repetida (foto DYN)















No se entiende. Es inexplicable. Hace un par de semanas tuve la oportunidad e ingresar al campo de juego del Monumental y, no se porqué, decidí ir a pararme debajo del arco que da a la tribuna Sívori. ¡Me pareció enorme! Automáticamente pensé: “¿cómo puede ser que los jugadores le erren?”

Definitivamente, River está condenado al empate en cero o a la mínima diferencia, ya sea a favor o en contra. Es increíble lo que cuesta hacer un gol. Ayer, una tal Sebastián Blázquez, de larga trayectoria en equipos menores, fue la figura del partido, con poco, por algunas virtudes propias y, mayormente, por la impericia de los definidores riverplatenses.

Ramón Díaz pudo alinear al tridente ofensivo que llegó para este campeonato, Jonathan Fabbro, Rodrigo Mora y Teófilo Gutiérrez. Los tres tuvieron un partido con actuaciones desdibujadas.

Al ex Cerro Porteño se lo notó participativo, movedizo y más rápido que en sus primeros partidos, pero con el correr de los minutos, y a medida que el rival se iba cerrando, se fue apagando su participación. Fabbro necesita de espacios, y cuando no los tiene, pierde la pelota fácilmente.

El uruguayo nunca volvió a ser el que se vio en la etapa de Matías Almeyda, hasta erró un gol increíble debajo del arco.

Teo sale mucho del área y son pocas las veces que queda de cara al gol, tuvo el penal y lo pateó a las nubes.

Extraño karma el que tiene el Millonario con los tiros desde los doce pasos. A los errores arbitrales a la hora de sancionarlos, hay que sumar que, cuando los pitan, los ejecutantes se encargan de desperdiciarlos. Es el tercer penal consecutivo que el Millo tiene contra el equipo cordobés, y todos fueron mal logrados (Pavone, Funes Mori y Gutiérrez). Además, de las últimas ocho ejecuciones, solo convirtió tres, Lanzini contra Godoy Cruz, Trezeguet a Atlético Tucumán y Domínguez versus Aldosivi; y erraron Cavenaghi (Atlanta), Domínguez (Patronato), Trezeguet (Alte. Brown), Funes Mori  (Belgrano) y Gutiérrez (Belgrano).

Futbolísticamente hablando, mucho no se puede decir. El equipo del Pelado fue de mayor a menor, y los errores en la definición fueron derrumbando sus intenciones ofensivas, hasta convertirse en un equipo que fue a los ponchazos.

Definiciones defectuosas debajo del arco, tiros en los palos o desviados por el arquero y penales errados, forman un coctel difícil de digerir durante noventa minutos. Los jugadores lo sienten así y se nota. El rival lo ve así y lo aprovecha, sobre todo aquellos que son especialistas en cerrarse atrás y jugar con la desesperación contraria.

Esa desesperación hace mella con el correr de los minutos, y los errores en los últimos metros se acrecientan, el equipo se adelanta, el rival achica los espacios y las contras son cada vez más peligrosas, dejando a los delanteros rivales mano a mano con Marcelo Barovero.

El uno Millonario sigue siendo uno de los puntos más altos de este equipo, un arquero a la altura de los grandes de antaño, de esos a los que le llegan poco y casi siempre responde con solvencia y seguridad.

Es apropiada la idea de incluir a Leonardo Ponzio, que no tuvo una labor destacada, de cinco si el enganche va a ser el hombre de la selección paraguaya. Su escaso despliegue puede ser reemplazado por la movilidad del rosarino. En cambio, con Cristian Ledesma, quedaría una zona de volantes muy lenta.

El nivel de Ariel Rojas no está justificando su presencia en el equipo. Se lo ve impreciso y no tiene el despliegue para jugar como volante por izquierda, le sienta mejor el papel de doble cinco, que favorece a Leonel Vangioni cuando juega de lateral izquierdo.

Ayer faltó el ex Newell´s y se notó. Ramiro Funes Mori viene de una larga inactividad, no tiene buena proyección jugando de tres y cuando pasó, sus centros fueron muy defectuosos.

El riojano podría darle una posibilidad a Martín Aguirre. El ex Olimpo mostró tener buenos desempeños hasta que la lesión lo alejó de las canchas. Es un jugador que puede aportar marca; despliegue en el medio, ya sea con Ponzio o con Ledesma; tiene buen remate externo; ha mostrado ser un buen pasador; y se suma al ataque con criterio.

El Pelado tendrá que ensayar algunas variantes más y encontrar la forma de que sus hombres se tranquilicen cuando están de cara al arco de enfrente, deberán practicar definición y ver si pueden revertir este paupérrimo promedio de gol, que es el peor en la historia de River.

Formaciones

River Plate: Barovero (7); Mercado (6), Pezzella (5), Balanta (5), Funes Mori (4); Carbonero (6), Ponzio (4), Rojas (4); Fabbro (5); Mora (4), Gutiérrez (4,5). Director Técnico: Ramón Díaz

Ingresaron: 11’ST Andrada (4) por Mora; 27’ST Lanzini (4) por Funes Mori; 33’ST Ferreyra por Rojas.

Belgrano (Cba): Blázquez; Barrios, Lollo, Aveldaño, Alvarez; Pittinari, Farré, González, Velázquez; Márquez, Pereyra. Director Técnico: Ricardo Zielinski.

Resúmen

Goles: no hubo
Incidencias: 5’ST Gutiérrez (Riv) tiró un penal desviado
Arbitro: D. Ceballos (aceptable)
Figura: Blazquez (Bel)
El mejor de River: Barovero


lunes, 14 de octubre de 2013

Patinando en una pesadilla

Torneo Inicial 2013 – Fecha 11 – 13 de octubre de 2013
Newell’s  1 – River Plate 0
Un equipo cabizbajo (foto Olé)













El título de esta crónica es una imagen de River en este torneo. El campeonato ha pasado de ser un sueño a una pesadilla, con un equipo que muestra a muchos jugadores con un nivel pobrísimo y con una alarmante falta de carácter para sobreponerse a la adversidad.

Ya huelgan las palabras. Es redundante decir que el equipo de Ramón Díaz no juega a nada, que no patea al arco, que no se le cae una idea y que le cuesta horrores generar una jugada asociada o un pase en profundidad para sus delanteros que, obviamente, nunca encontrarán el gol. Muestra de ello son los escasos ocho goles en once fechas que tiene el equipo.

A todo esto, agregarle que ni siquiera tiene un poco de suerte o fortuna que lo acompañe. El domingo pasado no mereció perder y los palos le negaron, por lo menos, el empate, y este domingo mereció una derrota mucho más abultada, pero en ambos casos el marcador final fue el mismo.

El Millonario fue goleado, futbolísticamente hablando, por el mejor equipo argentino del último año. Newell’s tocó la pelota a su antojo, presionó en toda la cancha y la visita nunca supo qué hacer con la pelota. Quedó evidenciado que los hombres del riojano no saben presionar y cubren espacios sin poner intensidad en la marca, entonces, esa supuesta presión, es infructuosa.

En cambio, mostró ser fácilmente presionable. La falta de movilidad de los jugadores de la banda facilitaba considerablemente el trabajo de los rosarinos, que nunca dejaron jugar con comodidad al once del Pelado.

Además de lo futbolístico, sorprenden algunos detalles, que dejan de ser tales a la hora de entrar al terreno de juego. En el Parque, los hombres de River parecían tener patines, y no es la primera vez que sucede. Ya se viene observando este problema hace varias fechas. Resbalones de Eder  Alvarez Balanta y de Leonel Vangioni, entre otros, generaron situaciones de peligro que los rivales mal lograron.

Son pocas las cosas de las cuales los jugadores profesionales tienen que estar pendientes, el reconocimiento del terreno de juego y los tapones a utilizar son dos de ellas y, al parecer, no le están dando la debida importancia.

Lamentablemente, en el gol del local, la pelota queda flotando en el aire y Marcelo Barovero no llego a rechazarla porque, cuando quiso salir, se resbaló y debió reacomodarse, perdiendo un tiempo y permitiendo el cabezazo goleador de Víctor López.

Después, no hubo mucho más para comentar. River no lastimó y Newell´s toqueteó permitiendo el “ole” de su hinchada. Situación que si fuera al revés, terminaría indefectiblemente en el empate del equipo rival.

Y aquí entra la tercera arista de este análisis. La falta de carácter de los hombres que se ponen el manto sagrado. Hace un tiempo, Ramón habló de la falta de respeto de los árbitros hacía la institución que, dicho sea de paso, ayer no le cobraron otro claro penal, que solo hubiera maquillado una actuación paupérrima.

Pero los jugadores también se empeñan en demostrar que no respetan ciento por ciento a esta camiseta. No hay un jugador que le hable al juez. Ya se toma con naturalidad que a River no la cobren un claro penal, ningún hombre le protesta o le hace sentir al árbitro que está dirigiendo al equipo más campeón del país. 

Ningún jugador tiene el ímpetu de tomar la lanza y sacar el equipo adelante, con empuje, con carácter, para arrinconar al adversario, a pesar de sus limitaciones. Hay capitanes dentro de la cancha, pero no hay una voz de mando que imponga respeto y autoridad. Así se hace todo mucho más difícil.

El campeonato ya quedó muy lejos. Restan 24 puntos en juego y el Millo está a doce del puntero. Ahora solo deberá sumar para no sufrir de cara al futuro. Tiene catorce puntos y necesita al menos quince más para llegar al receso de verano sin la soga al cuello.

Además, si en la Sudamericana pasa a Lanús, se clasificará para Libertadores 2014, lo que seguramente distraerá su atención en el próximo torneo local. Pero para todo eso falta mucho y forma parte de un sueño que, ojalá, no se convierta en otra pesadilla.

Formaciones

Newell’s: Guzmán; Cáceres, V. López, Heinze, Casco; P. Pérez, Villalba, Bernardi; Tonso; Figueroa y Muñoz.

River Plate: Barovero (5); Vega (6), Pezzella (5), Balanta (4), Vangioni (5); Ponzio (4), Ledesma (3,5), Ferreyra (4); Lanzini (4); Andrada (6), Simeone (4).

Ingresaron: 0’ST Kranevitter (5) por Ledesma; 20’ST Carbonero (4) por Simeone;  48’ST Bottinelli (4) por Vangioni.

Resúmen

Goles: 57’ST V. López (New)
Incidencias: No hubo
Arbitro: J. P. Pompei (regular)
Figura: Bernardi (New)
El mejor de River: Andrada

miércoles, 9 de octubre de 2013

Luis María Rongo






















¿Cuánto valdría hoy un jugador que tuviera más de un gol por partido? ¿Cuántos partidos jugaría en Primera un artillero que convirtiera dos tantos o más en cada uno? Y peor aún, ¿qué pasaría si el rompe redes en cuestión no tuviera la titularidad asegurada? ¿Si fuera relegado por otros delanteros, tan potentes y efectivos como él? Sería un verdadero problema para el entrenador, un lindo problema, como les gusta decir cuando se encuentran ante una situación semejante.

En 1935, River Plate contaba con una camada de jugadores que desplegaban un fútbol vistoso. Las presencias de Bernabé Ferreya y Carlos Peucelle, llegados a principios de la década del treinta a cambio de cifras astronómicas, lo habían catalogado como el Millonario. Además, de las inferiores se estaba consolidando José Manuel Moreno y comenzaba a hacer sus primeras armas Adolfo Pedernera .

Pero también había un juvenil cuya carrera no deslumbró por la presencia de esos monstruos. Todos los números que el Mortero de Rufino tenía en primera, eran replicados por este juvenil, rubio y espigado, que transitaba las categorías menores.

Un día Ferreyra se lesionó, y allí estaba el joven cordobés, agazapado, esperando su oportunidad. El debut de Luis María Rongo fue el 1 de septiembre de 1935, y el rival, nada menos que Boca Juniors. Su estreno no podía ser mejor, el artillero conquistó el gol del empate, comenzando a convertirse en verdugo del equipo xeneize.

A partir de allí, a pesar de no tener continuidad, no pararía de marcar ante cada oportunidad de mostrarse. Ese certamen lo terminó con cinco goles en cuatro presentaciones, tres de ellos en un partido a Gimnasia de La Plata, y ya sentía que podía ocupar un lugar entre los hombres de primera.

Lamentablemente para él, Bernabé se recuperó, y tuvo que volver a las fuerzas básicas, y así, nunca pudo hacerse del puesto. Las presencias de las grandes estrellas con las que contaba River en esa época lo relegaron a pelear siempre por un lugar.

Así, a mitad de la temporada de 1937, pasó a préstamo a Argentinos Juniors por seis meses, para luego regresar al Millonario. Ese año logró coronarse campeón con la banda e irse al descenso con el Bicho, ya que había formado parte de ambos planteles.

En River alcanzó un record similar al del Mortero, tener más anotaciones que partidos jugados,  a pesar de la falta de continuidad, que pedía a fuerza de goles en cada presentación.

Este gringo rubión, de pelo engominado y potente remate, anotó la friolera de 58 tantos en 49 partidos, más de uno por encuentro, muchos de ellos aprovechando la violencia de sus tiros.

Tras seguir en la banda hasta 1940, y gracias a su romance con la red, el Fluminense le hizo una oferta imposible de rechazar, y se llevó sus goles al país del “jogo bonito”.  Allí jugó un año y plasmó otro record: anotó seis goles en un mismo encuentro, marca que aún no ha sido superada. Además, revalidó los pergaminos que lo llevaron al club carioca, 36 goles en 25 encuentros.

Luego volvió a la Argentina para vestir los colores de Platense y pasear su fútbol, poco vistoso pero efectivo, por Temperley, Excursionistas y San Telmo, donde finalmente se retiró a los 32 años.

Además de haber logrado dos campeonatos con el conjunto Millonario (1936 y 1937, aunque recientemente AFA reconoció una nueva estrella en 1936), entre sus logros personales se encuentra:

  • Siete goles a Boca
  •  Cinco “hattricks”
  •  Diez dobletes
  • Una vez con cuatro goles (el 30/10/1938 en un 5-1 a Atlanta)
  • Una vez con cinco goles, record que comparte con Leopoldo Jacinto Luque, en un 8-0 a Ferro el 23/4/1939
  • De los cinco tripletes, tres fueron en forma consecutiva (el 7/8/1938 3-2 a Racing; el 14/8/1938 5-1 a Huracán; y el 21/8/1938 3-1 a Vélez)
  • Su temporada más prolífica fue la de 1938, donde consiguió 33 goles en 20 partidos
Seguramente, un artillero como este, hoy en día duraría muy poco en la primera de un equipo. En aquellos tiempos, tuvo que irse a otro país en busca de continuidad, y River dejó de lado a un valor que pudo dar mucho más por la banda roja, solo que delante de él estaba el fantástico Bernabé Ferreyra.

domingo, 6 de octubre de 2013

Con nada

Torneo Inicial 2013 – Fecha 10 – 06 de octubre de 2013
Rive Plate 0 – Boca 1
Ramón sin respuestas (foto Olé)













Así ganó Juniors, sin proponer absolutamente nada. Se encontró con el gol en su tercera llegada al arco y después se dedicó a defender y hacer tiempo, con Agustín Orión como estandarte, y con Germán Delfino como cómplice, que los dejó tirarse, demorar y tardar hasta un minuto en ejecutar cada infracción, lateral o saque de arco.

River pudo empatarlo, pero no tuvo la suerte ni la claridad para derrotar al uno xeneize. De esta manera, se aleja definitivamente de la lucha por el campeonato y suma una derrota que duele.

Duele porque es el clásico rival, el único partido del año que hay que ganar como sea. Duele porque durante la semana se habló de los problemas que habían tenido ellos para conformar el equipo. Duele porque River no pudo vulnerar a una defensa compuesta por Claudio Pérez, que una estaca tiene más movilidad que él; por Jesús Méndez improvisado en el lateral derecho; y por el juvenil Zárate, que no debe tener más de cuatro partidos en primera, en el lateral izquierdo. Duele porque ante estas ventajas, el equipo del Pelado nunca desbordó a los laterales, nunca arrinconó al adversario, nunca se lo llevó por delante. También duele porque tres de sus principales figuras estaban en una pierna, y así y todo, no se lo pudo ni siquiera empatar.

Además duele porque había 60000 personas esperando que los jugadores dejaran todo en la cancha, y se vio que con el tiempo iban perdiendo claridad, que no sabían cómo entrarle a un equipo que, después del gol, se dedicó a refugiarse y a hacer tiempo en cada pelota o saque de arco que tenía a favor.

Sabido es que al Millonario se le complica horrores cuando el rival juega a no jugar. El típico planteo que hacen los equipos que vienen al Monumental cuando se sienten inferiores. Por lo tanto, cae de maduro que el problema sigue siendo el equipo del riojano, que no encuentra la forma de vulnerar este tipo de esquemas.

Sin dudas que River tuvo más oportunidades de convertir. Sin mostrar un juego vistoso y atildado, mereció más. Tuvo esa ráfaga de diez o quince minutos por tiempo en los cuales mereció convertir un gol. Pero no pudo lograrlo, los palos jugaron a favor de Orion, y el apuro les terminó jugando en contra.

La diferencia fue la contundencia. Factor que viene siendo determinante en los superclásicos modernos. River ataca y no aprovecha sus chances, Boca llega tres o cuatro veces y convierte, una o dos, y se lleva más de lo que merece.

Por lo que se ve domingo tras domingo, el Millonario no es más que esto, no puede dar mucho más que esto. Si no aprovecha esos minutos en los cuales genera varias ocasiones de gol, comienza a apagarse y le cuesta horrores encontrarse con la victoria. Así le ocurrió con All Boys y Lanús, encontró el gol y ganó, y también con Boca, lo sufrió en contra y no supo cómo remontarlo.

Otro elemento a tener en cuenta es la pasividad y falta de despliegue del medio campo en determinadas situaciones. Hay partidos que son para jugarlos con paciencia, moviendo la pelota, y para ello son claves Cristian Ledesma y, en menor medida, Ariel Rojas. Pero hay ocasiones en las que los volantes deben tener dinámica, mostrarse, pasar, tener ida y vuelta, y en esos partidos, como hoy, son más importantes jugadores como Leonardo Ponzio y Matías Kranevitter, que al buen juego y distribución, le suman despliegue y llegada al arco de enfrente. De esta manera, se rompe la línea media, se obliga a los defensores a salir un poco y se contribuye con la generación de espacios en ofensiva, que permitiría a los delanteros encontrarse con más libertad para controlar y definir.

También es importante estudiar las estadísticas. Sabiendo que varios jugadores auriazules estaban entre algodones, había dos hombres a los que no había que darle espacios: Juan Manuel Martínez, por su desborde y habilidad; y Emanuel Gigliotti, que ya le había convertido tres goles a River, en el Monumental y con tres camisetas distintas (Atlético Tucumán, All Boys y Colón). Bueno, fueron ellos los autores del gol, el primero con un desborde y centro atrás, y el segundo con un anticipo dentro del área chica y definición al segundo palo.

Lamentablemente no se pudo. Bianchi puso en cancha el equipo que tenía, Ramón el que quería y, con nada, la visita se llevó los tres puntos y dejó a River lejos del campeonato y con una derrota que obliga a replantear algunas cosas de cara al futuro.

Formaciones

River Plate: Barovero (6); Mercado (4), Maidana (4), Balanta (6), Vangioni (6); Carbonero (5), Ledesma (5), Rojas (4); Lanzini (4); Andrada (5), Gutiérrez (7).

Ingresaron: 0’ST Ponzio (4) por Maidana; 11’ST Mora (5) por Andrada;  18’ST Ferreyra (5) por Rojas.

Boca: Orion; Méndez, Díaz, Perez, Zárate; Gago, Erbes, Sánchez Miño; Riquelme; Martínez, Gigliotti.

Resúmen

Goles: 22’PT Gigliotti (Boc)
Incidencias: No hubo
Arbitro: G. Delfino (aceptable)
Figura: Orión (Boc)
El mejor de River: Gutiérrez.