lunes, 30 de noviembre de 2015

Campeonato 1956

Siempre en el podio

El plantel campeón de 1956















Tras recuperar la hegemonía en 1955, River Plate buscaba alzarse con el certamen de 1956 para, una vez más, ser bicampeón del fútbol Argentino.

Para esta ocasión, el conjunto dirigido por José María Minella solo incorporó a Carlos Lara, delantero de Ferro, y contó con el regreso al club de Omar Rossi, a préstamo en Huracán. Además, perdió a una de sus figuras: Walter Gómez se marchó al Palermo de Italia.

Fueron dieciséis equipos los que participaron de la Primera División, que se enfrentaron todos contra todos en dos rondas de quince fechas. La temporada comenzó el 15 de abril, y el fixture, en una situación hoy en día impensada, tenía preparados dos desafíos de alto voltaje: Independiente y Boca serían los dos primeros rivales el Millonario.

Los triunfos en los dos clásicos, el primero en condición de visitante por 1 a 0 (Russo –Riv-) y el segundo como local por 2 a 1 (Zárate y Labruna –Riv-; Angelillo –Boc-), lo perfilaron como un firme candidato a revalidar el título de 1955. A partir de allí, y hasta la octava jornada, el Millo obtuvo tres triunfos y dos empates. Racing Club puso fin al invicto al derrotarlo 4 a 2 en Avellaneda y logró alcanzarlo en la cima de las posiciones, junto con Boca Juniors, con doce puntos.

En las jornadas siguientes, la primera colocación pasaría de manos entre estos tres equipos. En la fecha once, tras vencer San Lorenzo, River volvió a tener la punta en soledad, ya que el xeneize había caído en su cancha contra Rosario Central.

Luego de tres empates consecutivos, el Millo terminó la primera rueda con un triunfo frente a Estudiantes de La Plata, resultado que le permitió ser líder, junto a su archirrival de la ribera, con 22 unidades, uno más que Lanús, su sorprendente escolta, y dos más que Racing y Vélez.

El comienzo de los desquites no podía ser mejor, la goleada a Independiente le permitió ser el único líder, gracias a la derrota de Boca frente a Vélez. La revancha del superclásico fue para los auriazules, volviendo a emparejar a ambos conjuntos en la tabla de posiciones, junto con Vélez Sarfield, que alcanzaba este hito por primera vez en su historia en el profesionalismo.

Una vez más, mostrando la paridad existente en el certamen, las alternativas en la parte alta de la tabla serían muy cambiantes. Cada fin de semana que pasaba, encontraba a un nuevo equipo en lo más alto. Así, entre las fechas 17 y 20, fueron líderes Boca, River, Racing y Lanús.

El conjunto Granate se mantuvo en la máxima colocación hasta la jornada 23, cuando empató con Vélez en Liniers, permitiéndole a River alcanzarlo tras derrotar a Racing Club por 2 a 1. Luego de la caída en el superclásico, el conjunto de la banda acumuló cuatro triunfos, un empate y una derrota, manteniéndose cerca de los distintos líderes.

El plato fuerte de la fecha 24 fue el enfrentamiento entre ambos líderes: el sorprendente Lanús, que había mostrado un juego vistoso y efectivo, contra el último campeón, River Plate. A pesar de ser dominado en la primera mitad, a tal punto de irse al descanso en desventaja por un gol, el conjunto de Núñez logró revertir el resultado y alzarse con una victoria por 3 a 1 (A. Rojas –Lan–; Loustau, Sánchez y Labruna –Riv–) que sería decisiva para lo que quedaba del certamen.

Ese equipo de Lanús fue conocido como “Los Globetrotters” y su formación base estaba compuesta por: Vega; Prato, Beltrán; DaponteGuidiNazionale; Carranza, Lugo, Alfredo RojasUrbano Reynoso y Moyano.

La victoria del Millonario en el sur le permitió sacar una luz de ventaja sobre su perseguidor, que a partir de allí no puedo recuperarse para alcanzar al conjunto de la banda. En la siguientes cuatro jornadas, el Millo obtuvo dos victorias y dos empates, mientras que el Granate cosechó dos victorias, un empate y una derrota.

River llegó a la fecha 29 con una ventaja de tres puntos sobre su perseguidor y, si conseguía una victoria en el Monumental, se consagraría campeón nuevamente. El partido fue una fiesta, el conjunto local apabulló a su rival por 4 a 0 (F. Vairo, N. Rossi, Labruna y Sívori –Riv–) y terminó dando la vuelta olímpica en su casa.

Aquella tarde los equipos formaron de la siguiente manera:

River Plate: A. Carrizo; A. Pérez, F. Vairo; Mantegari, N. Rossi, O. Rossi; N. Menéndez, Sívori, Prado, Labruna y Loustau.

Rosario Central: Ormeño; Biagioli, Cardoso; Álvarez, Minni, J. Poi; Mottura, Apiciafuocco, Gauna, Castro y Giménez.

La derrota en el último partido frente a Estudiantes de La Plata solo sirvió para completar el calendario de un campeonato que River ganó de punta a punta, manteniéndose en las primeras colocaciones a lo largo de todo el certamen y luchando palmo a palmo a con un equipo de Lanús que sorprendió a propios y extraños.

Los números del campeón:

PJ
PG
PE
PP
GF
GC
PTS
30
17
9
4
61
32
43

El segundo puesto fue para Lanús, que culminó con 41 puntos, completando la mejora campaña de su historia hasta esos días.

Los goleadores del campeonato fueron Juan Castro de Rosario Central y Ernesto Grillo de Independiente con 17 goles cada uno. El máximo artillero de River fue Enrique Omar Sívori con 10 anotaciones, seguido por Ángel Labruna con 9 y Héctor Zárate 8.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Quemados

Copa Sudamericana 2015 – Semifinal vuelta – 26 de noviembre de 2015
Huracán 2 (3) - River Plate 2 (2)

Mora, autor de un doblete (foto www.conmebol.com)















Ya está, se terminó. Hace tres meses que estos jugadores están esperando que llegue este momento. Primero fue el calvario del torneo de 30 equipos, y ahora la Copa Sudamericana. Tal vez, la Copa más fácil que podría haber jugado River en su historia y, sin embargo, por la desidia, el desgano y el “no importa total vamos a Japón”, la dejó escapar.

Huracán fue un rival digno y obtuvo la clasificación merecidamente. Fue mejor que el Millo en el Monumental, aunque el gol fue por otro error defensivo, y lo superó durante sesenta minutos en el partido revancha. Solo el poder de las individualidades propias y el desgaste ajeno, le permitieron al equipo de Gallardo ponerse a tiro de la clasificación.

El análisis del partido comienza en la formación de los equipos. Domínguez apostó a los mismos nombres que le habían dado la victoria en la ida, mientras que el Muñeco prefirió experimentar con una formación que nunca había probado.

El resultado estuvo a la vista: en 25 minutos perdía 2 a 0 y podría haber recibido muchos más goles. Un doble error entre Maidana, que perdió siempre con Abila, y Barovero, que la dejó muerta en los pies de Toranzo, le permitieron al ex River abrir el marcador. Otro error defensivo dejó sólo a Wanchope que, de cara a Trapito, solo tuvo que sortearlo para definir solo debajo del arco.

Las apreciaciones respecto del rendimiento de River ya son reiterativas desde que volvió de ganar la Suruga Bank. Siempre parece que no puede tener un rendimiento más bajo, y así como hace seis meses jugaba cada vez mejor, ahora lo hace cada vez peor. Con Independiente, por el torneo local, había sido el mas pobre de la era Gallardo, se superó en Chapecó y volvió a superarse en esta revancha contra el Globo.

La reacción del final habla a las claras de que, si se lo proponen, estos jugadores pueden dar mucho más, pero no pueden regalar tantos minutos y cometer tantos errores. Los tres goles del Globo fueron por gravísimos errores defensivos. Además, en esta serie, River regaló 150 minutos, que si los hubiera jugado como en los últimos treinta, tal vez estaríamos hablando de una nueva final internacional.

Ahora si podrán pensar tranquilamente en Japón. En ese Mundial que se metió en la cabeza en agosto y que no los dejó pensar en otra cosa, aunque tuvieran la posibilidad de seguir quedando en la historia grande de la institución. La bronca, como se dijo al principio, es porque esta copa se presentaba como las más fácil de las tres que jugó en el último año y medio, con rivales de poco renombre internacional y sin clásicos en el medio.

Pero Huracán se ha transformado en la bestia negra de Marcelo Gallardo. No pudo ganarle ninguno de los cuatro partidos que jugaron en el año. Perdió dos y empató dos. Las dos derrotas significaron perder dos copas: la Supercopa Argentina y la eliminación en semifinales de la Sudamericana.

También quedará para otro análisis la actitud de los jugadores y el trabajo que se hace en otras áreas. Los problemas para retener hombres claves, la dificultad para renovar contratos, los problemas extrafutbolísticos, las ventas prematuras de algunos jugadores (entendiéndose por prematuras el seguir en el club cuando ya están vendidos), las diferencias entre jugadores, cuerpo técnico y dirigentes y otras cosas que no se conocen por los buenos resultados obtenidos hace tres meses, también hacen mella en el plantel.

Ahora hay que viajar al Mundial de Clubes con la preocupación de tener un rendimiento muy bajo y con la sensación de que cualquiera pueda ganarle a este equipo. Que todo el mundo está empecinado en hablar del Barcelona, el mejor equipo del mundo, sin considerar que juagando así, lo más probable es que River se quede en la semifinal.

El lado bueno de la eliminación es que podrán hacer un viaje largo con tiempo para llegar al lejano oriente, adaptarse y acomodarse para descansar y trabajar en las tierras niponas para evitar el cansancio del viaje en el primer encuentro.

Esta eliminación comienza a marcar el camino del fin de ciclo de muchos jugadores que ya dieron el máximo que podían dar y que están pensando en ventas que les permitan mejorar las arcas de su economía. El Mundial de clubes será el cierre y ahí comenzará la habilidad del técnico y el consejo de fútbol para encontrar e incorporar jugadores que puedan rendir con la camiseta de River, porque, por ahora, las incorporaciones no han dado resultado.

Hay varios desafíos por delante, uno solo futbolístico y muchos institucionales. Tal vez ahora empecemos a ver, verdaderamente, la habilidad de esta dirigencia para formar equipos ganadores.

Formaciones

Huracán: M. Díaz; San Román, Nervo, Mancinelli, Balbi; Bogado, Vismara; Espinoza, Montenegro, Toranzo; Avila. Director Técnico: Eduardo Domínguez.

Ingresaron: 13’ST Miralles por Espinoza; 26’ST Distéfano por Montenegro; 38’ST Villarruel por Toranzo.

River Plate: Barovero (3); Mercado (4), Maidana (3), Balanta (4); Casco (2), C. Sánchez (3), Kranevitter (5), Ponzio (5), Vangioni (4); Mora (6) y Alario (5). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 0’ST G. Martínez (3) por Vangioni; 0’ST Mayada (5) por Casco; 21’ST L. González (5) por Ponzio.

Resumen

Goles: 2’PT Toranzo (Hur); 25’PT Abila (Hur); 23’ST Mora (Riv); 35’ST Mora (Riv).
Incidencias: 47’ST expulsado C. Sánchez (Riv)
Arbitro: S. Ricci (Bra) (mal)
Figura: Abila (Hur)

domingo, 8 de noviembre de 2015

Terminó el calvario

Campeonato de Primera División 2015 – Fecha 30 – 8 de noviembre de 2015
River Plate 0 – Newell’s 2 

Mayada, de las mejores variantes (foto River Plate)














Así es, este impresentable campeonato largo, de una sola ronda sin revanchas, con repetición de clásicos, con treinta equipos e igual cantidad de jornadas, llegó a su fin. Fue un verdadero calvario para este River, que siempre supo que no era el objetivo principal y que los que conformaban la alineación inicial, solo lo hacían para cuidar a los titulares.

La situación se agravó con la salida de Fernando Cavenaghi luego de la obtención de la Copa Libertadores. El goleador no era prioridad en la consideración del técnico y por eso aceptaba participar de la competencia local. La seriedad con la que encaraba los partidos por el solo hecho de tener la camiseta de River contagiaba a sus compañeros, tal vez, con las mismas carencias futbolísticas que ahora, pero con un poco más de ganas.

Su partida a Chipre y la posterior derrota en el superclásico de la jornada 24 terminaron por minar las intenciones del Millonario en el certamen local. Con la cabeza puesta en Japón y con la Copa Sudamericana en el horizonte, el Torneo de treinta pasó a ser un suplicio. Tanto para jugadores, como para el técnico, los hinchas y los dirigentes.

Los jugadores parecen saber que, hagan lo que hagan, no entrarán en la consideración del Muñeco para los partidos importantes;  Gallardo carga con la responsabilidad de no haber podido inculcarle a esos jugadores la importancia de tener puesta la camiseta de River, posiblemente el mensaje no llegó, por desinterés o por lo ya dicho anteriormente; los hinchas porque, ante cada encuentro, solo cantaban pensando en Japón y aplaudían a los jugadores ante cada actuación impresentable en el Monumental; y los dirigentes porque se durmieron en los laureles por los logros obtenidos.

El encuentro con Newell’s fue uno más de esos que hacen doler los ojos. Jugadores desganados, sin ideas, cometiendo errores infantiles y recibiendo goles por causa de esos errores. Fue doloroso ver que el equipo solo jugaba porque tenía que cumplir con el fixture, situación inadmisible para una institución como River Plate.

Infinidad de veces se hizo la cuenta de la cantidad de puntos que el Millo perdió en condición de local. Desde que volvió de Japón por la Suruga Bank jugó once partidos, ganó tres, empató tres y perdió cinco, 21 puntos en total que se perdieron por no encarar con seriedad el certamen.

Si hacemos la cuenta de los partidos en el Monumental, empató tres y perdió tres. O sea, no volvió a ganar en su casa tras el periplo en el lejano Oriente. Una situación inadmisible para el club más grande de la Argentina y actual campeón de todos los torneos organizados por CONMEBOL.

A todo eso hay que sumarle los encuentros previos en los cuales dejó escapar unidades ante equipos ascendidos como Temperley, Huracán, Unión y Quilmes, todo ellos visitantes del Vespucio Liberti.

Y mejor ni pensar que hubiera pasado si, al menos, se hubieran conseguido la mitad de esos puntos. Podríamos estar hablando de un River campeón o peleando el campeonato hasta las últimas fechas. 

Pero los intérpretes nunca entendieron la importancia de tener puesta la camiseta de River. Esa es la explicación. Transitaron por las canchas argentinas con el desgano de quién ya no quiere seguir jugando, y se notó en cada juego.

Por suerte ya no habrá que sufrir más con este mediocre certamen. Las tres semanas que faltan para el definitivo encuentro contra Huracán por la semifinal de la Copa Sudamericana serán claves para recuperar a los que están con molestias y limpiar la cabeza de pensamientos que van más allá de ese cruce.

Los jugadores deben concentrarse en la Copa Sudamericana. Es una competencia importante, en la cual puede repetir título y consagrarse bicampeón, algo que no es fácil de conseguir en el ámbito sudamericano. Además, sería una envión importante de cara al Mundial de Clubes, llegar como campeón vigente de toda competencia continental.

Quedará en el debe de los jugadores, entender que con la camiseta de River hay que salir a ganar en todas las canchas. Con ganas, con buen juego, con buenas intenciones, con ímpetu, con enjundia o, por lo menos, con garra. El que así no lo entienda, que busque otro destino.

Formaciones

River Plate: Chiarini (6); Solari (3), Mammana (4), Vega (6), Vangioni (5); Arellano (4), G. Rodríguez (4), Mayada (5); Viudez (4); Mora (3) y Saviola (3). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 0’ST Palacios (4) por Arellano; 0’ST Casquete (4) por Saviola;  31’ST Olivera por Vangioni.

Vélez Sarfield: Unsain; F. Escobar, L. Fernández, N. Paz, G. Báez; D. Rodríguez, H. Villalba, Tonso, M. Rodríguez; Tévez y Boyé. Director Técnico: Miguel Russo.

Ingresaron: 17’ST Scocco por Tévez; 28’ST Bernardello por Villalba; 32’ST Mugni por Tonso.

Resumen

Goles: 20’ST M. Rodríguez (New); 42’ST Scocco (New)
Incidencias: no hubo
Arbitro: F. Echenique (bien)
Figura: M. Rodríguez (New)

viernes, 6 de noviembre de 2015

Descansar y recargar

Copa Sudamericana 2015 – Semifinal ida – 5 de noviembre de 2015
River Plate 0 – Huracán 1

El Muñe no le encontró la vuelta (Foto River Plate) 














River volvió a caer en su casa frente a un rival que propuso muy poco, que fue con la firme intención de aguantar el cero en su arco y que, en una jugada fortuita, producto de un error defensivo, uno más del Millonario, se encontró con la ventaja.

En principio, parece demasiado premio para la mezquindad que mostró Huracán durante los noventa y siete minutos que duró el encuentro. Pero haciendo un repaso veloz de lo que fue el cotejo, el Globo siempre tuvo el control del partido.

Siempre se jugó de acuerdo a su propuesta y, por momentos, hasta se dio el lujo de mover la pelota de un lado a otro sin que los jugadores de la banda pudieran recuperarla. Se notaba la impotencia en los hombres Millonarios y la tranquilidad de los Quemeros por haber encontrado el gol tempranero.

Quizás esa fue la clave del partido. Este River se ha convertido, decididamente, en un equipo sin respuestas, si iniciativa, sin ideas y con muy poca rebeldía. Muy diferente a aquel del año pasado que, al estar en desventaja, podía revertir cualquier resultado y ponerlo a su favor.

En la primera semifinal, los de Gallardo tuvieron 75 minutos para tratar de, por lo menos, llegar al empate, pero ni siquiera tuvieron una jugada clara de gol. Marcos Díaz prácticamente no participó del juego más que para descolgar algún que otro centro. Tampoco Barovero fue exigido, muestra de que ninguno de los dos equipos pateó al arco en todo el encuentro.

Ya es preocupante la actualidad y estas tres semanas que vienen serán un bálsamo para tratar de despejar la cabeza, descansar el físico y recuperar a todos los jugadores que arrastran molestias musculares o alguna lesión.

Y estos son los dos factores que llaman poderosamente la atención. Por un lado, el físico. Las lesiones o molestias musculares se repiten partido tras partido. Siempre hay uno o dos jugadores que deben ser reemplazados por alguna dolencia de estas características, lo que pone en duda el trabajo en la preparación física. La carga de partidos es mucha e influye, pero esa información se conoce desde que empezó el 2015 y la preparación debió haber sido acorde a ella para evitar estos inconvenientes.

Por el otro, el aspecto mental, que no es menor. La fortaleza psicológica con la que contaba el equipo hace seis meses parece haberse perdido. Ante la primera adversidad, no se encuentran respuestas. 

Anoche River fue superado, futbolísticamente y mentalmente por un equipo que tiene en la cabeza que, si pierde en la última feche del torneo local, podría jugar la próxima temporada en el Nacional B.

Poco hay para rescatar de este encuentro, solo las palabras del entrenador, que parece ser el único que entiende absolutamente todo. La autocrítica y la visión del juego que muestra luego de cada partido, son la luz de esperanza para creer en que se puede revertir la serie. El tanque de nafta, como dijo el Muñeco, está con la reserva, y estas tres semanas servirán para recargar las pilas y encarar la revancha sabiendo que con un gol se empata la serie.

No parece imposible, pero si con el cero, Huracán no propuso nada, con el resultado a su favor seguramente el planteo sea similar, y toda la responsabilidad, como siempre, será del Millonario, que deberá encontrar un gol rápido para poder tranquilizarse y revertir el resultado.

Formaciones

River Plate: Barovero (6); Mercado (5), Maidana (6), Mammana (4), Casco (2); C. Sánchez (4), Kranevitter (5), G. Martínez (2); Driussi (2); Mora (3) y Alario (5). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 0’ST L. González (5) por G. Martínez; 0’ST Viudez (4) por Driussi; 16’ST Saviola (3) por Mora.

Huracán: M. Díaz; San Román, Nervo, Mancinelli, Balbi; Bogado, Vismara; Espinoza, Montenegro, Toranzo; Avila . Director Técnico: Eduardo Domínguez.

Ingresaron: 8’ST Sotelo por Montenegro; 32’ST Bruna por Toranzo; 42’ST Moreno y Fabianesi por C. Espinoza.

Resumen

Goles: 14’PT C. Espinoza (Hur).
Incidencias: no hubo
Arbitro: A. Cunha (Uru) (aceptable)
Figura: Espinoza (Hur)

La Máquina Millonaria en Facebook:  https://www.facebook.com/LaMaquinaMillonariaRiverPlate?ref=hl

domingo, 1 de noviembre de 2015

No puede faltar

Campeonato de Primera División 2015 – Fecha 29 – 31 de octubre de 2015
Vélez Sarfield 0 - River Plate 1

Alario y Saviola, realidades opuestas (foto River Plate)













River va cerrando su participación en el interminable Torneo de treinta equipos, y sigue buscando encontrar el rumbo del buen juego y los resultados positivos, dos ítems que se encuentran en columnas diferentes del balance post Suruga Bank.

Por un lado, en el debe, vamos a encontrar los resultados positivos en el plano local, en donde ha perdido puntos increíbles contra equipos claramente inferiores; y el buen juego, un apartado que, en un principio, se creyó que se lograría utilizando como banco de pruebas el torneo argentino, pero que no se ha conseguido en ninguna de las dos competiciones.

Por el otro, en el haber, las victorias en el plano internacional compensan un semestre que no ha llenado los ojos de los hinchas Millonarios. El tener la semifinal de la Copa Sudamericana en el horizonte, puede maquillar los malos rendimientos y resultados obtenidos post Suruga, pero no dejan de ser preocupantes de cara a lo que viene.

El partido con Vélez, al igual que los de las jornadas post fecha de clásicos, fue, desde la óptica de los objetivos deportivos, meramente para cumplir con el fixture de un campeonato local que resulta molesto hace varias jornadas.

Molesto para varios jugadores que sienten que para las citas importantes no son tenidos en cuenta, y para los hinchas que se ven forzados a ver jugadores que no demuestran en la cancha las ganas de querer jugar y vestir esta camiseta.

El encuentro en Liniers fue parejo, hubo jugadas de peligro para ambos conjuntos y Julio Chiarini tuvo una participación importante, evitando la caída de su arco en varias oportunidades, pero en el complemento, las más claras fueron para el Millonario.

Dos pelotas en los palos, una de ellas, una definición increíble de Javier Saviola, que tiene la mira torcida. El Conejo recibió solo, dentro del área, un pase del Pity, y cuando remato, solo frente al arco, desde el punto del penal y con ningún rival en frente, su remate se estrelló en el poste izquierdo de Aguerre.

Una jugada increíble, que habla de lo mal que está el delantero a la hora de la definición. Para colmo, a los nueve minutos ingresó Lucas Alario y con dos o tres participaciones le alcanzó para ser el jugador más peligroso del Millonario. De hecho, fue él quien abrió el marcador tras un centro de Martínez.

Está claro que de las incorporaciones, el ex Colón ha sido la más importante. Su ausencia se sintió sobre manera en los últimos encuentros. Cuando él no juega, el equipo no tiene peso ofensivo. Es increíble lo rápido que se ha convertido en una pieza clave para el andamiaje de Marcelo Gallardo.

En el Amalfitani, pero sobre todo en Chapecó, y frente a Aldosivi, Independiente y Defensa y Justicia, quedó en evidencia que Alario no puede faltar. Su influencia en el ataque es tan importante que parece que, dentro del área, la pelota siempre lo busca a él.

Queda esperar que no tenga una recaída de su problema en el hombro y que varios de los jugadores que arrastran molestias musculares se pongan a punto. El Millo debe pasar la semifinal de la Sudamericana para llegar con ritmo de competencia al Mundial de Clubes.

Queda una fecha para finalizar el Torneo de treinta y luego de la primer semi pasarán veinte días hasta que vuelva a tener competencia oficial. Buen momento para recuperar a todos los jugadores y ponerlos en forma de cara a la recta final.

Formaciones

Vélez Sarfield: Aguerre; Cubero, Amor, Gianetti, D. Pérez; Asad, Desábato, Somoza, Cufré; Toledo y F. Vázquez. Director Técnico: Miguel Russo.

Ingresaron: 30’ST L. Romero por Somoza; 32’ST Doffo por Toledo; 40’ST Alvarenga por F. Vázquez.

River Plate: Chiarini (7); Mayada (6), Mammana (7), Vega (6), Casco (5); Bertolo (2), L. González (5), Ponzio (5), G. Martínez (7); Viudez (4) y Saviola (4). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 9’ST Alario (7) por Bertolo; 30’ST G. Rodríguez por Ponzio; 33’ST Maidana por Casco.

Resumen

Goles: 36’ST Alario (Riv)
Incidencias: 41’ST expulsado D. Pérez (Vel)
Arbitro: N. Lamolina (bien)
Figura: Alario (Riv)