domingo, 5 de mayo de 2013

Historia repetida

Torneo Final 2013  - Fecha 12 - 5 de mayo de 2013
Boca Juniors 1 – River Plate 1
Lanzini celebra su gol (foto Olé)
















Se hace muy difícil hablar de fútbol después de lo visto esta tarde en la Bombonera, sobre todo por lo ocurrido durante el segundo tiempo. Un encuentro que, en un hecho evidentemente organizado, por el momento en que se hizo y porque surgió en simultáneo desde de todas las tribunas, tuvo doce minutos de adición, y que estuvo interrumpido en varias ocasiones, por el accionar impune de los inadaptados que copan nuestros estadios y que nos impiden disfrutar de un espectáculo.

En el 2011, el estadio Monumental sufrió una suspensión de dos meses por hechos delictivos en su interior y en las inmediaciones y fue allanado por un chancho inflable. Lo que sucedió en la Boca lo vieron todos, la pirotecnia está PROHIBIDA, sin embargo, durante cinco minutos, tiraron bengalas, tres tiros, petardos y bombas de humo. También Barovero debió sufrir la agresión sistemática de estos violentos que arrojaron bombas cerca de su cuerpo. Así como la sanción aplicada al Vespucio Liberta fue correcta, esperemos que aquí apliquen la misma vara, de lo contrario, la balanza de la justicia perderá su vendaje y será más sospechado aún el fútbol argentino.

Las medidas de seguridad, evidentemente, no se aplicaron correctamente y, por lo tanto, sucedió lo que todos vieron. Ahora pregunto, ¿sufrirá la clausura de su estadio?, ¿deberá jugar a puertas cerradas como le sucedió a Vélez?, ¿someterán a sus hinchas a hacer un canje para evitar a los violentos? Está claro que todas estas medidas no solucionan nada, porque ellos siguen entrando igual a los estadios y somos nosotros, los perejiles, los que hacemos todo lo que hay que hacer para estar dentro de la ley y, por supuesto, somos nosotros los observados (cuando digo nosotros, me refiero a los hinchas comunes, de cualquier club, que queremos ir a la cancha con nuestras familias o amigos), los cacheados, los que tenemos que poner el dedito en el detector dactilar o los que deberemos suscribirnos a “AFA PLUS” para poder ir a la cancha. 

Recuerdo cuando en la década del noventa, con mi carnet (que no era magnético, ni tenía foto digital, ni se pagaba por internet), entraba a la cancha y no existían los problemas que existen hoy. Como si la evolución nos hubiera hecho retroceder, algo difícil de comprender, por supuesto, siempre hablando del hincha común, porque ellos, los violentos, entran siempre.

Futbolísticamente hablando, no hay mucho para destacar. Solo el primer tiempo, que fue donde se jugó e intentó llevar peligro a las áreas, porque en el complemento, entre las interrupciones y las imprecisiones, se vio menos fútbol que en un “te canasta”.

El partido no podía empezar mejor, el gol de Lanzini, el más rápido en la historia del superclásico, tras un excelente centro de Carlos Sánchez, presagiaba una buena tarde para el visitante. Pero lamentablemente no pudo aprovechar el envión anímico y futbolístico y con el correr de los minutos se fue diluyendo, hasta que en el segundo tiempo casi no pateó al arco.

Es muy difícil hablar de rendimientos en un partido que no tuvo continuidad, sobre todo porque lo que queda es la imagen del segundo tiempo, dos equipos sin ideas, uno que demuestra porque está casi último y otro que sigue evidenciando sus problemas para crear juego y generar peligro para cerrar los partidos desde el resultado.

De los once iniciales, los mejores fueron Barovero, tapando una pelota espectacular en el primer palo que pudo ser la derrota cuando se jugaban los diez minutos adicionales; Eder Balanta, que bancó la parada contra un duro Silva y le ganó casi todas las que disputó con él; Cristian Ledesma, que peleó todas la pelotas, ganó y cortó casi siempre en el medio y distribuyó con criterio; y Juan Manuel Iturbe, que fue el más peligroso de River, con su velocidad y ganas de encarar, le sigue faltando levantar la cabeza y mejorar en la decisión final. El principal fundamento para decir que fue el mejor, es que, tras su salida a los once minutos, el “Millonario” no atacó más.

El resto del equipo tuvo altibajos, pero lo más flojo sigue siendo Rogelio Funes Mori. Hoy estuvo prácticamente ausente, y no se entiende la insistencia por mantenerlo en la cancha, siempre mal ubicado, tuvo dos centros atrás de Iturbe en los cuales no apareció donde debe estar el goleador, después chocó mucho y generó poco, muy pobre lo suyo.

 Los demás jugadores no desentonaron de lo que fue la mediocridad general del encuentro. En defensa, Mercado peleó y habló más de lo que jugó; González Pires estuvo prolijo, aunque cometió algunas infracciones infantiles cerca del área; y Vangioni estuvo muy bajo en su rendimiento, más preocupado por no desprotegerse atrás que por pasar al ataque, no gravitó. En el medio, Carlos Sánchez, que puso un excelente centro para el gol y tuvo la oportunidad de marcar el segundo, pero su definición se fue apenas desviada, fue de mayor a menor, terminó peleando mucho y con torpezas que pudieron llevarlo a la expulsión; Ponzio se notó que aún no está al cien por cien de su lesión, muy impreciso, corrió mucho, pero siempre para recuperar pelotas que el mismo perdía; y en ataque, Lanzini convirtió el gol, comenzó bien, pidió la pelota e intentó hacerse eje del equipo, pero fue entrando en el desconcierto general y terminó sin gravitar en los minutos finales.

Lamentablemente, el “Millo” dejó pasar una nueva oportunidad de oro para ganarle a Boca y de cortar la racha de nueve años sin triunfos de visitante allí. Tuvo las más claras en el primer tiempo y pudo convertir más goles, pero, como viene ocurriendo últimamente, no aprovechó las ocasiones y terminó pagando con un empate ante la peor defensa del campeonato y uno de los peores equipos del certamen que llegó al gol en la única clara que tuvo en los 45 minutos de juego iniciales.

Es preocupante que River no pueda resolver estos encuentros. La insistencia en mantener en cancha a Funes Mori es inexplicable, hoy estuvo ausente, Iturbe le dio dos pases excelentes al punto del penal y él estaba mal ubicado; en el primero escondiéndose detrás del defensor, en el segundo ni siquiera estaba dentro del área.

Este empate aleja aún más al equipo de Ramón Díaz de la lucha por el campeonato. Ahora queda a cuatro puntos de Lanús, virtual líder hasta que juegue Newell´s, que si gana, dejará al “Millo” a seis puntos de la cima. Aunque el riojano insista en que su equipo está en la pelea, estas actuaciones y la falta de resultados positivos, hacen pensar que no está a la altura de los punteros para llegar al final con chances.

Respecto del técnico, una vez más equivoca el cambio. Volvió a sacar a Iturbe para poner a Mora, cuando el encuentro estaba claro para los desbordes y encares del ex Porto y el oportunismo del uruguayo, que dicho sea de paso, ingresó y no tocó la pelota.

La pregunta que surge es, ¿Cuándo River tendrá una oportunidad tan clara como esta de ganarle a Boca? Un rival que muestra la peor defensa en mucho tiempo, cuando su característica esencial es la defensiva, que está casi último en el campeonato, con un funcionamiento de mediocre para abajo y que tiene muchos jugadores lesionados, a tal punto que terminó jugando con nueve hombres menores de 23 años, sin experiencia en este tipo de partidos y de quienes el “Millonario” debió aprovecharse para echarles todo el peso encima.

Sin dudas que el clima del entorno enrareció el partido y puso nerviosos a los jugadores. Las interrupciones y los ataques con pirotecnia alteraron el orden que el encuentro llevaba y el juez no tuvo la firmeza para decidir la suspensión del mismo ante la posibilidad de alguna agresión más grave.

El colegiado tuvo una buena actuación en el primer tiempo, pero en el complemento entró en el desconcierto, no supo qué hacer ante un clima enrarecido y no expulsó a Sánchez por una agresión a Zárate, ni a Silva y Fernández por doble amonestación, el primero por no dejar jugar rápido al arquero y el segundo por una infracción desde atrás sobre Vangioni.

Las fechas pasan y River sigue dejando puntos en el camino que seguramente lamentará en el tramo final. Faltan siete partidos y cada vez se aleja más el sueño del campeonato. Deberá ganar todo lo que le queda si realmente pretende llegar al final luchando como la historia manda. El fixture no es complicado, quedan muchos equipos que navegan por la mitad de la tabla o pelean en los últimos puestos (Unión, Rafaela, San Martín de San Juan, All Boys, Independiente y Argentinos) y el definitivo partido con Lanús en la jornada 18. Ojalá obtenga todos los puntos para llegar a ese día con la posibilidad de subirse a la cima.

Este superclásico será olvidado rápidamente, y deberá ser tomado como punto de partido para que situaciones como las vividas no vuelvan a ocurrir. El reglamento marca sanciones de suspensión del estadio y hasta quita de puntos para los clubes cuyas hinchadas generan desmanes. Sabido es que este último no se aplica, a River no se lo aplicaron, pero si sería ejemplar que la ley sea igualitaria para todos y la Bombonera sufra los castigos pertinentes.

Formaciones

Boca Juniors: Orion (5); Marín (4), Caruzzo (4), Burdisso (2), Zárate (5); Ledesma (5), Bravo
(4), Erviti (5), Sánchez Miño (6); Acosta (3), Silva (5).

River Plate: Barovero (6); Mercado (4), González Pires (5), Balanta (6), Vangioni (4); Sánchez (4), Ledesma (6), Pozio (4); Lanzini (6); Iturbe (6,5), Funes Mori (2).

Ingresaron: 11’ST Mora (3) x Iturbe; 11’ST Cirigliano (5) x Ponzio; 39’ST Luna x Funes Mori

Resúmen

Goles: 45’’PT Lanzini (Riv); 38’PT Silva (Boc)
Incidencias: 23’ST Ramón Díaz (Riv); 56’ST Burdisso (Boc)
Arbitro: G. Delfino (regular)
Figura: Iturbe (Riv)

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