jueves, 31 de diciembre de 2015

El Más Grande, Lejos




















Los últimos años en la vida de River Plate fueron una montaña rusa de sensaciones.  Lo vivido, lo sentido, lo sufrido y lo disfrutado en el período 2012/2015, estuvo cargado de vértigo y adrenalina. Pero todo comenzó un par de años antes.

En 2008, luego de haber salido campeones con Diego Simeone y Ariel Ortega, nada hacía pensar lo que poco después iba a suceder. Seis meses más tarde, el Millo salía último y comenzaba una pendiente que parecía no tener fin, con un Cholo que abandonó el barco cinco fechas antes, creyendo que ya no podría salvar a River el último puesto.

Con un presidente que decía que éramos Aruba, llegaron refuerzos “falopa” y se contrataron técnicos con pocos pergaminos para sentarse en el banco. Luego asumió un presidente que decía que se acababa la joda, pero siguieron los refuerzos falopa y los técnicos chamuyeros. Finalmente, vino Juan Jose López, tratando de enderezar un barco que, tras la pelea de Passarella con Julio Grondona, ya tenía el casco con muchos agujeros como para poder sacar el agua.

Y llegó el peor año de nuestra historia. Los viajes a lugares recónditos del interior, los rivales irrisorios, derrotas increíbles y un mundo de gente rojiblanca llenando todos los estadios del país. Fue tal el caudal de público que seguía al Millo en su periplo, que generó la vuelta de los visitantes a las canchas.

Un año después, y ganando el campeonato de Nacional B más peleado de los últimos veinte años, River recuperó, en la cancha, su lugar en Primera. El golpe había sido durísimo, y la sensación era que sería difícil volver a recuperar las épocas de gloria, porque a muchos equipos grandes a nivel mundial les había costado horrores volver a ser tras descender de categoría.

Por citar algunos casos, el Liverpool inglés estuvo casi diez años en segunda división, al volver, tardó dos años en ganar un título en primera y catorce en Europa; Manchester United pasó un año en la segunda división, le tomó casi veinte volver a salir campeón de Primera y casi treinta en la UEFA; Juventus de Italia estuvo una temporada en la segunda división, cuando volvió, tardó cinco en campeonar en el Calcio y no lo logró a nivel continental aún; Milan sufrió dos descensos en tres años, volvió a quedarse con el Scudetto cuatro años después de regresar por segunda vez a la máxima categoría, y uno más para ser campeón europeo; en el fútbol argentino, uno de los grandes, Racing, estuvo dos temporadas en el ascenso, tardó 18 años (desde que volvió) en salir campeón en casa, y cinco a nivel continental; y San Lorenzo, se fue en 1982, volvió en 1983 y logró salir campeón del Torneo Clausura en 1995 y de la Copa Mercosur en 2001.

Pero River es River, y llegó Ramón Díaz a fines de 2012 para reemplazar a Almeyda. Passarella se fue y D’Onofrio ganó la elecciones. Así comenzó un cambio de mentalidad y una política de austeridad, donde no se contrataron jugadores, pero se logró mantener un plantel que sería comandado en el vestuario por el regreso de Fernando Cavenaghi.

La presencia del Pelado fue clave para cambiar la mentalidad del plantel y así poder comenzar una reestructuración fundamental. El Millo fue campeón del Torneo Final 2014 y de la Superfinal 2014. Tan solo dos años después de volver a la máxima categoría, River Plate volvía a ser campeón de Primera División.

Se fue Ramón, o hicieron lo imposible para que se fuera, y llegó Gallardo. Nadie soñaba con lo que vendría después: Copa Sudamericana 2014, Recopa Sudamericana 2014, Copa Euroamericana 2015, Copa Libertadores 2015, Copa Suruga Bank 2015 y final del Mundial de Clubes contra el mejor equipo de todos los tiempos: el Barcelona de Messi, Neymar y Suárez.

Nada más, y nada menos, que tres años y medio después del peor momento institucional y deportivo del club, River estaba jugando una final por ser el mejor equipo del Mundo, contra un equipo que tiene en sus filas a los mejores jugadores del planeta.

Por supuesto que esto no es fácil de conseguir, basta con repasar los casos expuestos anteriormente. Solo una institución gigante a nivel mundial, puede obtener los resultados deportivos que obtuvo River en los últimos tres años, luego de recuperar su lugar en la máxima categoría. Y, como si fuera poco, el Millo no cuenta con las abultadas billeteras que suelen tener las potencias europeas, lo cual hace que el logro tenga mucho más valor.

River salió campeón local dos años después de haber regresado a Primera, ganó cuatro títulos internacionales en un año y medio, duplicó la cantidad de copas en sus vitrinas, se midió contra el mejor equipo de todos los tiempos para ver quién sería el mejor del mundo y 20000 personas lo acompañaron a Japón en busca de cumplir su sueño mundial. Todo esto, sin el presupuesto que manejan equipos como el Barcelona o el Machester United.

Claro que haber descendido al Nacional B fue un golpe durísimo, difícil de asimilar y que siempre será recordado en cada chicana futbolera. Pero es así porque es la única mancha importante en la rica historia Millonaria, porque en el fútbol hay muchos grandes, pero el más grande es uno solo, y se llama River Plate.


domingo, 27 de diciembre de 2015

Los no refuerzos

Equipo falopa cuarta parte

Arriba: Garcías Aspe, C. Alvarez y M. Sosa
Abajo: Sessa, Esnaider, Salcedo y Ballón


















La llegada de Nicolás Domingo a River Plate avivó la llama de aquellos refuerzos que no fueron tales y los cuestionamientos sobre los motivos por los que esos jugadores llegaron a vestir los colores Millonarios.

Esta sección trata de incluir a aquellos jugadores que, porque designio del destino, tuvieron la posibilidad de ponerse el manto sagrado. Por supuesto que es muy difícil irse a años anteriores a la década del ochenta, ya que es difícil determinar fehacientemente que sus rendimientos estuvieron lejos de ser el esperado, aunque podría deducirse por la cantidad de partidos jugados, por ejemplo.

Es por ello que, seguramente, aparezcan aquí, y en otras notas, nombres más contemporáneos y conocidos que jugadores de otras épocas.

Gastón Sessa: –1999/2000, 2 PJ,  GC, 2 campeonatos (Apertura 99 y Clausura 2000) – tras una buena temporada en Racing Club, llegó a River para pelearle el puesto a Roberto Bonano, quién era el arquero de la selección por aquellos tiempos. No tuvo muchas oportunidades de mostrarse, pero el Millonario es tan grande que hizo que el Gato ganara sus dos primero campeonatos en primera división.

Cristian Álvarez: –2005/2006, 27 PJ (6 internacionales) – la explosión de Marcelo Salas en River abrió el mercado argentino para la llegada de jugadores chilenos. Así fue como, en busca de un lateral derecho, los dirigentes trajeron a este trasandino como promesa de proyección con una cuota de gol interesante. Duró poco en el plantel Millonario, en 2007 volvió a su país natal y el Matador sigue siendo el único chileno que triunfó en Argentina.

Sebastián Pena: –1996/1997, 3 PJ, 0 gol, 1 campeonato (Apertura 1996) – Llegó en el Apertura 1996, buscando reforzar al equipo campeón de América. Venía con pergaminos de campeón Mundial Juvenil  con la Selección de Pekerman y era una de las promesas del fútbol argentino como primer marcador central. Nunca fue del gusto de Ramón Díaz y apenas sumó minutos con la banda roja en el pecho. Se fue con Pena y sin gloria.

Carlos Bustos: –1993, 22 PJ (5 internacionales,) 1 gol – Seguramente pocos se acuerden de este defensor central zurdo, que llegó a River en la primera etapa de Daniel Passarella como técnico. Apenas jugó un semestre con la camiseta del Millo y convirtió un gol, contra Vélez, casi sin querer.

Nelson Rivas: – 2007, 9 PJ, 0 goles – en una época oscura en cuanto a incorporaciones, llegó este morocho colombiano con físico y cara de boxeador. Decían que era una mezcla entre Iván Córdoba y Mario Yepes, pero era más parecido a Mike Tyson que a un futbolista. A poco tiempo de llegar, el Inter de Milán se lo llevó a Europa. Sin dudas, lo mejor que tuvo, fue su representante.

Rodrigo Rojas: – 2010, 13 PJ, 0 goles –  Promesa del fútbol Guaraní, medio campista habilidoso que llegó al Millo durante la presidencia de Daniel Passarella con la intención de ser una inversión a futuro. El guaraní solo mostró ser medio campista y paraguayo, porque la habilidad la dejó en la tierra del tereré y la inversión, habrá sido para algún intermediario.

Marcelo Sosa: – 2006, 3 PJ, 0 goles, varias lesiones y muchos kilos  – Que decir de este uruguayo aguerrido, con el gen de la garra charrúa en su sangre. Cinco raspador y de trajín europeo. Llegó a River con 27 años, aunque parecía estar en el ocaso de su carrera. Jugó poco y comió mucho.

Josepmir Ballón: – 2010/2011, 12 PJ, 0 goles, 1 descenso, experto en artículos 225 – llegó en el peor momento de la institución. Fue uno de los tantos NO refuerzos de la temporada previa al descenso al Nacional B. Es un medio campista central de la selección peruana que, gracias a una lesión en su representativo nacional, le permitió a Eric Lamela jugar muchos partidos sin cumplir una sanción por el famoso artículo 225.

Alberto García Aspe: – 1995, 7 (2 internacionales) PJ, 0 goles – en un intento de expandir la marca River a mercados internacionales, en el Apertura 1995 llegó este mexicano, criterioso, de buen pie y representante de la Selección de su país. Figura del Tri, podía moverse como enganche o volante por izquierda. En el Millo, el lugar más cómodo que encontró fue en el banco de suplentes.

Juan Esnaider: – 2001/2002, 14 PJ (5 internacionales), 1 gol (Copa Libertadores 2002), 1 campeonato (Clausura 2002) – Precoz delantero de la cantera de Ferro, se fue joven al Real Madrid y tuvo un paso exitoso por el Zaragoza, entre otro clubes europeos. Llegó a River como un delantero goleador y de calidad. Su experiencia europea suponía una ventaja para el fútbol local, pero nunca logró plasmar en el campo de juego esa diferencia, motivo por el cual, a los seis meses partió con rumbo francés.

Santiago Salcedo: – 2008, 18 PJ (2 internacionales), 2 goles – llegó de Newell’s para reforzar al equipo campeón del Clausura 2008 tras la partida de Sebastián Abreu, pero, lamentablemente, los dirigentes de River trajeron al paraguayo de la Lepra equivocado: el que había que comprar era Oscar Cardozo.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Imposible

Mundial de Clubes 2015 – Final – 20 de diciembre de 2015
Barcelona (Esp) 3 – River Plate 0

El equipo de la final (foto Fifa.com)













Era casi imposible. La ilusión de todos los hinchas de River es que se podía dar, que en el fútbol son noventa minutos y cualquier cosa puede pasar, pero se sabía que iba a ser muy difícil, que todos los hombres del Millo debían estar al máximo y esperar que el Barcelona no estuviera inspirado.

Fue imposible. El Barsa es el mejor equipo del mundo y, sin dudas, me animo a afirmar que el mejor de todos los tiempos. Llegó a esta final con Messi, Neymar, Luis Suarez, Iniesta, por citar algunos, que son los mejores jugadores en su puesto y emblemas en sus selecciones.

En contrapartida, el Millo llegó a esta final con un déficit futbolístico importante. Hace tres meses que sus rendimientos son pobres, con muy poco poder ofensivo, con carencias en la generación de juego y con cierta endeblez defensiva.

En consecuencia, fue un encuentro en el que se enfrentaba el mejor del mundo, contra un equipo que hace tres meses no da dos pases seguidos. A pesar de ello, el planteo de Gallardo apuntaba a complicar el circuito de juego del equipo Culé, tratando de no dejarle espacios y buscando aprovechar, con algún pelotazo para Mora y Alario, los huecos que podían dejar en defensa.

Aunque casi no pateó al arco, el planteo estaba funcionando hasta que, como de costumbre, una serie de errores, propios y ajenos, acabó en la apertura del marcador. Ponzio quiso aguantar la pelota sobre un lateral, y la perdió esperando que el juez iraní cobrara infracción, el pitazo no llegó y esa jugada derivó en el gol de Messi, que previamente había acomodado la pelota con la mano.

Hasta allí, Barovero había sido clave tapando un par de pelotas importantes e Iniesta y Busquets no gravitaban en el juego. Neymar no podía ganarle a Mercado y Suárez no había entrado en contacto con el balón.

Después del gol, y con Ponzio y Kranevitter amonestados, River debía salir a buscar el empate. Así lo entendió el Muñeco en el descanso y movió el banco. Sacó a Ponzio y a Mora, e intento tener más volumen de juego con Lucho González y más velocidad con Gonzalo Martínez.

Esos cambios desequilibraron un poco el planteo y, como si fuera poco, a los tres minutos, un error de Sánchez con una mala entrega, le dejó la pelota a Busquets que, sin pensar, cruzó un pelotazo para Suarez, que tomó a toda la defensa adelantada. El nueve uruguayo no falló y puso la segunda anotación que fue un mazazo para las intenciones de la banda.

A partir de allí, fue todo lucimiento para el azulgrana, que empezó a encontrar más espacios y empezó a contar con la soltura de Neymar y Messi. Que no hicieron más goles por Barovero, por impericia (y un poco de desidia tal vez) y por egoísmo. El tercer gol fue una consecuencia de la sensación de partido definido.

Recién sobre el final del encuentro el Millo pudo generar algunas jugadas de peligro, porque el conjunto español entendió que el partido estaba terminado y dio algunas libertades que su arquero Bravo se encargó de disipar.

Lamentablemente, las diferencias entre ambos son abismales y quedaron a la vista en los noventa minutos. Es muy difícil equilibrar equipos europeos y sudamericanos, más cuando las figuras de cuatro o cinco selecciones están todas juntas en un mismo plantel. Eso es el Barcelona. Un conjunto de otro planeta, que juega a otra cosa y que despliega un fútbol que por estas tierras es difícil de encontrar.

El sueño que comenzó en 2014 con el campeonato obtenido por Ramón Díaz llegó a su fin. Se estuvo a un partido de llegar a la cima del mundo contra un equipo de otro planeta. Sin dudas hubiera sido épico alzarse con el Mundial de Clubes, pero aunque no se pudo, el agradecimiento para estos jugadores y cuerpo técnico será eterno.

No hay que olvidarse que hace poco más de tres años, River vivía la peor situación deportiva de su historia y, en tiempo record, logró volver a ubicarse entre los mejores equipos del mundo. Esto es una clara muestra de porque River es el más grande. Solo hay que ver lo que le costó a otros equipos resurgir de las cenizas, y el Millo lo hizo en poco más de tres años.

Campeonato local 2014, Superfinal 2014, Copa Sudamericana 2014, Recopa Sudamericana 2014, Copa Euroamericana 2015 (esperando que se oficial), Copa Libertadores 2015, Copa Suruga Bank 2015, semifinales de copa Sudamericana 2015 y subcampeón del Mundo.

Demasiado para un club que venía del peor año de su historia. A pesar de las críticas, tratando siempre de que sean constructivas y con buena intención, porque la exigencia no se negocia y es lo que nos lleva a ser LOS MAS GRANDES, y sin temor a ser reiterativos, los hinchas siempre estaremos agradecidos a estos jugadores (incluyendo a los que ya no están como Cavenaghi, Gutiérrez, Rojas, etc)  y cuerpos técnicos, de Marcelo Gallardo y de Ramón Díaz, porque ustedes dejaron todo para que River vuelva a ser River.

Formaciones

Barcelona (Esp): Bravo; Alba, Piqué, Mascherano, Dani Alvez; Iniesta, Busquets, Rakitic; Messi, L. Suárez y Neymar. Director Técnico: Luis Enrique.

Ingresaron: 21’ST Sergi Roberto por Rakitic; 35’ST Vermaelen por Mascherano; 44'ST Mathieu por Neymar.

River Plate: Barovero (6); Mercado (6), Maidana (6), Balanta (6,5), Vangioni (5); C. Sánchez (4), Kranevitter (5), Ponzio (5), Viudez (4); Mora (4) y Alario (5). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 0’ST L. González (4) por Ponzio; 0’ST G. Martínez (5) por Mora; 10’ST Driussi (4) por Viudez.

Resumen

Gol: 35’PT Messi (Bar); 3’ST L. Suárez (Bar); 22’ST L. Suárez (Bar)
Incidencias: no hubo
Arbitro: A. Faghani (Ira) (mal)
Figura: L. Suárez (Bar)

miércoles, 16 de diciembre de 2015

A por ellos

Mundial de Clubes 2015 – Semifinal – 16 de diciembre de 2015
Sanfrecce Hiroshima (Jap) 0 – River Plate 1

Todos abraza a Alario (foto River Plate)














River obtuvo el pase a la final del Mundial de Clubes, clasificación que, en la mayoría de los medios, ya daban por descontada, hablando todo el tiempo de una final con el Barcelona, y casi despreciando al rival que el Millo debía enfrentar antes.

Pero el Sanfrecce fue un equipo que complicó más de la cuenta y que convirtió a Marcelo Barovero en figura del partido. El primer tiempo del uno fue para diez puntos, evitó la caída de su arco en tres oportunidades, con atajadas dignas del mejor arquero del fútbol argentino.

La imagen que dejó River en el primer tiempo fue bastante pobre. Hizo casi todo mal. Presionó mal, atacó mal, defendió mal y no se fue abajo en el marcador gracias a Trapito. Este fue el segundo partido que jugó el Millo en casi un mes y medio (recordemos que el 26/11 fue la semifinal de la Sudamericana y antes había jugado el 5/11) y la justificación de los malos rendimientos post Copa Libertadores era que tenían la cabeza en Japón.

Bueno, ahora tienen la cabeza y el cuerpo en el lejano oriente, pero el rendimiento sigue siendo tan malo como los vistos en los últimos tres meses. Un equipo sin ideas, que maneja la pelota sin saber qué hacer con ella, con poca profundidad y sin patear al arco.

Enfrente había un rival que venía de jugar cinco partidos en catorce días, con ritmo de competencia y con una idea clara de a que jugar. Tal vez, esa fue la principal diferencia entre ambos. Uno, el local, sabía bien a que jugaba, como moverse en el campo y como llegar para lastimar; el otro, no encontraba las sociedades, no tenía fino a su generador de juego y no generaba los espacios para llegar con peligro.

El manejo intrascendente que mostró el Millo en los primeros 25 minutos se diluyó, y desde allí, hasta el final del primer tiempo, fue el conjunto japonés el que hizo los méritos para irse al descanso en ventaja.

En el complemento River salió con otra actitud, pero con las mismas carencias. El conjunto nipón prácticamente no lastimó, principalmente porque no pudo aprovechar bien los espacios que tenía en cada contra y terminaban definiendo mal cada una de ellas, a tal punto que Barovero casi no tuvo trabajo.

Seguramente el cansancio comenzaba a sentirse en el local y cada vez se replegaba más esperando encontrar algún contragolpe salvador. Mientras tanto, el Millo tuvo un par de situaciones claras, por el lateral de Mercado, que metió un par de centros bajos que ningún hombre de la banda pudo conectar al gol.

Cuando los nervios y la ansiedad comenzaban a apoderarse de los más de 15000 hinchas que estaban en Osaka y de los millones que lo veían por televisión, y ya con Luis González y Tabaré Viudez en la cancha, llegó un tiro libre del uruguayo que Maidana, tras una floja salida del arquero nipón, cabeceó el balón al punto penal y desde allí, Alario, el goleador de los goles importantes, lo mando al fondo de la red.

El grito se escuchó en todo el mundo. A partir de allí no hubo mucho más en el partido. El Millonario aguanto sin sufrir porque el Sanfrecce se quedó sin piernas y sin ideas, solo un par de tiros de larga distancia desviados que no llevaron peligro, fueron intentos aislados para llegar al empate.

Más allá de la alegría por la victoria y la tranquilidad porque, en esta clase de partidos, contra rivales desconocidos, el Millo es el que tiene todo por perder, y si gana, “es lo que tiene que ser”,  no podemos dejar de ver que la actuación fue muy pobre.

Que no pudo abrir una defensa que esperó bien parada y que dependió de la inspiración de su arquero para no irse en desventaja en el primer tiempo. Que los desacoples defensivos casi terminan con la ilusión de millones de hinchas alrededor del mundo. Que aún no encuentra un circuito de juego aceitado que abastezca bien a los delanteros. Que aquellos que parecían tener la cabeza en otra cosa, la siguen teniendo en España o en México. Que lo que parecían ser distracciones por tener la cabeza en el Mundial de Clubes, pasan a ser distracciones sin motivo aparente.

Sin dudas que de acá al domingo habría que mejorar muchas cosas, pero no hay tiempo para hacer cambios drásticos. Por supuesto que, si se da la lógica y el Barcelona supera al Guangzhou Evergrande de China, el partido será completamente diferente. En ese caso, tal vez River vaya con menos presiones y, quizás, eso le permita jugar con más soltura.

Pero también, errores y ventajas como las dadas frente el conjunto nipón, se pagarán muy caras, y ni cinco Baroveros alcanzarán para evitar que Messi y compañía hagan daño. Es por ello que deberán prestar más atención, estar más concentrados y dejar todo en la cancha. Faltan solo noventa minutos (o 120 si hay empate) para alcanzar el máximo objetivo. A por ellos.

Formaciones

Sanfrecce Hiroshima (Jap): Takuto; Sasaki, Chiba, Shiotani; Kashiwa, Shimizu, Kazu, Aoyama, Chajima; Douglas y Minagawa. Director Técnico: Hajime Moriyasu.

Ingresaron: 15’ST Mikic por Kashiwa; 20’ST Asano por Minagawa; 30’ST Sato por Chajima.

River Plate: Barovero (10); Mercado (6), Maidana (6), Balanta (5), Vangioni (5); C. Sánchez (4), Kranevitter (4,5), Ponzio (4); Pisculichi (3); Mora (5) y Alario (6). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 9′ST L. González por Ponzio (Riv); 18′ST Viudez por Pisculichi (Riv); 38′ST Mayada por Mercado.

Resumen

Gol: 26’ST Alario (Riv)
Incidencias: no hubo
Arbitro: J. Ericksson (Sue) (bien)
Figura: Barovero (Riv)

domingo, 13 de diciembre de 2015

Rival definido

Sanfrecce Hiroshima

Sanfrecce: Sasaki, Shiotani, Takuto, Douglas y Chiba;
Aoyama, Kashiwa, Chajima, Kazu, Mikic, Hisato














Finalmente, tras haberse disputado los encuentros de cuartos de final del Mundial de Clubes, quedaron definidos los rivales de River y el Barcelona para las semifinales. Tal vez, el resultado más sorprendente sea la clasificación del Guangzhou Evergrande (China), que dejó en el camino al América de México, y se enfrentará al Barsa de Lionel Messi y compañía.

Pero lo que realmente nos interesa, en primer término, es conocer al adversario del Millonario: el Sanfrecce Hiroshima. El conjunto japonés clasificó al Mundial por ser el campeón de la J-League del país anfitrión. En la final derrotó al Gamba Osaka, un conocido del conjunto de Marcelo Gallardo, por 3 a 2 en la ida, de visitante, y empatando en un tanto en la vuelta.

Así, obtuvo el pase para enfrentar al Auckland City, campeón de Oceanía, en la instancia de octavos de final del “Mundialito” (como lo denominan los españoles).  El encuentro se llevó a cabo en Yokohama y el local derrotó 2 a 0 a los Kiwis con goles de Minagawa y Shiotani. En ese encuentro, el conjunto nipón perdió a tres de sus jugadores por lesión (Notsuda, Kohei y Kosei), dos de ellos titulares.

Lo que en principio parecía ser un encuentro parejo en cuartos de final entre Sanfrecce y Mazembe, terminó resolviéndose muy favorablemente al equipo japonés, que se quedó con la victoria por 3 a 0 (Shiotani, Chiba y Asano).

En ese encuentro, el Hiroshima mostró ser un equipo que intenta manejar la pelota, tratando de ser prolijo y buscando siempre una salida limpia, incluso, arriesgando demasiado cuando juega en defensa, ya que suele tocar con el arquero en situaciones comprometidas o pone defensores dentro del área para permitirle al uno tocar corto. Esta situación puede ser bien aprovechada por River si lleva a cabo una buena presión.

El equipo africano no salía en conjunto a presionar, esto le permitía al local encontrar siempre los espacios para salir limpio y generar peligro en el arco rival. Principalmente, usaba como salida al número 18, Kashiwa, un lateral habilidoso y rápido. A pesar de jugar por el sector izquierdo, el jugador es derecho, por lo que siempre engancha para su pierna hábil, situación que deberán tener en cuenta Gabriel Mercado y Carlos Sánchez.

Cuando no utilizaba la banda izquierda, probaba por la derecha, donde se mueve el croata Mikic (14), de manejo criterioso, atento en la marca y rápido para pasar al ataque; de una proyección suya y posterior centro, llegó el tercer gol del encuentro.

Será clave bloquear las subidas por la bandas para evitar la peligrosidad de estos dos hombres.  El otro valor a tener en cuenta es Kazuyuki Morisaki (8), conocido como Kazu. El ocho es un volante central de buen manejo que suele ser la manija del equipo. Por momentos, rota en su posición con Chiba, pasando a ubicarse como defensor central.

Es en la posición del doble cinco donde el conjunto nipón genera su fútbol. En casi todas las jugadas tocaban de primera, en corto y buscando al compañero mejor ubicado para después hacer un cambio de frente largo o poner un balón al vació para habilitar a sus delanteros, principalmente para el brasileño Douglas, que tuvo varias ocasiones de gol pero definió todas mal.

Por último, los dos primeros goles llegaron desde un tiro de esquina. El primero en una jugada preparada, peinando en el primer palo y entrando tres jugadores libres por el medio del área chica; y el segundo un cabezazo del central Chiba. Los hombres de River tendrán que prestar mucha atención en las marcas para evitar riesgos en la pelota parada.

Otra situación que tal vez pueda aprovechar el conjunto del Muñeco es el trajín que arrastra el conjunto japonés. River finalizó la competencia el 26 de noviembre y hace una semana que está haciendo la adaptación en Japón con un buen tiempo de descanso para recuperar jugadores, mientras que el conjunto local viene de tener competencia dos veces por semana y tiene algunos lesionados entre sus filas.


martes, 8 de diciembre de 2015

River en Japón

Alzamendi y Del Piero, goles intercontinentales









El conjunto Millonario comenzó el año 2015 con un claro objetivo: ganar la Copa Libertadores que hacía 19 años no podía alcanzar. El éxito conseguido en el máximo torneo continental estableció una nueva misión: ganar el Mundial de Clubes. Una misión imposible hasta ahora para los equipos argentinos, ni Boca, ni Estudiantes, ni San Lorenzo pudieron conseguirlo; y casi imposible, teniendo en cuenta que de la misma competencia participará el Barcelona, considerado el mejor equipo de todos los tiempos, con dos de los mejores jugadores del mundo: Messi y Neymar.

El 6 de diciembre, el plantel de River partió rumbo al Lejano Oriente en dos grupos. Uno hizo escala en París, y otro en Frankfurt, para luego dirigirse a la isla oriental y comenzar la preparación de la semifinal del “mundialito” (como le dicen en España) cuyo rival se dirimirá entre el Auckland City de Nueva Zelanda por Oceanía, TP Mazembe de la República Democrática del Congo por Africa y Sanfrecce Hiroshima representando al país anfitrión.

Mientras esperamos conocer el primer cruce, haremos un repaso de las veces que River fue a jugar a Japón, como le fue y algunos números interesantes sobre la antigua Copa Intercontinental y el actual Campeonato Mundial de Clubes.

Tal vez parezca irrelevante, y seguramente lo sea, pero sorprenderá saber que el Millonario es, contrariamente a lo que muchos nos quieren hacer creer, el equipo argentino que más veces viajó a Japón para disputar la definición de una copa internacional. Incluso, lo hizo mucho antes que otros equipos argentinos.

Al principio, la Copa Intercontinental  se llevaba a cabo en partidos de ida y vuelta en el continente europeo y americano. Recién en 1980 comenzó a jugarse con el formato de partido único en Tokio, con el fin de agilizar el calendario y los viajes de los equipos participantes.

La primera vez que River se fue al lejano oriente fue en 1986, tras la obtención de su primera Copa Libertadores. En aquella ocasión, gracias a una avivada del Beto Alonso, Antonio Alzamendi logró convertir el único gol del partido frente al Steaua de Bucarest (Rumania) que había sido campeón europeo tras ganarle al Barcelona de España.

Diez años después, en 1996,  tras levantar el trofeo continental de la mano de Enzo Francescoli, el Millo volvió al Estadio Nacional de Tokio. En esta ocasión, para enfrentarse a la Juventus de Italia, que contaba entre sus filas con Zinedine Zidane, Didie Deschamps, Alex Del Piero y Alen Boksic, entre otros. La superioridad física de los europeos fue notoria, pero a pesar de ello, River cayó solo 1 a 0 con gol de Del Piero y pudo haberlo empatado, pero un tiro de Ariel Ortega pegó en el travesaño. Años después, se hablaría de dopaje en varios jugadores de la Juve, que hasta el día de hoy no han sido develados.

El tercer viaje a Japón fue en 1997, a la ciudad de Kobe. Allí, en el estadio Memorial, River Plate y Vélez se enfrentaron por la Recopa Sudamericana. Una rareza que ambos equipos americanos y argentinos, hayan tenido que viajar hasta allí para dirimir un torneo continental. Lo cierto es que el conjunto de Ramón Díaz no pudo pasar del empate en un tanto (Francescoli –p– –Riv–; Chilavert –p– –Vel–) y en la definición por penales cayó por 4 a 2. Con la particularidad de que todos los goles de esa final, se convirtieron de penal.

Luego, pasarían 18 años para volver a realizar el viaje más largo de todos. Gracias a la obtención de la Copa Sudamericana 2014, River se ganó el derecho a disputar la Suruga Bank contra el campeón japonés, que en esta ocasión, fue el Gamba Osaka. El 11 de agosto de 2015, el equipo de Marcelo Gallardo derrotó 3 a 0 (C. Sánchez, Mercado y G. Martínez) al conjunto nipón y consiguió un nuevo lauro internacional.

Finalmente, gracias a la obtención de la Copa Libertadores 2015, los representantes de la banda se encuentran por quinta vez en la tierra de los Samurais para disputar, por primera vez, el Mundial de Clubes en este formato de semifinal y final.

Los números del Millo en Japón:

PJ
PG
PE
PP
GF
GC
Titulos
4
2
1
1
5
2
2

Participaciones de los argentinos en Japón:

River Plate
5 (1986, 1996, 1997, 2015 -2 veces-)
Boca Juniors
4 (2000, 2001, 2003, 2007)
Independiente
3 (1984, 1995, 2011)
Velez
3 (1994, 1995, 1997)
Argentinos Juniors
1 (1985)
Arsenal
1 (2008)
Lanús
1 (2014)


lunes, 30 de noviembre de 2015

Campeonato 1956

Siempre en el podio

El plantel campeón de 1956















Tras recuperar la hegemonía en 1955, River Plate buscaba alzarse con el certamen de 1956 para, una vez más, ser bicampeón del fútbol Argentino.

Para esta ocasión, el conjunto dirigido por José María Minella solo incorporó a Carlos Lara, delantero de Ferro, y contó con el regreso al club de Omar Rossi, a préstamo en Huracán. Además, perdió a una de sus figuras: Walter Gómez se marchó al Palermo de Italia.

Fueron dieciséis equipos los que participaron de la Primera División, que se enfrentaron todos contra todos en dos rondas de quince fechas. La temporada comenzó el 15 de abril, y el fixture, en una situación hoy en día impensada, tenía preparados dos desafíos de alto voltaje: Independiente y Boca serían los dos primeros rivales el Millonario.

Los triunfos en los dos clásicos, el primero en condición de visitante por 1 a 0 (Russo –Riv-) y el segundo como local por 2 a 1 (Zárate y Labruna –Riv-; Angelillo –Boc-), lo perfilaron como un firme candidato a revalidar el título de 1955. A partir de allí, y hasta la octava jornada, el Millo obtuvo tres triunfos y dos empates. Racing Club puso fin al invicto al derrotarlo 4 a 2 en Avellaneda y logró alcanzarlo en la cima de las posiciones, junto con Boca Juniors, con doce puntos.

En las jornadas siguientes, la primera colocación pasaría de manos entre estos tres equipos. En la fecha once, tras vencer San Lorenzo, River volvió a tener la punta en soledad, ya que el xeneize había caído en su cancha contra Rosario Central.

Luego de tres empates consecutivos, el Millo terminó la primera rueda con un triunfo frente a Estudiantes de La Plata, resultado que le permitió ser líder, junto a su archirrival de la ribera, con 22 unidades, uno más que Lanús, su sorprendente escolta, y dos más que Racing y Vélez.

El comienzo de los desquites no podía ser mejor, la goleada a Independiente le permitió ser el único líder, gracias a la derrota de Boca frente a Vélez. La revancha del superclásico fue para los auriazules, volviendo a emparejar a ambos conjuntos en la tabla de posiciones, junto con Vélez Sarfield, que alcanzaba este hito por primera vez en su historia en el profesionalismo.

Una vez más, mostrando la paridad existente en el certamen, las alternativas en la parte alta de la tabla serían muy cambiantes. Cada fin de semana que pasaba, encontraba a un nuevo equipo en lo más alto. Así, entre las fechas 17 y 20, fueron líderes Boca, River, Racing y Lanús.

El conjunto Granate se mantuvo en la máxima colocación hasta la jornada 23, cuando empató con Vélez en Liniers, permitiéndole a River alcanzarlo tras derrotar a Racing Club por 2 a 1. Luego de la caída en el superclásico, el conjunto de la banda acumuló cuatro triunfos, un empate y una derrota, manteniéndose cerca de los distintos líderes.

El plato fuerte de la fecha 24 fue el enfrentamiento entre ambos líderes: el sorprendente Lanús, que había mostrado un juego vistoso y efectivo, contra el último campeón, River Plate. A pesar de ser dominado en la primera mitad, a tal punto de irse al descanso en desventaja por un gol, el conjunto de Núñez logró revertir el resultado y alzarse con una victoria por 3 a 1 (A. Rojas –Lan–; Loustau, Sánchez y Labruna –Riv–) que sería decisiva para lo que quedaba del certamen.

Ese equipo de Lanús fue conocido como “Los Globetrotters” y su formación base estaba compuesta por: Vega; Prato, Beltrán; DaponteGuidiNazionale; Carranza, Lugo, Alfredo RojasUrbano Reynoso y Moyano.

La victoria del Millonario en el sur le permitió sacar una luz de ventaja sobre su perseguidor, que a partir de allí no puedo recuperarse para alcanzar al conjunto de la banda. En la siguientes cuatro jornadas, el Millo obtuvo dos victorias y dos empates, mientras que el Granate cosechó dos victorias, un empate y una derrota.

River llegó a la fecha 29 con una ventaja de tres puntos sobre su perseguidor y, si conseguía una victoria en el Monumental, se consagraría campeón nuevamente. El partido fue una fiesta, el conjunto local apabulló a su rival por 4 a 0 (F. Vairo, N. Rossi, Labruna y Sívori –Riv–) y terminó dando la vuelta olímpica en su casa.

Aquella tarde los equipos formaron de la siguiente manera:

River Plate: A. Carrizo; A. Pérez, F. Vairo; Mantegari, N. Rossi, O. Rossi; N. Menéndez, Sívori, Prado, Labruna y Loustau.

Rosario Central: Ormeño; Biagioli, Cardoso; Álvarez, Minni, J. Poi; Mottura, Apiciafuocco, Gauna, Castro y Giménez.

La derrota en el último partido frente a Estudiantes de La Plata solo sirvió para completar el calendario de un campeonato que River ganó de punta a punta, manteniéndose en las primeras colocaciones a lo largo de todo el certamen y luchando palmo a palmo a con un equipo de Lanús que sorprendió a propios y extraños.

Los números del campeón:

PJ
PG
PE
PP
GF
GC
PTS
30
17
9
4
61
32
43

El segundo puesto fue para Lanús, que culminó con 41 puntos, completando la mejora campaña de su historia hasta esos días.

Los goleadores del campeonato fueron Juan Castro de Rosario Central y Ernesto Grillo de Independiente con 17 goles cada uno. El máximo artillero de River fue Enrique Omar Sívori con 10 anotaciones, seguido por Ángel Labruna con 9 y Héctor Zárate 8.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Quemados

Copa Sudamericana 2015 – Semifinal vuelta – 26 de noviembre de 2015
Huracán 2 (3) - River Plate 2 (2)

Mora, autor de un doblete (foto www.conmebol.com)















Ya está, se terminó. Hace tres meses que estos jugadores están esperando que llegue este momento. Primero fue el calvario del torneo de 30 equipos, y ahora la Copa Sudamericana. Tal vez, la Copa más fácil que podría haber jugado River en su historia y, sin embargo, por la desidia, el desgano y el “no importa total vamos a Japón”, la dejó escapar.

Huracán fue un rival digno y obtuvo la clasificación merecidamente. Fue mejor que el Millo en el Monumental, aunque el gol fue por otro error defensivo, y lo superó durante sesenta minutos en el partido revancha. Solo el poder de las individualidades propias y el desgaste ajeno, le permitieron al equipo de Gallardo ponerse a tiro de la clasificación.

El análisis del partido comienza en la formación de los equipos. Domínguez apostó a los mismos nombres que le habían dado la victoria en la ida, mientras que el Muñeco prefirió experimentar con una formación que nunca había probado.

El resultado estuvo a la vista: en 25 minutos perdía 2 a 0 y podría haber recibido muchos más goles. Un doble error entre Maidana, que perdió siempre con Abila, y Barovero, que la dejó muerta en los pies de Toranzo, le permitieron al ex River abrir el marcador. Otro error defensivo dejó sólo a Wanchope que, de cara a Trapito, solo tuvo que sortearlo para definir solo debajo del arco.

Las apreciaciones respecto del rendimiento de River ya son reiterativas desde que volvió de ganar la Suruga Bank. Siempre parece que no puede tener un rendimiento más bajo, y así como hace seis meses jugaba cada vez mejor, ahora lo hace cada vez peor. Con Independiente, por el torneo local, había sido el mas pobre de la era Gallardo, se superó en Chapecó y volvió a superarse en esta revancha contra el Globo.

La reacción del final habla a las claras de que, si se lo proponen, estos jugadores pueden dar mucho más, pero no pueden regalar tantos minutos y cometer tantos errores. Los tres goles del Globo fueron por gravísimos errores defensivos. Además, en esta serie, River regaló 150 minutos, que si los hubiera jugado como en los últimos treinta, tal vez estaríamos hablando de una nueva final internacional.

Ahora si podrán pensar tranquilamente en Japón. En ese Mundial que se metió en la cabeza en agosto y que no los dejó pensar en otra cosa, aunque tuvieran la posibilidad de seguir quedando en la historia grande de la institución. La bronca, como se dijo al principio, es porque esta copa se presentaba como las más fácil de las tres que jugó en el último año y medio, con rivales de poco renombre internacional y sin clásicos en el medio.

Pero Huracán se ha transformado en la bestia negra de Marcelo Gallardo. No pudo ganarle ninguno de los cuatro partidos que jugaron en el año. Perdió dos y empató dos. Las dos derrotas significaron perder dos copas: la Supercopa Argentina y la eliminación en semifinales de la Sudamericana.

También quedará para otro análisis la actitud de los jugadores y el trabajo que se hace en otras áreas. Los problemas para retener hombres claves, la dificultad para renovar contratos, los problemas extrafutbolísticos, las ventas prematuras de algunos jugadores (entendiéndose por prematuras el seguir en el club cuando ya están vendidos), las diferencias entre jugadores, cuerpo técnico y dirigentes y otras cosas que no se conocen por los buenos resultados obtenidos hace tres meses, también hacen mella en el plantel.

Ahora hay que viajar al Mundial de Clubes con la preocupación de tener un rendimiento muy bajo y con la sensación de que cualquiera pueda ganarle a este equipo. Que todo el mundo está empecinado en hablar del Barcelona, el mejor equipo del mundo, sin considerar que juagando así, lo más probable es que River se quede en la semifinal.

El lado bueno de la eliminación es que podrán hacer un viaje largo con tiempo para llegar al lejano oriente, adaptarse y acomodarse para descansar y trabajar en las tierras niponas para evitar el cansancio del viaje en el primer encuentro.

Esta eliminación comienza a marcar el camino del fin de ciclo de muchos jugadores que ya dieron el máximo que podían dar y que están pensando en ventas que les permitan mejorar las arcas de su economía. El Mundial de clubes será el cierre y ahí comenzará la habilidad del técnico y el consejo de fútbol para encontrar e incorporar jugadores que puedan rendir con la camiseta de River, porque, por ahora, las incorporaciones no han dado resultado.

Hay varios desafíos por delante, uno solo futbolístico y muchos institucionales. Tal vez ahora empecemos a ver, verdaderamente, la habilidad de esta dirigencia para formar equipos ganadores.

Formaciones

Huracán: M. Díaz; San Román, Nervo, Mancinelli, Balbi; Bogado, Vismara; Espinoza, Montenegro, Toranzo; Avila. Director Técnico: Eduardo Domínguez.

Ingresaron: 13’ST Miralles por Espinoza; 26’ST Distéfano por Montenegro; 38’ST Villarruel por Toranzo.

River Plate: Barovero (3); Mercado (4), Maidana (3), Balanta (4); Casco (2), C. Sánchez (3), Kranevitter (5), Ponzio (5), Vangioni (4); Mora (6) y Alario (5). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 0’ST G. Martínez (3) por Vangioni; 0’ST Mayada (5) por Casco; 21’ST L. González (5) por Ponzio.

Resumen

Goles: 2’PT Toranzo (Hur); 25’PT Abila (Hur); 23’ST Mora (Riv); 35’ST Mora (Riv).
Incidencias: 47’ST expulsado C. Sánchez (Riv)
Arbitro: S. Ricci (Bra) (mal)
Figura: Abila (Hur)

domingo, 8 de noviembre de 2015

Terminó el calvario

Campeonato de Primera División 2015 – Fecha 30 – 8 de noviembre de 2015
River Plate 0 – Newell’s 2 

Mayada, de las mejores variantes (foto River Plate)














Así es, este impresentable campeonato largo, de una sola ronda sin revanchas, con repetición de clásicos, con treinta equipos e igual cantidad de jornadas, llegó a su fin. Fue un verdadero calvario para este River, que siempre supo que no era el objetivo principal y que los que conformaban la alineación inicial, solo lo hacían para cuidar a los titulares.

La situación se agravó con la salida de Fernando Cavenaghi luego de la obtención de la Copa Libertadores. El goleador no era prioridad en la consideración del técnico y por eso aceptaba participar de la competencia local. La seriedad con la que encaraba los partidos por el solo hecho de tener la camiseta de River contagiaba a sus compañeros, tal vez, con las mismas carencias futbolísticas que ahora, pero con un poco más de ganas.

Su partida a Chipre y la posterior derrota en el superclásico de la jornada 24 terminaron por minar las intenciones del Millonario en el certamen local. Con la cabeza puesta en Japón y con la Copa Sudamericana en el horizonte, el Torneo de treinta pasó a ser un suplicio. Tanto para jugadores, como para el técnico, los hinchas y los dirigentes.

Los jugadores parecen saber que, hagan lo que hagan, no entrarán en la consideración del Muñeco para los partidos importantes;  Gallardo carga con la responsabilidad de no haber podido inculcarle a esos jugadores la importancia de tener puesta la camiseta de River, posiblemente el mensaje no llegó, por desinterés o por lo ya dicho anteriormente; los hinchas porque, ante cada encuentro, solo cantaban pensando en Japón y aplaudían a los jugadores ante cada actuación impresentable en el Monumental; y los dirigentes porque se durmieron en los laureles por los logros obtenidos.

El encuentro con Newell’s fue uno más de esos que hacen doler los ojos. Jugadores desganados, sin ideas, cometiendo errores infantiles y recibiendo goles por causa de esos errores. Fue doloroso ver que el equipo solo jugaba porque tenía que cumplir con el fixture, situación inadmisible para una institución como River Plate.

Infinidad de veces se hizo la cuenta de la cantidad de puntos que el Millo perdió en condición de local. Desde que volvió de Japón por la Suruga Bank jugó once partidos, ganó tres, empató tres y perdió cinco, 21 puntos en total que se perdieron por no encarar con seriedad el certamen.

Si hacemos la cuenta de los partidos en el Monumental, empató tres y perdió tres. O sea, no volvió a ganar en su casa tras el periplo en el lejano Oriente. Una situación inadmisible para el club más grande de la Argentina y actual campeón de todos los torneos organizados por CONMEBOL.

A todo eso hay que sumarle los encuentros previos en los cuales dejó escapar unidades ante equipos ascendidos como Temperley, Huracán, Unión y Quilmes, todo ellos visitantes del Vespucio Liberti.

Y mejor ni pensar que hubiera pasado si, al menos, se hubieran conseguido la mitad de esos puntos. Podríamos estar hablando de un River campeón o peleando el campeonato hasta las últimas fechas. 

Pero los intérpretes nunca entendieron la importancia de tener puesta la camiseta de River. Esa es la explicación. Transitaron por las canchas argentinas con el desgano de quién ya no quiere seguir jugando, y se notó en cada juego.

Por suerte ya no habrá que sufrir más con este mediocre certamen. Las tres semanas que faltan para el definitivo encuentro contra Huracán por la semifinal de la Copa Sudamericana serán claves para recuperar a los que están con molestias y limpiar la cabeza de pensamientos que van más allá de ese cruce.

Los jugadores deben concentrarse en la Copa Sudamericana. Es una competencia importante, en la cual puede repetir título y consagrarse bicampeón, algo que no es fácil de conseguir en el ámbito sudamericano. Además, sería una envión importante de cara al Mundial de Clubes, llegar como campeón vigente de toda competencia continental.

Quedará en el debe de los jugadores, entender que con la camiseta de River hay que salir a ganar en todas las canchas. Con ganas, con buen juego, con buenas intenciones, con ímpetu, con enjundia o, por lo menos, con garra. El que así no lo entienda, que busque otro destino.

Formaciones

River Plate: Chiarini (6); Solari (3), Mammana (4), Vega (6), Vangioni (5); Arellano (4), G. Rodríguez (4), Mayada (5); Viudez (4); Mora (3) y Saviola (3). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 0’ST Palacios (4) por Arellano; 0’ST Casquete (4) por Saviola;  31’ST Olivera por Vangioni.

Vélez Sarfield: Unsain; F. Escobar, L. Fernández, N. Paz, G. Báez; D. Rodríguez, H. Villalba, Tonso, M. Rodríguez; Tévez y Boyé. Director Técnico: Miguel Russo.

Ingresaron: 17’ST Scocco por Tévez; 28’ST Bernardello por Villalba; 32’ST Mugni por Tonso.

Resumen

Goles: 20’ST M. Rodríguez (New); 42’ST Scocco (New)
Incidencias: no hubo
Arbitro: F. Echenique (bien)
Figura: M. Rodríguez (New)

viernes, 6 de noviembre de 2015

Descansar y recargar

Copa Sudamericana 2015 – Semifinal ida – 5 de noviembre de 2015
River Plate 0 – Huracán 1

El Muñe no le encontró la vuelta (Foto River Plate) 














River volvió a caer en su casa frente a un rival que propuso muy poco, que fue con la firme intención de aguantar el cero en su arco y que, en una jugada fortuita, producto de un error defensivo, uno más del Millonario, se encontró con la ventaja.

En principio, parece demasiado premio para la mezquindad que mostró Huracán durante los noventa y siete minutos que duró el encuentro. Pero haciendo un repaso veloz de lo que fue el cotejo, el Globo siempre tuvo el control del partido.

Siempre se jugó de acuerdo a su propuesta y, por momentos, hasta se dio el lujo de mover la pelota de un lado a otro sin que los jugadores de la banda pudieran recuperarla. Se notaba la impotencia en los hombres Millonarios y la tranquilidad de los Quemeros por haber encontrado el gol tempranero.

Quizás esa fue la clave del partido. Este River se ha convertido, decididamente, en un equipo sin respuestas, si iniciativa, sin ideas y con muy poca rebeldía. Muy diferente a aquel del año pasado que, al estar en desventaja, podía revertir cualquier resultado y ponerlo a su favor.

En la primera semifinal, los de Gallardo tuvieron 75 minutos para tratar de, por lo menos, llegar al empate, pero ni siquiera tuvieron una jugada clara de gol. Marcos Díaz prácticamente no participó del juego más que para descolgar algún que otro centro. Tampoco Barovero fue exigido, muestra de que ninguno de los dos equipos pateó al arco en todo el encuentro.

Ya es preocupante la actualidad y estas tres semanas que vienen serán un bálsamo para tratar de despejar la cabeza, descansar el físico y recuperar a todos los jugadores que arrastran molestias musculares o alguna lesión.

Y estos son los dos factores que llaman poderosamente la atención. Por un lado, el físico. Las lesiones o molestias musculares se repiten partido tras partido. Siempre hay uno o dos jugadores que deben ser reemplazados por alguna dolencia de estas características, lo que pone en duda el trabajo en la preparación física. La carga de partidos es mucha e influye, pero esa información se conoce desde que empezó el 2015 y la preparación debió haber sido acorde a ella para evitar estos inconvenientes.

Por el otro, el aspecto mental, que no es menor. La fortaleza psicológica con la que contaba el equipo hace seis meses parece haberse perdido. Ante la primera adversidad, no se encuentran respuestas. 

Anoche River fue superado, futbolísticamente y mentalmente por un equipo que tiene en la cabeza que, si pierde en la última feche del torneo local, podría jugar la próxima temporada en el Nacional B.

Poco hay para rescatar de este encuentro, solo las palabras del entrenador, que parece ser el único que entiende absolutamente todo. La autocrítica y la visión del juego que muestra luego de cada partido, son la luz de esperanza para creer en que se puede revertir la serie. El tanque de nafta, como dijo el Muñeco, está con la reserva, y estas tres semanas servirán para recargar las pilas y encarar la revancha sabiendo que con un gol se empata la serie.

No parece imposible, pero si con el cero, Huracán no propuso nada, con el resultado a su favor seguramente el planteo sea similar, y toda la responsabilidad, como siempre, será del Millonario, que deberá encontrar un gol rápido para poder tranquilizarse y revertir el resultado.

Formaciones

River Plate: Barovero (6); Mercado (5), Maidana (6), Mammana (4), Casco (2); C. Sánchez (4), Kranevitter (5), G. Martínez (2); Driussi (2); Mora (3) y Alario (5). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 0’ST L. González (5) por G. Martínez; 0’ST Viudez (4) por Driussi; 16’ST Saviola (3) por Mora.

Huracán: M. Díaz; San Román, Nervo, Mancinelli, Balbi; Bogado, Vismara; Espinoza, Montenegro, Toranzo; Avila . Director Técnico: Eduardo Domínguez.

Ingresaron: 8’ST Sotelo por Montenegro; 32’ST Bruna por Toranzo; 42’ST Moreno y Fabianesi por C. Espinoza.

Resumen

Goles: 14’PT C. Espinoza (Hur).
Incidencias: no hubo
Arbitro: A. Cunha (Uru) (aceptable)
Figura: Espinoza (Hur)

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domingo, 1 de noviembre de 2015

No puede faltar

Campeonato de Primera División 2015 – Fecha 29 – 31 de octubre de 2015
Vélez Sarfield 0 - River Plate 1

Alario y Saviola, realidades opuestas (foto River Plate)













River va cerrando su participación en el interminable Torneo de treinta equipos, y sigue buscando encontrar el rumbo del buen juego y los resultados positivos, dos ítems que se encuentran en columnas diferentes del balance post Suruga Bank.

Por un lado, en el debe, vamos a encontrar los resultados positivos en el plano local, en donde ha perdido puntos increíbles contra equipos claramente inferiores; y el buen juego, un apartado que, en un principio, se creyó que se lograría utilizando como banco de pruebas el torneo argentino, pero que no se ha conseguido en ninguna de las dos competiciones.

Por el otro, en el haber, las victorias en el plano internacional compensan un semestre que no ha llenado los ojos de los hinchas Millonarios. El tener la semifinal de la Copa Sudamericana en el horizonte, puede maquillar los malos rendimientos y resultados obtenidos post Suruga, pero no dejan de ser preocupantes de cara a lo que viene.

El partido con Vélez, al igual que los de las jornadas post fecha de clásicos, fue, desde la óptica de los objetivos deportivos, meramente para cumplir con el fixture de un campeonato local que resulta molesto hace varias jornadas.

Molesto para varios jugadores que sienten que para las citas importantes no son tenidos en cuenta, y para los hinchas que se ven forzados a ver jugadores que no demuestran en la cancha las ganas de querer jugar y vestir esta camiseta.

El encuentro en Liniers fue parejo, hubo jugadas de peligro para ambos conjuntos y Julio Chiarini tuvo una participación importante, evitando la caída de su arco en varias oportunidades, pero en el complemento, las más claras fueron para el Millonario.

Dos pelotas en los palos, una de ellas, una definición increíble de Javier Saviola, que tiene la mira torcida. El Conejo recibió solo, dentro del área, un pase del Pity, y cuando remato, solo frente al arco, desde el punto del penal y con ningún rival en frente, su remate se estrelló en el poste izquierdo de Aguerre.

Una jugada increíble, que habla de lo mal que está el delantero a la hora de la definición. Para colmo, a los nueve minutos ingresó Lucas Alario y con dos o tres participaciones le alcanzó para ser el jugador más peligroso del Millonario. De hecho, fue él quien abrió el marcador tras un centro de Martínez.

Está claro que de las incorporaciones, el ex Colón ha sido la más importante. Su ausencia se sintió sobre manera en los últimos encuentros. Cuando él no juega, el equipo no tiene peso ofensivo. Es increíble lo rápido que se ha convertido en una pieza clave para el andamiaje de Marcelo Gallardo.

En el Amalfitani, pero sobre todo en Chapecó, y frente a Aldosivi, Independiente y Defensa y Justicia, quedó en evidencia que Alario no puede faltar. Su influencia en el ataque es tan importante que parece que, dentro del área, la pelota siempre lo busca a él.

Queda esperar que no tenga una recaída de su problema en el hombro y que varios de los jugadores que arrastran molestias musculares se pongan a punto. El Millo debe pasar la semifinal de la Sudamericana para llegar con ritmo de competencia al Mundial de Clubes.

Queda una fecha para finalizar el Torneo de treinta y luego de la primer semi pasarán veinte días hasta que vuelva a tener competencia oficial. Buen momento para recuperar a todos los jugadores y ponerlos en forma de cara a la recta final.

Formaciones

Vélez Sarfield: Aguerre; Cubero, Amor, Gianetti, D. Pérez; Asad, Desábato, Somoza, Cufré; Toledo y F. Vázquez. Director Técnico: Miguel Russo.

Ingresaron: 30’ST L. Romero por Somoza; 32’ST Doffo por Toledo; 40’ST Alvarenga por F. Vázquez.

River Plate: Chiarini (7); Mayada (6), Mammana (7), Vega (6), Casco (5); Bertolo (2), L. González (5), Ponzio (5), G. Martínez (7); Viudez (4) y Saviola (4). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 9’ST Alario (7) por Bertolo; 30’ST G. Rodríguez por Ponzio; 33’ST Maidana por Casco.

Resumen

Goles: 36’ST Alario (Riv)
Incidencias: 41’ST expulsado D. Pérez (Vel)
Arbitro: N. Lamolina (bien)
Figura: Alario (Riv)