jueves, 21 de marzo de 2013

Vaselina

La pelota viaja a la red, ellos miran















El 10 de marzo de 2002 se jugó la fecha seis del torneo clausura de ese año y, en la Bombonera, se disputó el superclásico número 174 de la era profesional.

River llegaba invicto, con cuatro victorias, un empate y 16 goles a favor. Boca no había perdido en el campeonato, producto de dos triunfos y tres pardas. Para el local era la oportunidad de acortar distancias con el puntero y, para el “Millonario”, la posibilidad de alejar definitivamente a su eterno rival de los puestos de vanguardia, con el agregado de poder cortar una racha de más de siete años sin victorias en el riachuelo.

Los equipos salieron al campo de juego con:

BOCA JUNIORS: Abbondancieri; J.M.Calvo, Burdisso, Crosa, C.Rodríguez; Battaglia(Giménez),Traverso, Serna, Gaitán(Carreño); Gmo.Barros Schelotto, Delgado. Director Técnico: Oscar Tavarez.

RIVER PLATE: Comizzo; Garcé, C.Ayala, Rojas; Coudet(Husaín), Ledesma(Pereyra), Cambiasso, Zapata(Demichelis), D'Alessandro; Ortega, Cavenaghi. Director Técnico: Ramón Díaz.

Fue un partido con muchas ocasiones de gol para ambos bandos, por momentos de ida y vuelta, con Ariel Ortega y Andrés D’Alessandro inspiradísimos y un Eduardo Coudet imparable por la banda.

Como siempre que juega River, la tribuna visitante estaba pintada de rojo y blanco, a pesar de la lluvia no cabía un alfiler y los cantos se escuchaban desde Núñez. Ese sonido ensordecedor se cambió por un alarido de gol cuando, a los 26 minutos del primer tiempo, Esteban Cambiasso abrió el marcador. El “Millo” se ponía en ventaja y Boca no sabía cómo hacer para detener el vendaval.

Faltando poco para la finalización de la primera etapa, una jugada que nació por la izquierda con Victor Zapata, buscó a Ortega; el “Burro” la metió en el área, donde la recibió D’Alessandro, quién hizo un pase más para habilitar a Coudet. El “Chacho” llegó libre cerca del área chica y con un remate cruzado venció la resistencia de Abbondanzieri, que parado en el primer palo, no pudo hacer nada para evitar una nueva caída de su valla.

El segundo tiempo empezaba con el local buscando descontar por todos los medios y el “Millonario” esperando para, de contra, ampliar la ventaja en el marcador. La impericia de los hombres “xeneizes” y la seguridad defensiva del equipo de Ramón Díaz, impidieron que Ángel Comizzo tuviera que ir a buscar la pelota dentro de su arco. De hecho, de contragolpe, el “Torito” tuvo la posibilidad de ampliar la ventaja, pero su definición pegó en el palo cuando Abbondanzieri había quedado en el camino.

Así transcurrió el complemento, aunque todavía faltaba la sorpresa de la jornada. En el minuto 43 de ese período, bajo una intensa lluvia, Ricardo Rojas recuperó la pelota en la zona defensiva “Millonaria”, aguantó una patada desde atrás de Carreño y siguió con su carrera hacia la mitad de cancha, siempre por el lateral izquierdo; antes de cruzar el límite de lo desconocido, descargó con D’Alessandro, que tenía dos hombres encima, éste encaró hacia la izquierda y Rojas, lejos de intimidarse, se lanzó a la aventura. El “Cabezón” tocó rápidamente para Cavenaghi, ubicado sobre la línea lateral, que, antes de recibir, ya había visto al nacionalizado paraguayo corriendo por detrás del joven zurdo “Millonario”. “Cavegol” descargó rápidamente hacia donde se encontraba el guaraní, que la dejó picar y con un suave toque esquivó la marca del último hombre rival. En ese instante, Abbondanzieri comenzó a salir para achicar el ángulo de remate y, en ese mismo momento, el “paragua” ejecutó  una maniobra que sorprendió a propios y extraños. En un segundo de lucidez, impactó el balón enterrando el empeine debajo del mismo, éste describió una parábola perfecta que dejó al uno local parado en la línea del área chica, viendo como la número cinco le pasaba por encima de la cabeza, sin poder hacer absolutamente nada, y se estrellaba contra el fondo del arco. El misionero había practicado una exquisita vaselina para convertir su primer y único gol en el fútbol argentino que decretaba un contundente 3 a 0 a favor del equipo de Ramón Díaz.

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