lunes, 24 de noviembre de 2014

Pelotazo en contra

Campeonato de Primera División 2014 – Fecha 17 – 23 de noviembre de 2014
Racing Club 1 - River Plate 0
El gol (foto Télam)













Marcelo Gallardo tuvo que tomar decisiones y lo hizo. Él mejor que nadie sabe con el plantel que cuenta y en qué condiciones se encuentran sus jugadores luego de haber jugado un semestre completo, con tres competencias, con tan solo trece nombres importantes, sin refuerzos y muchos jugadores juveniles.

El partido contra Racing se presentaba como una bisagra en esta recta final y el único resultado que no le servía a River era perder. Lamentablemente, como viene sucediendo en los últimos partidos, una jugada desafortunada terminó sentenciando el encuentro. Un centro a media altura, un sinfín de rebotes dentro del área, un remate de Diego Milito (que gritó el gol como si hubiera sido suyo) que tapó excelentemente Marcelo Barovero y otra vez un sinfín de rebotes que tuvieron como último destino la red, tras pegar en Ramiro Funes Mori.

Curiosamente, el Mellizo, que había allanado el camino al campeonato pasado con su cabezazo en la Bombonera, tuvo responsabilidad en los goles recibidos en los últimos partidos: el empate de Olimpo, y este en contra en Avellaneda; que pueden ser los que sentencien este certamen.

Antes de la mala suerte, River había llegado tres veces con peligro al arco de Sebastián Saja. La más importante, una que le quedó servida a Sebastián Driussi dentro del área, de frente al arco, y cuyo defectuoso remate se fue por el palo más lejano. Tras el gol, los jugadores de la banda carecieron de ideas para intentar empatarlo.

La formación alternativa presentada por el Muñeco ha generado discusiones varias. Lo cierto es que, independientemente del nivel de algunos jugadores y de los errores dirigenciales, él hizo lo que creyó mejor para el plantel con lo poco que tiene. Poner un equipo que tuviera la mente y las piernas despejadas, que no estuvieran pensando en el cruce del próximo jueves contra Boca por la Copa Sudamericana.

También es posible que el técnico haya considerado que, con la mayoría de los titulares, no pudo sacar la ventaja necesaria en los últimos encuentros  contra Vélez y Olimpo, tal vez porque estaban más pendientes de la semifinal, entonces prefirió poner jugadores que no tuvieran eso en la cabeza.

Decir que River perdió el campeonato en el Cilindro es prematuro. Es verdad que perdió la cima y que quedó dos puntos detrás, pero aún faltan dos fechas, seis puntos, y nada está definido. Lo doloroso es ver que un equipo que no pateó al arco y que no propuso nada, se encontró con un gol de chiripa y después se dedicó a cuidar el resultado.

Viendo los últimos partidos, es imposible no pensar en lo lejos que quedaron aquellas tardes o noches donde River ganaba, gustaba y goleaba. Parece que hubiera sido otro campeonato. En esas jornadas, el tiempo no pasaba más, la ansiedad era mucha por llegar al final con ese rendimiento. De golpe, el principal rival de este plantel, el cansancio, apareció y poco a poco se fue perdiendo ese estilo para obtener puntos luchados y ganados con esfuerzo, teniendo que dar vuelta resultados. A partir de allí, el tiempo pasó volando, hasta llegar a esta derrota con Racing.

También es curioso como un equipo que mostró tan buen fútbol, habiendo perdido solo dos partidos, ahora ya no dependa de sí mismo para coronarse campeón. Se pasó de un racha invicta de 32 partidos, a cinco encuentros sin ganar en un abrir y cerrar de ojos, y da bronca pensar que parecen pesar más esos últimos partidos que el récord histórico para el club.

No es casualidad que esta seguidilla sin triunfos coincida con la jornada en la que se conoció que el cruce por semifinal sería contra Boca. A partir de allí, no solo el cansancio hizo su trabajo, sino que el estrés mental que eso genera también pasó factura.

Ahora River se ve en la obligación de ganar el próximo jueves para seguir en la Copa. Si ya existía cierta presión por la importancia de la instancia y el rival, esta derrota suma unos kilos más en la mochila para ese partido.

En el plano local, hay que esperar un guiño del destino que le haga perder puntos a Racing y que le permita al Millo ganar los dos encuentros que quedan, con una particularidad: si dos equipos llegan igualados al final del torneo, habrá un partido desempate; pero si son tres los que obtienen las mismas unidades (Lanús tiene los mismo puntos que River) se define por los resultados entre sí y, en ese caso, el campeón sería Lanús.

Lo cierto es que el Millonario sigue vivo en los dos frentes, con la reserva en el tanque, pero con las ganas de quedar en la historia una vez más. Están ante una posibilidad única de llegar a una final continental luego de once años y con chances en el plano local. Racing se puede caer y a Boca se le puede ganar, hay que dar el zarpazo.

Formaciones

Racing Club: Saja; Pillud, Lollo, N. Sánchez, Grimi; G. Díaz, Videla, Aued, Centurión; Bou y Milito. Director Técnico: Diego Cocca.

River Plate: Barovero (5); Mammana (6), Pezzella (5), Funes Mori (4,5), Urribarri (4); Solari (3), G. Rodríguez (4), Cirigliano (5); Ferreyra (3); Driussi (4) y Boyé (4). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 9’ST Cavenaghi (4) por Boyé; 9’ST T. Martínez (4) por G. Rodríguez; 24’ST Kaproff (4) por Solari.

Resumen

Goles: 15’PT Ra. Funes Mori e/c  (Riv)
Incidencias: no hubo.
Arbitro: N. Pittana (aceptable)
Figura: vacante

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