martes, 22 de enero de 2013

Acróbatas del Aire

Arriba "Pinino"; Abajo "El Príncipe"




















El gol es la máxima expresión del fútbol. Un juego que fue creado con el objetivo de que once jugadores busquen incesantemente hacer que la pelota cruce la frontera de los tres palos rivales. Cuando el balón se estrella contra la red, se produce una sensación inexplicable, esa alegría que inunda las gargantas de hinchas y jugadores.

Hay muchas formas de conseguir ese grito de desahogo: de zurda, de derecha, de cabeza, con un zapatazo, de “chiripa”, todos valen uno. Pero hay algunos que se festejan y se gritan más que otros. Son esos que uno no puede creer que sean realidad. Parecen salidos de un cuento de ciencia ficción, con maniobras imposibles para cualquier ser humano normal, y que los jugadores, disfrazados de superhéroes, ejecutan como si fuese cosa de todos los días. Enredan sus piernas y practican una rabona perfecta, o tiran un taco sin siquiera mover los pies. Pero hay uno que es diferente, que desafía las leyes de la física y hace pensar que la manzana de Newton es puro cuento, claro, difícilmente existiera el fútbol en aquella época.

El gol de “chilena” es de esos que nunca se esperan, pero cuando llega, no se puede entender que fue lo que pasó. Se aguarda desesperadamente la repetición en cámara lenta para ver con lujo de detalles todo el movimiento que ese extraterrestre acaba de ejecutar. Si alguno tuvo la fortuna de verlo en la cancha, no ve la hora de llegar a su casa para poder corroborar fehacientemente lo que acaba de observar.

Un sujeto que salta, se suspende en el aire en un segundo que parece durar una eternidad, el torso que gira mientras el cuerpo está suspendido, su espalda que queda paralela al piso y las piernas que se colocan a 90 grados del cuerpo para impactar el balón hacía atrás, a veces de lleno, a veces con pifia, pero eso es lo de menos, lo que cuenta es lo impactante de la acrobacia.

Su origen data de 1914, cuando Ramón Unzaga la ensayó en la cancha del puerto chileno de Talcahuano. Años más tarde, en 1916, este jugador representó a la selección chilena en el sudamericano disputado en Buenos Aires, y  practicó la maroma que fue bautizada por la presa argentina como “chilena”. Nombre que se revalidó en 1927, cuando Colo-Colo hizo una gira por Europa, y el delantero David Arellano la llevó a cabo en España, donde también la denominaron así en honor a su nacionalidad.

En River hubo varios acróbatas, algunos más perfectos y armónicos que otros, pero todos igual de efectivos, aunque algunos con una sorpresa inesperada.

Enzo Francescoli: 8 de febrero de 1986 - River 5 – Polonia 4. Era un torneo de verano. A siete minutos del final el “Millo” perdía 4 a 2, pero en una ráfaga logró llegar al empate en el final por medio de Ramón Centurión. Aunque la igualdad parecía ser lo último de aquella jornada, todavía faltaba la perla de la noche. En el tercer minuto de adición, Norberto Alonso ejecutó un tiro libre desde la derecha, Oscar Ruggeri la metió de cabeza dentro del área grande cerca de la medialuna, el “Príncipe” la paró de pecho, y en el aire, ejecutó la pirueta dejando sin chances al arquero polaco. Luego el uruguayo declaró “si hubiera sido en un partido oficial hubiera quedado en la historia”. Esta vez se equivocó.

Oscar Más: 16 de mayo de 1965 – River 2 – Banfield 1. Sabido es que a “Pinino” le encantaban las definiciones extravagantes e impredecibles. En una época esquiva para el “Millonario” en cuanto a títulos, sus acrobacias y locuras alegraban al pueblo “Millonario”. El que no lo disfrutó fue Righi, arquero de Banfield, que en 1965 tuvo que sufrir la espectacular definición de “chilena” del “Mono”.

Javier Saviola: 14 de noviembre de 1999 – River 2 – Gimnasia (LP) 0. Por la fecha 14 del Apertura 1999, el equipo de Núñez recibía al Lobo en el Monumental. Fue un campeonato donde el conjunto de la banda roja tuvo un rendimiento parejo y se consagró campeón. Ese día, tras un corner, Mario Yepes bajó la pelota dentro del área y Saviola, que se había pasado en el cálculo, volvió sobre sus pasos y llevó a cabo la cabriola que terminó por meterse en el palo más lejano del arquero platense. Fue el 2 a 0 que encaminó al equipo hacia un nuevo título.

Hernán Crespo: 8 de mayo de 1996 – River 5 – Sporting Cristal (Perú) 2. Partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores. El conjunto de Ramón Díaz necesitaba ganar por dos goles para obtener la clasificación a cuartos. En el primer tiempo el “Millo”fue una tromba y se llevó por delante a los peruanos obteniendo la diferencia con holgura. Dentro de la catarata de goles de esa etapa, a los 30 minutos, Marcelo Escudero tiró un centro hacia tras que tomó a Crespo pasado en la carrera, éste no tuvo mejor idea que frenar, y en el aire, ejecutar la pirueta impactando el balón como venía y clavándolo dentro del arco peruano. Fue el 3 a 0 que aseguraba la clasificación a cuartos.

Martín Aguirre: 9 de octubre de 2011 – Huracán 1 – River 2. Fecha 10 del torneo Nacional B. Tras ir perdiendo, el conjunto de Almeyda llega al empate a través de Martín Aguirre. No conforme con eso, en el minuto 20, el “Tano” Vella desborda y tira un centro atrás, a media altura, que el “Gula” conecta con una acrobática “chilena” al ras del piso. Fue el segundo gol en su cuenta personal y el segundo del equipo de la banda que logró la victoria 2 a 1.

Facundo Quiroga: 28 de septiembre de 2008 – River 3 – Racing 3. Por el Apertura 2008, Racing visitaba a River y a los doce minutos de comenzado el encuentro, un desborde de Leandro González es interceptado por Facundo Quiroga que, con una acrobacia en el aire, intenta despejar el balón, con tanta mala suerte, que su despeje acrobático terminó colándose en el ángulo del arco de Marcelo Ojeda. En una época donde lo imposible se hacía realidad en el “Millonario”, Quiroga se hizo un gol en contra de “chilena”. Luego River finalizaría último en el campeonato por primera vez en su historia.

Roberto Trotta: 6 de agosto de 1997 – River 1 – Newell´s 0. El clausura 1997 llegaba a la decimoséptima jornada con River y Newell´s igualados en la cima con 34 puntos. El Monumental era testigo de una verdadera final. El partido era trabado, mal jugado y con una defensa rosarina casi impenetrable. El partido se moría igualado en cero, entraba en tiempo adicionado y tras un tiro de esquina generado por Enzo Francescoli, Marcelo Gallardo lo ejecutó al punto del penal. Luego de una serie de rebotes, Trotta queda de espaldas al arco y de frente a la pelota, que le había quedado a la altura del pecho, de modo que solo podía resolver de “chilena”. El balón terminó adentro del arco rojinegro, el “Cabezón” lo gritó con alma y vida y  River quedó en las puertas de un nuevo título.

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