San Miguel del Monte, provincia de Buenos Aires. En un restaurante
del pueblo, un joven de 14 años trabaja de mozo. Hasta allí llegó Renato
Cesarini buscando nuevos talentos para River Plate, más precisamente a ese
joven, que llamaba la atención por el tamaño de sus manos. Cesarini le ofreció al chico una prueba en River, pero éste
se negó, no quería alejarse de su pueblo. Ante la sorprendente negativa, Renato
le replicó “pibe, usted tiene las manos muy grandes, va a ser arquero”
Ese muchachito de 14 años, era Ubaldo Matildo Fillol, nacido
el 21 de julio de 1950.
Es uno de los mejores arqueros de la historia millonaria
(junto con el gran Amadeo Carrizo) y a pesar de no haber hecho las inferiores
en el conjunto millonario, el destino parecía ensañado en cruzarle la banda
roja en el pecho.
Su debut en primera división fue en 1969 con el Quilmes
Athletic Club, luego pasó a Racing Club (1972) donde fue dirigido por Angel
Labruna, para finalmente recalar en el equipo millonario en 1973, cuando
Angelito le dijo “si usted no va a River, yo lo cago a trompadas”
Llegó a River en una época esquiva en cuanto a títulos. Al
principio fue suplente de “Perico” Perez, pero cuando Labruna se hizo cargo de
la dirección técnica, en 1975, le entregó el buzo titular y con él se quedó
hasta 1983, cuando fue transferido a Argentinos Jrs.
Aquel 1975, fue el año en que River cortó la sequía de 18
años sin títulos, con el “Pato” en el arco y con un medio campo formado por
juveniles de la institución (Alonso, Merlo y Lopez). Más tarde, Fillol contaría
que en ese campeonato Metropolitano del ’75, el punto de inflexión fue el
partido con Boca en la bombonera, donde jugaron de noche, ganaron 2 a 1, y él
atajó un penal.
Historia particular la de Fillol con los penales. Además de
sus condiciones naturales para defender los tres palos, donde parecía imbatible
por su agilidad de piernas, su velocidad de reacción, sus reflejos felinos y su
forma de achicar el arco al punto de convertirlo en una ratonera, era un gran
atajador de penales.
Cuando él se paraba a 12 pasos de la pelota, el arco se
achicaba, o mejor dicho, el “Pato” se agrandaba, los rivales se amedrentaban y
él mostraba toda su seguridad. En su carrera atajó 16. Uno de los más
recordados es el que le contuvo al polaco Deyna, en el mundial de 1978, donde
Argentina fue campeón.
Su último partido fue en 1991, un River – Velez jugado en el
Monumental y como no podía ser de otra manera, con un penal atajado. River
llegaba peleando el campeonato con Newell’s y necesitaba ganar para coronarse,
pero el “Pato” le atajó un penal a Da Silva y cerró el arco, echando por tierra
las ilusiones de campeón del conjunto millonario. A pesar de ello, una vez
finalizado el partido, el estadio lo aplaudió de pié. Fillol tuvo una actuación
brillante y al día siguiente todos los medios periodísticos le pusieron un 10.
Además de campeón del Mundo en 1978 con la selección
nacional, en River atajó 405 partidos y logró siete campeonatos, una supercopa
con Racing, una supercopa de España con el Atlético de Madrid y la Copa
Guanabará con el Flamengo de Brasil.
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