
En épocas en las que no existían los encuentros televisados en vivo y en directo, ni se transmitía fútbol las 72 horas del fin de semana, la manera de seguir a River era yendo a la cancha o escuchando el partido por la radio y esperar al domingo a la noche para poder ver los goles en “Fútbol de Primera”.
En esos
años, se escuchaban los relatos y se imaginaban las jugadas, los pases, los
ataques, las atajadas y los goles. En esos tiempos, los jugadores no tenían
cuerpo, eran palabras que corrían y ejecutaban maniobras que tenían millones de
imágenes del otro lado del emisor.
Entre esas
imágenes, había un jugador que donde tomara la pelota, era peligro de gol. El
relator tropezaba con sus palabras cada vez que Medina Bello se ponía en contacto
con el balón. No importaba si estaba dentro del área o en el círculo central,
el relato se aceleraba, las palabras se convertían en trabalenguas y Ramón
Ismael hacía volar la imaginación de los escuchas.
El oriundo
de Gualeguay había llegado a River en 1989 proveniente de Racing Club, donde había
jugado desde 1986. Al principio no fue
titular, pero con la asunción de Daniel Passarella como director técnico del
club “Millonario” el delantero se ganó un lugar entre los once y formó una
dupla de ataque letal con Rubén Da Silva.
Aunque no
era un jugador de gran habilidad, como podía serlo el “Polillita” o Ramón Díaz,
por citar algunos de sus compañeros de ataque, el “Mencho” era una amenaza latente.
Su contextura física era la típica del “tanquecito”, de hecho, así lo apodaron
cuando todavía era un juvenil. Morrudo y retacón, sus 173 centímetros estaban
cargados de potencia. Cuando tenía la pelota ensayaba sus característicos “menchazos”,
unos zapatazos que rompían todo lo que se cruzaba en su camino, a tal punto que,
si iban al arco, podían clavarse en el ángulo, doblarle las manos al arquero e
incluso dejarlo desmayado en el césped, y si no, terminaban navegando por
las calles aledañas de algún estadio.
A pesar de
que un relator lo había apodado “Robocop”, incluso para una producción de la
revista “El Gráfico” se fotografió disfrazado como tal, por su potencia y tozudez,
no era ningún negado con la técnica. De repente podía sorprender dejando en el
camino a tres jugadores y pasando el cuero por un costado del arquero, para irlo
a buscar por el otro, como en aquel gol a Estudiantes de La Plata para coronar
campeón al “Millonario” en 1990; o antoando un gol de taco con una maniobra de
ballet jugando para la selección nacional. También podía errar goles increíbles, popularizando el famoso "lo que te devoraste Ramón Ismael!!" que exclamaba Marcelo Araujo cuando relataba los partidos de River.
Su explosión
le hacía pensar al escucha que sus jugadas siempre eran cerca del área y que
podían terminar en gol, ya que poseía una increíble velocidad que, ayudado por
su potencia, dejaba a los rivales en el camino como postes y obligaba a los
arqueros a enfrentarse a un fusilamiento inminente.
En las dos
etapas que estuvo en el club (1989/1993 y 1996/1997), jugó 155 partidos y marcó
86 goles. Con sus actuaciones logró conquistar al hincha de River que, aunque no
lo considera un ídolo absoluto, lo recuerda con mucho afecto como uno de los
grandes goleadores que vistieron el manto sagrado. Además, es uno de los
hombres que más títulos ganó en el conjunto de Núñez, con seis campeonatos
locales, una Copa Libertadores y una Supercopa Sudamericana.
Tras su
segunda etapa en el “Millonario” (1996-1997), militó en las filas de Talleres
de Córdoba, equipo con el que logró el ascenso y decidió retirarse para volver
dos años después a jugar en Sportivo Dock Sud de la primera C. Tras tres
temporadas allí, finalmente colgó los botines en el año 2005.
Actualmente,
al entrerriano se lo puede ver los lunes por la noche representando al
selectivo de veteranos de River Plate en una de las canchas auxiliares del
estadio Monumental.
es el jugador argentino que más veces salió en la tapa del gráfico en la década del 90, por encima incluso del innombrable
ResponderEliminarEs cierto, tengo un muchos números de la revista "El Gráfico" de la década del noventa y en una cuantas esta el "Mencho".
ResponderEliminarGracias por comentar.
Abrazo Millonario.