
Nuevamente nos encontramos ante un compilado de nombres que hoy día nos preguntamos ¿Cómo llegaron a ponerse nuestra casaca? ¿En qué pensaban cuerpo técnico y dirigentes cuando creyeron que estos hombres estarían a la altura de la camiseta más importante del país? Y nosotros, ilusos, teníamos la esperanza de que alguno de ellos nos sorprendiera, nos tape la boca y, al ponerse la banda, transformase todas esas especulaciones en simples fantasmas.
Lamentablemente,
esos fantasmas fueron los que se cruzaron la franja sangre en su incorpórea
silueta y configuraron un nuevo equipo falopa, la segunda entrega de esta
sección que, por desgracia, está lejos de ser la última.
Mariano Barbosa: -2009,
7 PJ, 9 GE- vino cedido de Estudiantes de La Plata, donde atajó un partido
y recibió cinco goles. En River no quiso ser menos y, entre campeonato y Copa
Libertadores, la fue a buscar adentro nueve veces en siete juegos.
Martín del Campo: -2003,
2 PJ, o goles - este uruguayo llegó con pergaminos de defensor lateral
campeón del fútbol uruguayo con Nacional de Montevideo en cuatro ocasiones. En
el “Millo” nunca hizo méritos para ser tenido en cuenta.
Facundo Quiroga: -2008-2010,
26 PJ, 1 gol, 9 amarillas, 1 roja, 1 golazo en contra- este riojano fue un caudillo argentino del siglo
XIX y gobernador de La Rioja… Ah!! no, perdón, es un futbolista que juega de
defensor y que poco tiene de caudillo, la única coincidencia está en su nombre.
Llegó al club en 2008 y fue desafectado por Angel Cappa (lo mejor que hizo en
River) en 2010. Es muy recordado su golazo de chilena frente a Racing, en
contra, por supuesto.
Gustavo Cabral: -2008-2010,
54 PJ, 3 goles, 3 rojas, 1 campeonato- formó una dupla central “histórica”
con el caudillo, aunque con más continuidad y hasta considerado indiscutido por
Diego Simeone. Este solado heroico era gambeteado en una baldosa dentro del
área por caballos como el “Pampa” Sosa. Le costaba horrores parar a los
delanteros rivales y era un gran cometedor de faltas en el borde del área en
épocas en las que River tenía menos juego aéreo que un serpentario.
Alejandro Escalona: -2001-2002,
2 PJ, 0 goles, 1 campeonato- un trotamundos del fútbol chileno, llegó a River
pedido expresamente por Manuel Pellegrini, pero nunca le dio continuidad y se
fue sin pena ni gloria, pero con un campeonato bajo el brazo.
Juan Carlos Toja: -2006,
3 PJ, 1 gol- llegó cuando Passarella era director técnico y participó de la
Copa Libertadores en la que River vapuleó en la primera fase a Oriente
Petrolero donde el colombiano anotó su único gol con la banda. Llegó como una
promesa de las selecciones juveniles de Colombia, después fue a jugar a
Rumania, EEUU y Grecia, eso lo dice todo.
Miguel Paniagua: -2009,
3 PJ, 1 amarilla- su principal pergamino para llegar al “Millonario” fue un
gol anotado en le Bombonera por Copa Sudamericana. Es todo lo que hizo para el
equipo que en ese momento dirigía Néstor Gorosito.
Martín Galmarini: -2008-2010,
23 PJ, 1 gol, 1 último puesto, 8 amarillas- llegó para reforzar el lateral
derecho del equipo de Diego Simeone que venía de ser campeón. River salió último
y después de otro torneo con la banda en el pecho, volvió a Tigre porque no era
tenido en cuenta.
Sixto Peralta: -2007, 6
PJ, 1 gol, 1 amarilla- contrariamente a lo que manda la historia, donde
River le presta jugadores a los otros grandes, el “enganche” vino a préstamo de
Racing. Jugó un solo campeonato con su parsimonia y juego “a-tildado”, tan a-tildado
que se quedaba trabado y parecía no arrancar nunca. Se fue a jugar a Rumania.
Mauro Rosales: -2007-2010,
65 PJ, 4 goles, 1 abono a la enfermería- su actuación más recordada es
aquella en la Bombonera donde anotó un gol para el empate final en uno, después
de eso, las constantes lesiones y los bajos rendimientos le quietaron
continuidad y terminó quedando libre envuelto en un conflicto con el club y
Agremiados. Actualmente juega en Estados Unidos.
Cristian Fabbiani: -2009,
25 PJ, 2 goles, muchas caretas- convertido en ídolo antes de jugar, su gran
esfuerzo por llegar a Núñez no fue de la mano de sus actuaciones ni del
esfuerzo para mantenerse en forma y rendir acorde a las expectativas, a pesar
de que el técnico lo bancaba incondicionalmente. El “tanque”, nunca mejor
puesto un apodo, se fue a All Boys sin poder cumplir su sueño de campeón con
River.
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