Supercopa Argentina 2014 - Final - 25 de abril de 2015
River Plate 0 - Huracán 1
El equipo de la Supercopa (foto River Plate) |
Así lucio el River que salió al terreno de juego en el
Estadio Bicentenario de San Juan. Desconcentrado, sin ideas y sin rebeldía. Fue
un partido chato, con dos equipos que tenían diferentes intenciones de cómo encarar
el encuentro.
Por un lado, River llevaba la presión de tener que ganar por
el mandato histórico de ser el equipo más grande y ganador del fútbol
argentino. Y esta premisa plantea la discusión acerca de cuál es la verdadera
utilidad de tener que jugar este tipo de definiciones. Incógnita que
develaremos más adelante.
Con ese panorama, la propuesta era abrir la cancha con
Gonzalo Martínez y Carlos Sánchez, aprovechando la movilidad de Rodrigo Mora y
con Fernando Cavenaghi como delantero de área.
Por otra parte, Huracán tenía en claro su papel de partenaire,
y salió a aguantar el partido cerca de su arco y a demorar el juego todo lo
posible. Así lo manifestó Marcos Díaz en el primer saque de meta que realizo en
perfecta cámara lenta, situación que repitió en cada saque sin que el juez le
llamara la atención.
En ofensiva solo apelaba a algún pelotazo largo que pudiera
aguantar Ramón Abila, y a la velocidad de Edson Puch y Cristián Espinoza, que
hicieron lo que quisieron por el sector izquierdo de la defensa Millonaria.
Con el peso de la responsabilidad y la cabeza puesta en los
cruces por copa y campeonato frente a Boca, el Millo estuvo muy impreciso,
errando pases cortos y fáciles, perdiendo pelotas increíbles y chocando contra
una defensa que, con esperar parada, sacaba todo lo que pasaba cerca.
Para colmo, se empecinaba en atacar por izquierda con el
Pity, que parecía estar sintiendo el hecho de tener en frente a su ex equipo,
porque no le salió ninguna. Se resbalaba, encaraba mal, la pasaba mal y cuando tenía
libre para patear, no remataba. Una noche muy pobre del ex Huracán.
Además, a Cave no le llegaba la pelota, y salía mucho para
participar del circuito de juego, perdiendo poder en el área. Así, con la
anemia ofensiva y la endeblez defensiva, en una contra donde quedo mal parada
la defensa del Millo, Espinoza gambeteo a Funes Morí, que jugo muy mal, se metió
en el área y, tras meter el centro atrás, Edson Puch definió con el arco de
frente, dejando sin reacción a Marcelo Barovero.
Si antes el Globo tenía la premisa de aguantar y hacer
tiempo, esa tendencia se incrementaría tras la anotación. Las ocasiones de gol
eran escasas, y la banda había hecho más por conseguir la apertura del
marcador, pero los goles se hacen, y River estaba impreciso. Para colmo, en el
segundo tiempo, el arquero quemero se convirtió en figura, ahogando el grito de
gol en, por lo menos, tres situaciones debajo del arco.
La impericia ofensiva y la falta de ideas fueron la
característica fundamental del complemento, que se escurrió casi sin rebeldía y
con un resultado que dejaba a River con las mano vacías. La principal
preocupación pasa por la fragilidad defensiva que muestra el equipo en este
2015. Otra vez le llegaron poco y le convirtieron. Con excepción de Jonathan Maidana,
los del fondo tuvieron un partido muy flojo. Vangioni a destiempo y regalando
las espaldas, Funes pasando de largo en todos los tiros y Camilo Mayada que, de
cuatro, casi no tuvo participación.
El otro punto que sigue preocupando es el pobre nivel que
exhiben jugadores que fueron claves en el 2014, como Leonardo Pisculichi, que está
cada vez más lejos de su mejor versión, y el Toro, que se lo noto incómodo y
hasta se lo vio discutir con algún compañero en el terreno de juego.
Se dejó pasar la oportunidad de sumar un trofeo más, una
Copa Oficial de AFA que hubiera agrandado las vitrinas y que les habría dado
otro ánimo para encarar las dos semanas más importantes del año. Ojala que la
derrota sirva para hacer una autocrítica y les permita sacar la bronca y
rebeldía para dejar todo frente al clásico rival y seguir avanzando en la Copa
Libertadores.
Con respecto a la disputa de este tipo de copas, la
ambigüedad surge porque todo el peso de la responsabilidad recae sobre el
equipo grande. Si este gana, es lo lógico, a nadie le mueve la aguja, es lo que
tenía que hacer y no le gano a nadie. Pero si pierde, comienzan los rumores,
las versiones de ánimos bajos, las repercusiones porque perdió contra un rival
inferior y todo lo que a los medios les gusta decir tras la derrota de un
grande. Dejando en claro que el único que tiene algo por ganar, más allá del trofeo
en sí, es el equipo rival.
Ahora vienen las semanas más importantes del semestre, en
donde no se hablara de otra cosa más que de los superclásicos. Ahora River deberá
poner la cabeza ahí, aunque en San Juan, parecía que ya estaba pensando en eso.
Formaciones
River Plate:
Barovero (6); Mayada (4), Maidana (6), Funes Mori (3), Vangioni (4); C. Sánchez
(4), Kranevitter (6,5), Rojas (4); G. Martínez (3); Mora (5) y Cavenaghi (4). Director
Técnico: Marcelo Gallardo.
Ingresaron: 12’ST Pisculichi por C. Sánchez; 17’ST Driussi
por Rojas; 39’ST Solari por Mayada.
Huracán: M. Díaz;
Mancinelli, Nervo, E. Domínguez, Balbi; L. Villarruel, Vismara, Toranzo, Puch;
Espinoza y Ábila. Director Técnico: Néstor Apuzzo.
Resumen
Goles: 21’PT Puch (Hur)
Incidencias: no hubo
Arbitro: N. Piraña (aceptable)
Figura: M. Díaz
El mejor de River: Kranevitter
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