viernes, 28 de noviembre de 2014

Fiesta Monumental

Copa Sudamericana 2014 – Semifinal vuelta – 27 de noviembre de 2014
River Plate 1 (1) - Boca Juniors 0 (0)
Barovero ataja el penal (foto agencia Reuters)















Es difícil, aunque ya paso casi un día, escribir una crónica futbolística cuando hay tantas sensaciones y sentimientos mezclados. Sin dudas un encuentro de estas características tiene muchos más condimentos que lo solo relacionado a la pelota.

Es como dicen, son enfrentamientos aparte, diferentes, con una carga emocional y psicológica que no debe tener ningún otro partido de fútbol en el mundo. Prueba de ello es el recibimiento que le brindó su público al local, sin dudas a la altura de los grandes espectáculos del mundo, similar a aquel de la final de Libertadores de 1996. Una verdadera fiesta.

En lo futbolístico, River ya había dado muestras de como jugar esta serie en el partido de ida, había marcado el terreno y envió un mensaje que mantuvo en la revancha. A la entrega y el coraje mostrados en el primer encuentro (con una cuota de violencia, a veces desmedida), le sumo un poco de fútbol en la revancha. Y se hizo fuerte a pesar de la adversidad.

Con otro arbitraje de muy pobre nivel, parecía que la noche iba a ser larga y complicada cuando, a los quien segundos (debe ser récord) Delfino sanciono penal, en una de esas jugadas que dejan dudas porque el defensor nunca ve venir al delantero, aunque la infracción es clara y se cobró, echando por tierra las especulaciones de un arbitraje localista.

Pasaron casi cuatro minutos hasta que Emanuel Gigliotti ejecutó la pena máxima y, evidentemente, tener tanto tiempo para pensar lo perjudicó. Su flojo remate a media altura fue adivinado por Marcelo Barovero, quien despejo hacia un costado con su mano derecha. Allí, River empezó a ganar el partido.

Luego hubo un par de intervenciones más de Trapito, que lo erigieron en el bastión fundamental de esos primeros minutos para desmoralizar a la ofensiva xeneize. Con el correr del partido, Leonardo Ponzio comenzó a hacerse patrón del medio, mostró como se deben jugar estos partidos, corriendo a todos, recuperando y cortando cuando hacía falta. En el debe le queda la distribución del balón. Son muchas las veces que recupera y la entrega mal, haciendo nulo el esfuerzo por la recuperación.

También hay que hacer una mención especial para los dos centrales. Germán Pezzella y Ramiro Fines Mori sacaron todo lo que paso cerca, sobre todo en el juego aéreo, parecía que tuvieran quince clásicos encima y veinte años de experiencia. Dos murallas sobre las cuales se sostuvo una merecida victoria.

Tras el tenebroso comienzo, el Millonario comenzó a amigarse con el juego, trató de imponer su idea y llego al gol a los dieciséis minutos. Tras varios rebotes fuera del área, Rodrigo Mora limpio para Leonel Vangioni que intento un remate/centro que recogió Pisculichi dentro del área y acaricio al palo más lejano del Orión.

El Monumental deliró y el alarido se escuchó en todo el mundo. El Millo se ponía en ventaja en el partido más importante del año y ya no la perdería hasta el final. Si la atajada de Trapito se había gritado como un gol, la conquista de Piscu término de noquear al rival. A partir de ese momento, Boca choco con sus propias limitaciones y con los tres baluartes defensivos millonarios.

En el complemento se pudo aumentar la ventaja para estar más tranquilos, ya que la visita intentó adelantarse en el terreno dejando más espacios para los incisivos delanteros de la banda, pero lo cierto es que los de la ribera nunca pusieron en peligro el resultado. Solo se aproximaron con algunos centros o pelotazos cruzados que no necesitaron de la intervención del uno.

La apuesta de Marcelo Gallardo de guardar todo para este partido salió bien. Logró el pase a la fina de la copa, elimino a Boca y, si hubiera ganado por el torneo local contra Olimpo, hubiera alcanzado un 100% de efectividad en la planificación. Sin dudas, sigue aprobando exámenes que justifican porque esté en el banco del más grande de la Argentina.

Para el hincha era una final, y el triunfo se vivió con angustia, pero con la felicidad de haber eliminado al clásico rival. Era la revancha de aquella semifinal de hace diez años cuando, en el Liberti, ellos se llevaron la serie por penales. Además, fue la primera vez que el Millo eliminó a Boca en una serie mano a mano por competencias internacionales.

Once años después, River volverá a disputar una final continental. Será contra Atlético Nacional de Medellín, en una serie que se presentará dura y diferente. El conjunto cafetero tiene fama de jugar bien, de obtener buenos resultados de visitante y viene de eliminar al San Pablo brasileño de Kaká, Pato, Rogerio y otras figuras.

El primer partido será en Colombia, y la revancha en el Monumental, que se vestirá de fiesta una vez más, esperando terminar el año de la mejor manera.

Formaciones

River Plate: Barovero (10); Mercado (7), Pezzella (8), Funes Mori (8), Vangioni (7); C. Sánchez (7), Ponzio (9), Rojas (7); Pisculichi (7,5); Mora (7) y Gutiérrez (7). Director Técnico: Marcelo Gallardo.

Ingresaron: 38’ST Solari por Pisculichi; 41′ST Cavenaghi por Mora.

Boca Juniors: Orión; Marín, Díaz, Forlin, Colazo; Meli, Erbes, Gago, Carrizo; Calleri y Gigliotti. Director Técnico: Rodolfo Arruabarrena.

Resumen

Goles: 16’PT Pisculichi (Riv).
Incidencias: 3’PT Barovero (Riv) le atajó un penal a Gigliotti (Boc); 49’ST expulsado D. Díaz (Boc).
Arbitro: G. Delfino (mal)
Figura: Barovero (Riv)

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