Copa Sudamericana 2014
– Semifinal vuelta – 27 de noviembre de 2014
River Plate 1 (1) - Boca Juniors 0 (0)
Barovero ataja el penal (foto agencia Reuters) |
Es difícil, aunque ya paso casi un día, escribir una crónica futbolística cuando hay tantas sensaciones y sentimientos mezclados. Sin dudas un encuentro de estas características tiene muchos más condimentos que lo solo relacionado a la pelota.
Es como dicen, son enfrentamientos
aparte, diferentes, con una carga emocional y psicológica que no debe tener
ningún otro partido de fútbol en el mundo. Prueba de ello es el recibimiento
que le brindó su público al local, sin dudas a la altura de los grandes
espectáculos del mundo, similar a aquel de la final de Libertadores de 1996.
Una verdadera fiesta.
En lo futbolístico, River
ya había dado muestras de como jugar esta serie en el partido de ida, había
marcado el terreno y envió un mensaje que mantuvo en la revancha. A la entrega
y el coraje mostrados en el primer encuentro (con una cuota de violencia, a
veces desmedida), le sumo un poco de fútbol en la revancha. Y se hizo fuerte a
pesar de la adversidad.
Con otro arbitraje
de muy pobre nivel, parecía que la noche iba a ser larga y complicada cuando, a
los quien segundos (debe ser récord) Delfino sanciono penal, en una de esas
jugadas que dejan dudas porque el defensor nunca ve venir al delantero, aunque
la infracción es clara y se cobró, echando por tierra las especulaciones de un
arbitraje localista.
Pasaron casi cuatro
minutos hasta que Emanuel Gigliotti ejecutó la pena máxima y, evidentemente,
tener tanto tiempo para pensar lo perjudicó. Su flojo remate a media altura fue
adivinado por Marcelo Barovero, quien despejo hacia un costado con su mano derecha.
Allí, River empezó a ganar el partido.
Luego hubo un par de
intervenciones más de Trapito, que lo erigieron en el bastión fundamental de
esos primeros minutos para desmoralizar a la ofensiva xeneize. Con el correr
del partido, Leonardo Ponzio comenzó a hacerse patrón del medio, mostró como se
deben jugar estos partidos, corriendo a todos, recuperando y cortando cuando hacía
falta. En el debe le queda la distribución del balón. Son muchas las veces que
recupera y la entrega mal, haciendo nulo el esfuerzo por la recuperación.
También hay que
hacer una mención especial para los dos centrales. Germán Pezzella y Ramiro
Fines Mori sacaron todo lo que paso cerca, sobre todo en el juego aéreo, parecía
que tuvieran quince clásicos encima y veinte años de experiencia. Dos murallas
sobre las cuales se sostuvo una merecida victoria.
Tras el tenebroso
comienzo, el Millonario comenzó a amigarse con el juego, trató de imponer su
idea y llego al gol a los dieciséis minutos. Tras varios rebotes fuera del área,
Rodrigo Mora limpio para Leonel Vangioni que intento un remate/centro que recogió
Pisculichi dentro del área y acaricio al palo más lejano del Orión.
El Monumental deliró
y el alarido se escuchó en todo el mundo. El Millo se ponía en ventaja en el
partido más importante del año y ya no la perdería hasta el final. Si la
atajada de Trapito se había gritado como un gol, la conquista de Piscu término de
noquear al rival. A partir de ese momento, Boca choco con sus propias
limitaciones y con los tres baluartes defensivos millonarios.
En el complemento se
pudo aumentar la ventaja para estar más tranquilos, ya que la visita intentó
adelantarse en el terreno dejando más espacios para los incisivos delanteros de
la banda, pero lo cierto es que los de la ribera nunca pusieron en peligro el
resultado. Solo se aproximaron con algunos centros o pelotazos cruzados que no
necesitaron de la intervención del uno.
La apuesta de
Marcelo Gallardo de guardar todo para este partido salió bien. Logró el pase a
la fina de la copa, elimino a Boca y, si hubiera ganado por el torneo local contra
Olimpo, hubiera alcanzado un 100% de efectividad en la planificación. Sin
dudas, sigue aprobando exámenes que justifican porque esté en el banco del más
grande de la Argentina.
Para el hincha era
una final, y el triunfo se vivió con angustia, pero con la felicidad de haber
eliminado al clásico rival. Era la revancha de aquella semifinal de hace diez
años cuando, en el Liberti, ellos se llevaron la serie por penales. Además, fue
la primera vez que el Millo eliminó a Boca en una serie mano a mano por
competencias internacionales.
Once años después,
River volverá a disputar una final continental. Será contra Atlético Nacional
de Medellín, en una serie que se presentará dura y diferente. El conjunto
cafetero tiene fama de jugar bien, de obtener buenos resultados de visitante y
viene de eliminar al San Pablo brasileño de Kaká, Pato, Rogerio y otras
figuras.
El primer partido
será en Colombia, y la revancha en el Monumental, que se vestirá de fiesta una
vez más, esperando terminar el año de la mejor manera.
Formaciones
River Plate: Barovero (10); Mercado (7), Pezzella (8), Funes
Mori (8), Vangioni (7); C. Sánchez (7), Ponzio (9), Rojas (7); Pisculichi (7,5);
Mora (7) y Gutiérrez (7). Director Técnico: Marcelo Gallardo.
Ingresaron: 38’ST Solari
por Pisculichi; 41′ST Cavenaghi por Mora.
Boca Juniors: Orión; Marín, Díaz, Forlin, Colazo; Meli, Erbes,
Gago, Carrizo; Calleri y Gigliotti. Director Técnico: Rodolfo Arruabarrena.
Resumen
Goles: 16’PT
Pisculichi (Riv).
Incidencias: 3’PT Barovero
(Riv) le atajó un penal a Gigliotti (Boc); 49’ST expulsado D. Díaz (Boc).
Arbitro: G. Delfino (mal)
Figura: Barovero (Riv)
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