Campeonato de
Primera División 2014 – Fecha 17 – 23 de noviembre de 2014
Racing Club 1 - River
Plate 0
El gol (foto Télam) |
Marcelo Gallardo tuvo que tomar decisiones y lo hizo. Él mejor que nadie sabe con el plantel que cuenta y en qué condiciones se encuentran sus jugadores luego de haber jugado un semestre completo, con tres competencias, con tan solo trece nombres importantes, sin refuerzos y muchos jugadores juveniles.
El partido contra
Racing se presentaba como una bisagra en esta recta final y el único resultado
que no le servía a River era perder. Lamentablemente, como viene sucediendo en
los últimos partidos, una jugada desafortunada terminó sentenciando el
encuentro. Un centro a media altura, un sinfín de rebotes dentro del área, un
remate de Diego Milito (que gritó el gol como si hubiera sido suyo) que tapó
excelentemente Marcelo Barovero y otra vez un sinfín de rebotes que tuvieron
como último destino la red, tras pegar en Ramiro Funes Mori.
Curiosamente, el
Mellizo, que había allanado el camino al campeonato pasado con su cabezazo en
la Bombonera, tuvo responsabilidad en los goles recibidos en los últimos
partidos: el empate de Olimpo, y este en contra en Avellaneda; que pueden ser
los que sentencien este certamen.
Antes de la mala
suerte, River había llegado tres veces con peligro al arco de Sebastián Saja.
La más importante, una que le quedó servida a Sebastián Driussi dentro del área,
de frente al arco, y cuyo defectuoso remate se fue por el palo más lejano. Tras
el gol, los jugadores de la banda carecieron de ideas para intentar empatarlo.
La formación
alternativa presentada por el Muñeco ha generado discusiones varias. Lo cierto
es que, independientemente del nivel de algunos jugadores y de los errores
dirigenciales, él hizo lo que creyó mejor para el plantel con lo poco que tiene.
Poner un equipo que tuviera la mente y las piernas despejadas, que no
estuvieran pensando en el cruce del próximo jueves contra Boca por la Copa
Sudamericana.
También es posible
que el técnico haya considerado que, con la mayoría de los titulares, no pudo
sacar la ventaja necesaria en los últimos encuentros contra Vélez y Olimpo, tal vez porque estaban
más pendientes de la semifinal, entonces prefirió poner jugadores que no
tuvieran eso en la cabeza.
Decir que River
perdió el campeonato en el Cilindro es prematuro. Es verdad que perdió la cima
y que quedó dos puntos detrás, pero aún faltan dos fechas, seis puntos, y nada
está definido. Lo doloroso es ver que un equipo que no pateó al arco y que no
propuso nada, se encontró con un gol de chiripa y después se dedicó a cuidar el
resultado.
Viendo los últimos
partidos, es imposible no pensar en lo lejos que quedaron aquellas tardes o noches
donde River ganaba, gustaba y goleaba. Parece que hubiera sido otro campeonato.
En esas jornadas, el tiempo no pasaba más, la ansiedad era mucha por llegar al
final con ese rendimiento. De golpe, el principal rival de este plantel, el
cansancio, apareció y poco a poco se fue perdiendo ese estilo para obtener
puntos luchados y ganados con esfuerzo, teniendo que dar vuelta resultados. A
partir de allí, el tiempo pasó volando, hasta llegar a esta derrota con Racing.
También es curioso
como un equipo que mostró tan buen fútbol, habiendo perdido solo dos partidos, ahora
ya no dependa de sí mismo para coronarse campeón. Se pasó de un racha invicta
de 32 partidos, a cinco encuentros sin ganar en un abrir y cerrar de ojos, y da
bronca pensar que parecen pesar más esos últimos partidos que el récord
histórico para el club.
No es casualidad que
esta seguidilla sin triunfos coincida con la jornada en la que se conoció que
el cruce por semifinal sería contra Boca. A partir de allí, no solo el
cansancio hizo su trabajo, sino que el estrés mental que eso genera también
pasó factura.
Ahora River se ve en
la obligación de ganar el próximo jueves para seguir en la Copa. Si ya existía
cierta presión por la importancia de la instancia y el rival, esta derrota suma
unos kilos más en la mochila para ese partido.
En el plano local,
hay que esperar un guiño del destino que le haga perder puntos a Racing y que
le permita al Millo ganar los dos encuentros que quedan, con una
particularidad: si dos equipos llegan igualados al final del torneo, habrá un
partido desempate; pero si son tres los que obtienen las mismas unidades (Lanús
tiene los mismo puntos que River) se define por los resultados entre sí y, en
ese caso, el campeón sería Lanús.
Lo cierto es que el
Millonario sigue vivo en los dos frentes, con la reserva en el tanque, pero con
las ganas de quedar en la historia una vez más. Están ante una posibilidad
única de llegar a una final continental luego de once años y con chances en el
plano local. Racing se puede caer y a Boca se le puede ganar, hay que dar el
zarpazo.
Formaciones
Racing Club: Saja; Pillud, Lollo, N. Sánchez, Grimi; G.
Díaz, Videla, Aued, Centurión; Bou y Milito. Director Técnico: Diego Cocca.
River Plate: Barovero (5); Mammana (6), Pezzella (5), Funes
Mori (4,5), Urribarri (4); Solari (3), G. Rodríguez (4), Cirigliano (5);
Ferreyra (3); Driussi (4) y Boyé (4). Director Técnico: Marcelo Gallardo.
Ingresaron: 9’ST Cavenaghi
(4) por Boyé; 9’ST T. Martínez (4) por G. Rodríguez; 24’ST Kaproff (4) por Solari.
Resumen
Goles: 15’PT Ra.
Funes Mori e/c (Riv)
Incidencias: no
hubo.
Arbitro: N. Pittana
(aceptable)
Figura: vacante
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