Mundial de Clubes 2015 – Semifinal – 16 de diciembre de 2015
Sanfrecce Hiroshima (Jap) 0 – River Plate 1
Todos abraza a Alario (foto River Plate) |
River obtuvo el pase a la final del Mundial de Clubes, clasificación
que, en la mayoría de los medios, ya daban por descontada, hablando todo el
tiempo de una final con el Barcelona, y casi despreciando al rival que el Millo
debía enfrentar antes.
Pero el Sanfrecce fue un equipo que complicó más de la
cuenta y que convirtió a Marcelo Barovero en figura del partido. El primer
tiempo del uno fue para diez puntos, evitó la caída de su arco en tres
oportunidades, con atajadas dignas del mejor arquero del fútbol argentino.
La imagen que dejó River en el primer tiempo fue bastante
pobre. Hizo casi todo mal. Presionó mal, atacó mal, defendió mal y no se fue
abajo en el marcador gracias a Trapito. Este fue el segundo partido que jugó el
Millo en casi un mes y medio (recordemos que el 26/11 fue la semifinal de la
Sudamericana y antes había jugado el 5/11) y la justificación de los malos
rendimientos post Copa Libertadores era que tenían la cabeza en Japón.
Bueno, ahora tienen la cabeza y el cuerpo en el lejano
oriente, pero el rendimiento sigue siendo tan malo como los vistos en los
últimos tres meses. Un equipo sin ideas, que maneja la pelota sin saber qué
hacer con ella, con poca profundidad y sin patear al arco.
Enfrente había un rival que venía de jugar cinco partidos en
catorce días, con ritmo de competencia y con una idea clara de a que jugar. Tal
vez, esa fue la principal diferencia entre ambos. Uno, el local, sabía bien a
que jugaba, como moverse en el campo y como llegar para lastimar; el otro, no
encontraba las sociedades, no tenía fino a su generador de juego y no generaba
los espacios para llegar con peligro.
El manejo intrascendente que mostró el Millo en los primeros
25 minutos se diluyó, y desde allí, hasta el final del primer tiempo, fue el
conjunto japonés el que hizo los méritos para irse al descanso en ventaja.
En el complemento River salió con otra actitud, pero con las
mismas carencias. El conjunto nipón prácticamente no lastimó, principalmente
porque no pudo aprovechar bien los espacios que tenía en cada contra y
terminaban definiendo mal cada una de ellas, a tal punto que Barovero casi no
tuvo trabajo.
Seguramente el cansancio comenzaba a sentirse en el local y
cada vez se replegaba más esperando encontrar algún contragolpe salvador.
Mientras tanto, el Millo tuvo un par de situaciones claras, por el lateral de
Mercado, que metió un par de centros bajos que ningún hombre de la banda pudo
conectar al gol.
Cuando los nervios y la ansiedad comenzaban a apoderarse de
los más de 15000 hinchas que estaban en Osaka y de los millones que lo veían
por televisión, y ya con Luis González y Tabaré Viudez en la cancha, llegó un
tiro libre del uruguayo que Maidana, tras una floja salida del arquero nipón,
cabeceó el balón al punto penal y desde allí, Alario, el goleador de los goles
importantes, lo mando al fondo de la red.
El grito se escuchó en todo el mundo. A partir de allí no
hubo mucho más en el partido. El Millonario aguanto sin sufrir porque el
Sanfrecce se quedó sin piernas y sin ideas, solo un par de tiros de larga
distancia desviados que no llevaron peligro, fueron intentos aislados para
llegar al empate.
Más allá de la alegría por la victoria y la tranquilidad
porque, en esta clase de partidos, contra rivales desconocidos, el Millo es el
que tiene todo por perder, y si gana, “es lo que tiene que ser”, no podemos dejar de ver que la actuación fue
muy pobre.
Que no pudo abrir una defensa que esperó bien parada y que dependió
de la inspiración de su arquero para no irse en desventaja en el primer tiempo.
Que los desacoples defensivos casi terminan con la ilusión de millones de
hinchas alrededor del mundo. Que aún no encuentra un circuito de juego aceitado
que abastezca bien a los delanteros. Que aquellos que parecían tener la cabeza
en otra cosa, la siguen teniendo en España o en México. Que lo que parecían ser
distracciones por tener la cabeza en el Mundial de Clubes, pasan a ser
distracciones sin motivo aparente.
Sin dudas que de acá al domingo habría que mejorar muchas
cosas, pero no hay tiempo para hacer cambios drásticos. Por supuesto que, si se
da la lógica y el Barcelona supera al Guangzhou Evergrande de China, el partido
será completamente diferente. En ese caso, tal vez River vaya con menos presiones
y, quizás, eso le permita jugar con más soltura.
Pero también, errores y ventajas como las dadas frente el
conjunto nipón, se pagarán muy caras, y ni cinco Baroveros alcanzarán para
evitar que Messi y compañía hagan daño. Es por ello que deberán prestar más
atención, estar más concentrados y dejar todo en la cancha. Faltan solo noventa
minutos (o 120 si hay empate) para alcanzar el máximo objetivo. A por ellos.
Formaciones
Sanfrecce Hiroshima
(Jap): Takuto; Sasaki, Chiba, Shiotani; Kashiwa, Shimizu, Kazu, Aoyama,
Chajima; Douglas y Minagawa. Director Técnico: Hajime Moriyasu.
Ingresaron: 15’ST Mikic por Kashiwa; 20’ST Asano por
Minagawa; 30’ST Sato por Chajima.
River Plate: Barovero (10); Mercado (6), Maidana (6),
Balanta (5), Vangioni (5); C. Sánchez (4), Kranevitter (4,5), Ponzio (4);
Pisculichi (3); Mora (5) y Alario (6). Director Técnico: Marcelo Gallardo.
Ingresaron: 9′ST L. González por Ponzio (Riv); 18′ST Viudez
por Pisculichi (Riv); 38′ST Mayada por Mercado.
Resumen
Gol: 26’ST Alario (Riv)
Incidencias: no hubo
Arbitro: J. Ericksson (Sue) (bien)
Figura: Barovero (Riv)
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