lunes, 29 de octubre de 2012

Super Verdes

Torneo Inicial – Fecha 12 – 28 de Octubre 2012
River 2 – Boca 2
Ponzio festeja su gol (foto Telam)















Finalmente llegó el día en que se volvían a cruzar River y Boca. Tras un año de espera, los hinchas estaban ansiosos. Unos habían preparado una fiesta, otros casi consuman una masacre. Lo que sucedió en la tribuna Centenario Alta es inexplicable. Le viven reclamando a River condiciones de seguridad y los organismos no se encargan de dar las garantías para que la seguridad trabaje. Así hubo más de 25 hospitalizados y dos efectivos de una empresa de seguridad privada fueron brutalmente golpeados por los hinchas (?) visitantes. Ojalá la justicia y los diferentes organismos encargados de los operativos sean tan rigurosos con este hecho de violencia como lo vienen siendo con el club millonario en los últimos tiempos.

Analizando lo estrictamente futbolístico, el partido fue una especie de recuerdo vivido. Porque una vez más un partido que parecía liquidado se nos escapó de las manos. Porque otra vez un rival que no propone nada se encuentra con un empate sobre la hora. Porque otra vez los errores de River dejan dos puntos en el camino. Porque otra vez Boca se va festejando un empate en el último minuto. Porque otra vez un penal infantil revive a un rival muerto. Porque otra vez…

El superclásico no podía empezar de mejor manera. Al minuto y  medio, River ya estaba en ventaja por una genialidad de Ponzio (y la complicidad de Orión). A partir de ahí, fue todo del millonario, que manejó el primer tiempo y le cerró los espacios a Boca que generó una sola jugada de peligro que Silva tiró afuera.

Se veía la mejor versión de un equipo que se siente cómodo con el contragolpe. La propuesta de Almeyda fue acertada, no darle espacios al visitante y salir rápido con la velocidad de Sánchez, de gran partido, y de Mora, que confirmó que es crack. Lamentablemente, a los 13 minutos ya había quemado dos cambios por las lesiones de Ramiro Funes Mori y Martín Aguirre, ambos por rotura de ligamentos de la rodilla izquierda, lo que le impidió tener variantes para la parte final del partido. Sus reemplazos no tuvieron un buen rendimiento. Rojas, que ingresó por el “Gula”, erró muchos pases y se lo vio lento e impreciso; Gonzalez Pires ocupó la posición de lateral izquierdo y aunque no es su puesto ni su perfil, no tuvo mayores problemas pero fue determinante en el resultado final.

El segundo tiempo fue un regalo. River salió a regalar la pelota y los espacios, y Boca no sabía que hacer con ella cuando la tenía, así que, lo que se vio fue horrible. Los pelotazos de los defensores y volantes millonarios, buscando el error defensivo, siempre fueron rechazados por Schiavi (que va a soñar con Mora) y Burdisso. Y los “xeneizes” no generaban peligro, no pateaban al arco y no sabían por donde entrar. Hasta ese momento seguía siendo todo del millo, que aunque regalaba el balón, era mejor que el rival. Luego llegó la joya que nos regalaron con el segundo gol, un gran pase de Trezeguet a Sánchez, una mejor habilitación de éste para Mora y el uruguayo que desparramó a Orión y definió cruzado. Golazo y a festejar.

Parecía que nada podía quitarle los tres puntos al local, faltaban 20 minutos y a Boca no se le caía una idea para llegar al arco de Barovero. Pero este River es regalón, y cuando tiene todo para matar, un regalo infantil (como vs Newell´s) de Pires, cometiendo un penal torpe cinco minutos después del gol de Mora, le dio vida a un Boca que no había pateado al arco en todo el partido. Así fue como Silva puso el descuento y el suspenso a un encuentro que parecía liquidado.

La temática siguió siendo la misma. Mora pudo hacer el tercero con una genialidad, pero esta vez Orión ganó el duelo. Y cuando el árbitro marcó tres minutos de descuento, River, en vez de hacer circular la pelota y dormir el partido, buscó el tercer gol y de esa ambición, salió el regalo para el empate xeneize. Un remate del francoargentino reboto en Burdisso, le cayó a Paredes que avanzó casi 50 metros con pelota dominada sin que nadie le saliera, mientras Cirigliano, en vez de apretarlo o cortarlo con infracción, retrocedía dando saltitos. Paredes entregó para Acosta, que recibió solo como si estuviera en el patio de su casa, tiró el centro para Silva que chocó con Pezzella, en la única que perdió en toda la tarde, y Bottinelli no pudo con Erviti que llegó al balón antes que Barovero y puso el empate. Otro regalo del millo y final del partido.

Así, una vez más, River perdió dos puntos en el último minuto de juego. Ya en el Nacional B le había pasado y por eso se demoró su ascenso perdiendo por lo menos ocho puntos entre el minuto 85 y el agregado. En este campeonato le pasó con Newell’s donde también tenía para golearlo y terminó regalando un penal que revivió al equipo rosarino.

Más allá del rendimiento, que no es el mejor pero le alcanza para superar a varios rivales en el desarrollo del juego (solo Velez lo superó ampliamente), lo que preocupa de este River ciclotímico es que no aprende de sus errores y toma decisiones erradas para cerrar los encuentros. Jugó un primer tiempo como los mejores partidos del ciclo Almeyda y un segundo tiempo para el olvido como lo visto frente a Quilmes el último fin de semana.

Mora tuvo su partido consagratorio, fue la figura, anotó un gol y, guapo como es, encaró siempre a Schiavi, lo chocó y lo volvió loco toda la tarde. Sánchez también tuvo un gran partido, aprovechando los espacios con su velocidad y Ponzio, una vez más fue el eje de este equipo que pudo golear. La defensa tuvo una buena actuación, pero cometió dos errores infantiles que le cuestan dos puntos importantes al equipo. Trezeguet no jugó bien y Almeyda quizás debió poner a Rogelio por él y no por Mora que salió porque se descompuso.

Lamentablemente, este equipo con sus errores infantiles, le sigue regalando alegrías a los rivales y no a sus hinchas, que son los que más lo merecen. 

Resúmen
Goles: 1’ PT Leonardo D. Ponzio (Riv), 25’ ST Rodrigo Mora (Riv), 30’ ST Santiago M. Silva (Boc), 45’+1’ ST Walter Erviti (Boc)
Arbitro: Pablo Lunati (regular). Bien en el penal, debió expulsar a Somoza por un golpe.
Figura del partido: R. Mora (Riv)

jueves, 25 de octubre de 2012

Vuelve el Superclásico


Ya falta poco para el partido más esperado. El que todo jugador quiere jugar, el que todo hincha espera para vivir como si fuera a jugarlo. El que solo importa ganar, si es jugando bien y con baile, mejor. Pero si es con un penal en el último minuto, se festejará con la misma euforia y se vivirá con la misma alegría. Son esos partidos donde poco importa el paladar, solo se mira el resultado al final de los 95 minutos.


El superclásico es un campeonato dentro del campeonato (como suelen afirmar los protagonistas). Tal es su relevancia que una victoria puede ser el envión que lleve al ganador a pelear el torneo hasta la última fecha; y para el derrotado puede ser el final de un ciclo, como pasó con Brindisi y Borghi en el mismísimo Monumental. Para muchos, ganar este partido es salvar el año. Concepto muy repetido en la década del noventa, donde unos festejaban campeonatos y otros, con suerte, seis puntos al año.

La importancia del superclásico excede las fronteras Argentinas. Muchos turistas acuden a ver el espectáculo que fue catalogado, según el periódico inglés “The Observer”, como "uno de los 50 espectáculos deportivos que hay que ver antes de morir", y que para “The Sun”, también periódico británico, es la "experiencia deportiva más intensa del mundo". La televisación alcanza lugares remotos, las entradas se venden a precios siderales y siempre se agotan (al menos en el Monumental).

Además, el que se avecina tiene un condimento especial. El descenso de River obligó a pasar un año sin encuentros oficiales entre River y Boca, y ellos no perderán la oportunidad de recordarle al millo la peor mancha de su historia, sumando esto a la ansiedad que genera la llegada del encuentro.

En el historial hay partidos memorables. El disputado en cancha de Velez en 1972, el más electrizante con nueve goles y la victoria de River. El del regreso de Martín Palermo tras su larga lesión, el de la vaselina de Rojas, el taco de Higuaín, el “nucazo” de Guerra, el último partido de Maradona, la pelota Naranja, los goles de Labruna, Maradona desparramando a Fillol, y podría seguir páginas enteras porque cada clásico tiene su razón de ser, su recuerdo imborrable.

Las estadísticas marcan que desde aquel primer encuentro oficial en 1913 se han repartido el liderazgo en el historial, pero desde la década del noventa los xeneizes han logrado sacar una ventaja importante que logró mantener hasta estos días. Actualmente los números dicen que River logró 62 triunfos, empató en 57 ocasiones y fue derrotado en 69 oportunidades con un total de 245 goles a favor y 259 en contra.

El River-Boca o Boca-River será siempre el partido por excelencia, el mayor exponente del folklore futbolístico. En ningún otro clásico del mundo se ven los colores, los cantos, las banderas, los globos, la efervescencia y la fiesta que se vive en cada superclásico.

Es la vuelta del partido más esperado por el ambiente del fútbol mundial, que sea una verdadera fiesta, que sea en paz y que el hincha pueda disfrutar y festejar.

lunes, 22 de octubre de 2012

Mal Trago

Torneo Inicial – Fecha 11 – 21 de Octubre 2012
Quilmes 1 –  River Plate 0
Bottinelli cabizbajo, Quilmes festeja (foto Olé, DyN)













La fecha tras el parate por eliminatorias no trajo buenas noticias. Parece que los 15 días de inactividad perjudicaron a River. Aunque su rendimiento no había sido espectacular, le afectividad ofensiva y la solidez defensiva mostrada versus Arsenal y Godoy Cruz (Mza) hacían pensar que se había encontrado el camino.

Lamentablemente, en la vuelta del fútbol de primera división, apareció Quilmes, un equipo ordenado que últimamente complica mucho al millonario.  Además, a último momento Almeyda debió meter mano en el once inicial porque Aguirre se retiró de la concentración con un cuadro febril y en su lugar ingresó Lanzini, resignando sacrificio en el medio y, en teoría, ganando juego. El otro cambio respecto de la victoria frente al Tomba fue el que se barajó durante la semana, Luna por Trezeguet (resolviendo cuestiones personales en Francia) acompañando a Mora.

El partido fue malo, malísimo. River no generó una jugada asociada en todo el partido. Los volantes estaban perdidos y la pelota les pasaba siempre por arriba, el medio era de tránsito. Los pelotazos de los defensores eran una invitación a que el fondo cervecero rechazara todo lo que pasaba cerca.

Ponzio, que se recuperó con lo justo de su esguince de tobillo, estuvo impreciso y fuera de ritmo, y el equipo lo sintió. Sánchez y Lanzini no gravitaron, nunca pudieron desbordar y Cirigliano volvió a ser el primer cambio del técnico, no quitó ni distribuyó. Así, los delanteros estaban muy solos y las líneas de River inconexas.

Quilmes, ordenado, presionando en el medio y cerrando bien los espacios hizo su negocio. Cuando tenía la pelota, buscaba la salida rápida con Cauteruccio tomando mal parada a la defensa que no tuvo su mejor tarde y perdió casi siempre, tanto de arriba como en el mano a mano. Solo Barovero evitó que el equipo del sur se fuera en ventaja al descanso tapando en varias ocasiones los embates del rival.

La más clara de River en el primer tiempo llegó por un pelotazo que un defensor cervecero pifió cuando quiso rechazar y le quedó mansa a Luna que se apresuró y definió a las manos de Trípodi.

El trámite del segundo tiempo fue igual. Sin cambios entre los 22 protagonistas, la temática del juego fue la misma. Imprecisiones, pelotazos y a esperar algún error, que finalmente se dio para Quilmes a los 14 minutos cuando un despeje defectuoso de Bottinelli cayó en los pies de Cauteruccio dentro del área grande. El delantero controló en un movimiento y, a diferencia de Luna, definió con un derechazo cruzado que dejó sin chances a Barovero.

A partir del gol los sureños se cerraron más buscando salir de contra ante la desesperación de River. Para llevar acabo este plan De Felipe puso en la cancha a Caneo, que debió salir lesionado pocos minutos después. Las chances que tuvo tras la apertura del marcador fueron escasas. La más clara, y polémica a la vez, fue la de Telechea mano a mano con Barovero. Cuando el delantero quiso dejar en el camino al uno millonario, buscó el contacto tirándose antes de chocarlo y el juez, en una decisión acertada, no sancionó la pena máxima.

Después fue más de lo mismo, un River sin ideas chocó siempre con la muralla cervecera. Ni el ingreso de Funes Mori, apurado y barullero, logró quebrar el cerrojo de Quilmes. Solo un par de situaciones forzadas y un cabezazo de Bottinelli que pudo ser el empate y se fue a nada del palo derecho del Trípodi, pero siempre a los ponchazos.

Ahora Almeyda deberá trabajar pensando en el superclásico, el partido mas esperado del campeonato frente a un rival que también arrastra problemas en el juego. La preocupación pasa por saber cual es el verdadero River, se lo ve cómodo cuando no carga con la responsabilidad de manejar el partido y sin ideas cuando quiere dominar el trámite para buscar la ventaja.

El equipo sintió la ausencia Aguirre ya que aporta juego y sacrificio. Ponzio cuenta con él como rueda de auxilio cuando decide adelantarse unos metros para generar juego y el ingreso de Lanzini lo obligó a replegarse más, y por lo tanto, perder peso en ofensiva.

La derrota duele porque interrumpe la levantada que venía teniendo el equipo y desnuda los errores de los últimos tiempos, y porque se viene Boca y siempre es bueno encarar ese partido con una victoria para trabajar tranquilos en la semana.

Resúmen
Gol: 14’ Cauteruccio (Qui)
Arbitro: Silvio Trucco (mal)
Figura del partido: Cauteruccio (Qui)
Figura de River: Barovero

martes, 16 de octubre de 2012

River y las Selecciones

Ortega y la Selección



















Desde que el fútbol es fútbol River fue proveedor de jugadores para las distintas selecciones. El nombre de River, siempre emparentado con el buen fútbol, y la calidad de los jugadores que vistieron y visten estos colores son una tentación para todos los técnicos de selecciones nacionales.

No solo jugadores nacidos en la Argentina, también han pasado por el millonario uruguayos, chilenos, colombianos, paraguayos, brasileños, franceses, italianos, españoles y la lista es interminable. Unos con mayor influencia en la vida del club, otros con menor suerte, pero todos hombres de selección.

Sin ir más lejos, en la última fecha de eliminatorias, Falcao (producto de las inferiores millonarias), que la rompió anotando un doblete contra Paraguay, y Yepes vistieron los colores de la selección Colombia y Alexis Sánchez sufrió la derrota de su selección en la altura de Ecuador. Además, Higuaín y Mascherano participaron en la contundente victoria Argentina contra Uruguay por 3-0. A éstos hay que agregar al “Maestrico” González, quién suele ser una fija en las convocatorias de la selección Venezolana.

Si nos vamos más atrás en el tiempo, Trezeguet fue hombre de la selección francesa campeona del mundo en 1998, Francescoli salió campeón de América con Uruguay, Sívori vistió la Azzurra italiana y Di Stéfano se puso la roja de la furia española siendo el máximo goleador hasta la aparición de Butragueño en la década del ’80.

La relación entre la albiceleste y el millonario es tan simbiótica que ni siquiera en su pelea por no caer en promoción o en su travesía por el Nacional B evitó que sus jugadores fueran convocados, las citaciones de Carrizo, Lamela y Ocampos son un claro ejemplo de ello.

En la década del noventa, un ícono de fútbol argentino como lo es Diego Maradona (reconocido hincha de la contra) indignado por la cantidad de jugadores de River que eran convocados a la selección dijo que “mas que la selección era la Riverción”

Pero más allá de los nombres y de los hombres, River y la selección tienen una historia que los emparenta. Por ejemplo, ambos fueron campeones del mundo en 1986, y en los dos equipos, parte de la columna vertebral estaba formada por Pumpido y Ruggeri, estandartes de ambos conjuntos.

Muchos de los logros de la selección, tienen como nombres propios a jugadores surgidos de River o con pasado en el conjunto millonario. Batistuta y Crespo son los máximos goleadores de la selección (por poco tiempo, Messi es imparable y los va a pasar); Passarella, capitán y campeón del mundo a nivel selecciones en 1978; el ya mencionado Trezeguet campeón del mundo y de Europa con Francia; Sívori campeón de América con Argentina en 1957; Labruna campeón sudamericano con la selección 1946 y 1955, y la lista sigue.

Sin dudas el conjunto millonario ha sido foco de atención de los técnicos del mundo a la hora de convocar jugadores para las distintas selecciones, una muestra más del peso y la importancia de River a nivel mundial.

martes, 9 de octubre de 2012

La Bandera más Larga del Mundo

La Bandera en el Monumental
















Cuando el FAL (Frente Angel Labruna) lanzó la iniciativa invitando a los hinchas millonarios a donar sus trozos de tela para confeccionar la Bandera más Larga del Mundo, jamás se imaginaron que tendría semejante repercusión; o sí, como no imaginarlo sabiendo de lo que es capaz el hincha millonario.

Ese hincha que llenaba las canchas en las épocas doradas del club y que cuando llegaron las malas, las desbordaba; “no alcanzan las tribunas, no alcanzan las entradas, les demostramos lo que es River en las malas” cantaban los feligreses.

La convocatoria fue popular, mediante las redes sociales se fue haciendo eco del acontecimiento y en cada partido disputado de local se recibían las donaciones para el que pretendía ser el trapo más largo del mundo.

La cita fue el 8 de octubre de 2012 en Figueroa Alcorta y Tagle. Allí, donde en 1923 el presidente Bacigaluppi decidió instalar la nueva sede del estadio, que hasta ese momento residía en la zona sur de Buenos Aires, porque “River no es un club para un barrio, sino para una ciudad”.

Desde ese terreno donde brillaron Bernabé Ferreyra, José María Minilla, Renato Cesarini y Carlos Peucelle, y donde River celebró su primer campeonato en la era profesional, partió la caravana a las 13 hs con un trapo que medía 7829,74 metros.

Un trapo que representa mucho más que un record Guiness (homologado ante escribano público). Un trapo que es un fiel reflejo del sentimiento del hincha por los colores, de la unidad de la familia riverplatense, una demostración de que tenemos que estar todos unidos para hacer a River cada vez más grande.

El trayecto que recorría toda la Avenida Figueroa Alcorta, desde la vieja ATC hasta el Monumental, se tiñó de rojo y blanco. Un mar de gente con sus amados colores para rendir homenaje a un grande que busca resurgir de las cenizas como el Ave Fénix.

Grandeza que muchos quieren hacer creer que se perdió, o que se logra solo con títulos. River es grande mucho antes de ganar cualquier copa o torneo. River desbordaba canchas mucho antes de pensar en cualquier bandera, como cuando Moreno volvió en 1946 y los alambrados de Ferro no soportaron la presión de los hinchas que invadieron el terreno de juego. River es grande desde antes de 1908, cuando sus hinchas saltaron al campo de juego para celebrar el ascenso a primera (esa invasión obligó a disputar el encuentro nuevamente y el millo volvió a ganar y por goleada). Ahí River era amateur, no tenía ninguna copa ni campeonato. Ahí ya era grande y despertaba esa locura que hasta hoy no para de crecer.

El final del recorrido fue el estadio Monumental, que esperaba con las puertas abiertas el arribo de sus fieles. Al principio solo la tribuna Centenario estaba habilitada, pero con el correr de los minutos, las 15000 ubicaciones de la platea no fueron suficientes y se comenzaron a abrir todas las graderías del estadio, a tal punto que las 75000 ubicaciones disponibles estaban colmadas y quedaba gente afuera. Se especula que alrededor de 100000 aficionados se congregaron para el evento.

En el interior del estadio, un combinado de juveniles de la reserva se enfrentaba al equipo sub-20 campeón de la Copa Libertadores de esa categoría. Y para que la fiesta sea completa, en el descanso de ese partido, el estandarte dio la vuelta olímpica al Monumental.

Finalmente, la bandera será fraccionada. La cabecera quedará exhibida en el Museo de River y los trozos restantes serán repartidos entre las distintas filiales que tiene River a lo largo de toda la Argentina.

Sin dudas, un acontecimiento sin precedentes, que no representa ninguna copa o campeonato, pero las emociones y sensaciones vividas esa tarde son difíciles de explicar o cuantificar. Familias enteras, amigos, parejas, hijos, nietos, abuelos, todos congregados en nombre del más grande. Sin banderías políticas, sin cánticos agraviantes, solo por el amor y la pasión que despiertan estos colores.

lunes, 8 de octubre de 2012

Sólido y Contundente

Torneo Inicial – Fecha 10 – 7 de Octubre 2012
River 5 –  Godoy Cruz (Mza) 0
River en el festejo del primer gol (foto olé)















Después de una semana tranquila tras el triunfo en Sarandí, la incógnita que surgía entre los riverplatenses era si el planteo utilizado en la cancha de Arsenal era el apropiado para aplicar en el Monumental.

Que  tener cuatro defensores centrales atrás y tres volantes centrales en el medio no era un planteo para el Monumental, que no tiene nada que ver con la historia riverplatense, que era muy defensivo y otras tantas teorías que poco tienen que ver con la necesidad actual del equipo y con la realidad que le toco vivir en los últimos años.

Almeyda hizo oídos sordos a todas estas cuestiones y decidió conservar el esquema y los nombres que tan buen resultado le dieron en la fecha nueve, respetando aquella premisa que dice que equipo que gana no se toca. La única modificación fue el ingreso de Trezeguet por Luna.

Es difícil analizar un partido que a los diez minutos del primer tiempo ya tiene a River en ventaja por dos goles. Esto muestra que el equipo salió a ahogar al rival, a no darle espacios y, sobre todo, a tratar de asegurar los tres puntos de movida.

Después de mucho tiempo de no ganar en el Monumental, el domingo se rompió el maleficio. River jugó un gran partido, pegó en los momentos justos y, contrariamente a lo que venía pasando en los últimos tiempos, la suerte estuvo en casa. Primero con las dos pelotas que los mendocinos estrellaron en el travesaño (una antes de los cinco minutos del primer tiempo y otra en el último minuto de ese período) y segundo, con una actuación del uno tombino para el olvido, que hizo todo lo posible para que el millo se quedara con los tres puntos. Un gran anticipo de Aguirre dentro del área chica tras una excelente jugada entre Mora y Sánchez; y un exquisito tiro libre de Ponzio, que sorprendió a un arquero que fue a buscar el centro, ponían a River en ventaja.

Así terminó el primer tiempo y en el Monumental la sensación era que los tres puntos se quedaban en casa y que solo faltaba ver cuantos goles podía hacer River. Una sensación extraña, que hacía mucho tiempo no se vivía. Ya sea por virtudes propias, defectos del rival, o una combinación de ambos, al millo esta vez no se le escaparía el triunfo.

El segundo tiempo fue una anécdota, el equipo mendocino no pudo hacer absolutamente nada. Tuvo la pelota pero en ningún momento inquietó a Barovero, que dejó de ser el único obstáculo para los delanteros rivales con esta nueva defensa sólida y plagada de centrales, y así mantuvo la valla invicta una vez más. Además, Sánchez estuvo preciso en sus dos definiciones y el uno mendocino hizo el resto, para terminar de redondear una goleada que sirvió como descarga para un Monumental repleto que volvió a saborear las mieles de la victoria.

Parece que Almeyda va encontrando el equipo, hay que ver que decisión toma cuando se recuperen los lesionados Mercado y Maidana, aunque este último recién volvería para la próxima temporada. A su favor queda haber bancado a Sánchez, el volante uruguayo venía siendo muy criticado por su bajo rendimiento y en la semana había tenido un problema personal que hacía dudar sobre su presencia. Finalmente jugó y fue la figura de la cancha. Además, Mora sigue mostrando que la camiseta no le pesa, es picante, hábil y guapo, ojalá siga así.

Lo negativo que dejó esta victoria es la lesión de Ponzio, un esguince de tobillo que según la gravedad puede demandar entre 15 y 21 días. El lado positivo es que el próximo fin de semana es el parate por eliminatorias, así que tendrá una semana más para recuperarse y ver si llega al superclásico en óptimas condiciones. Además, el bajo rendimiento de Trezeguet preocupa, estuvo impreciso con la pelota y erró varios pases de los que suele entregar al pie. Esperemos que sus problemas personales no se manifiesten en el campo de juego.

River obtuvo su segunda victoria al hilo, hizo nueve goles en dos partidos, no le convirtieron, volvió a ganar en el monumental y se aleja de las zonas peligrosas de la tabla. Ojalá este sea el camino de la recuperación y podamos ver un equipo más ganador y que no nos haga sufrir tanto. Hay que empezar de abajo y este es el camino, ya habrá tiempo para volver a respetar la historia.

Resúmen
Goles: 8' PT  Aguirre (Riv), 11' PT Ponzio (RP), 16' ST  Carlos Sánchez (Riv), 18' ST Mora (RP), 30' ST  Carlos Sánchez (RP)
Arbitro: Diego Ceballos (bien)
Figura del partido: C. Sánchez (Riv)

domingo, 7 de octubre de 2012

Vuelta N° 5: Campeonato 1941

Arriba: Yácono, Vaghi, Rodolfi, Barrios, Cadilla y Ramos
Abajo: Muñoz, Moreno, D'Alessandro, Labruna y Pedernera
Luego de completar una campaña irregular en 1940, donde terminó en el tercer puesto, para el torneo de 1941 la dirigencia millonaria decidió incorporar solo a tres jugadores, todos ellos uruguayos: Julio Barrios (arquero), Avelino Cadilla (defensor) e Ismael Rivero (delantero)

Con la particularidad de que aquel certamen lo disputaron 16 equipos, ya que en 1940 hubo dos descensos pero ningún ascenso, River inició el camino a lo que sería su cuarto título en la era profesional.

La primera fecha se disputó el 30 de marzo, y el conjunto millonario arrancó con todo aplastando a Atlanta 5-0 de visitante con goles de Ramos (penal), Deambrossi, Moreno y Rivero en dos oportunidades. A pesar de ello, en las fechas siguientes obtendría tres derrotas y un empate, lo cual parecía presagiar una nueva campaña con altibajos.

Mientras tanto, San Lorenzo encadenaba una serie de once victorias consecutivas convirtiéndolo en el principal candidato al título. Al finalizar la primera rueda, los de Boedo aventajaban a los Millonarios por cinco puntos.

Un hecho destacable de aquella primera rueda, se dio en la fecha diez frente a Independiente, cuando Cesarini, técnico de River, decidió colocar a Pedernera en el centro del ataque reemplazando a D’Alessandro, dando el primer paso hacia la conformación del gran equipo riverplatense que dominaría la década del cuarenta. El delantero convirtió el gol de la victoria, pero a pesar de ello, el técnico no volvería a utilizarlo en esa posición hasta enfrentarse nuevamente a los de Avellaneda por la segunda rueda del campeonato.

En la segunda mitad River presentaría una notable recuperación, acechando al puntero San Lorenzo que comenzó a menguar en su rendimiento. La persecución duró hasta la fecha 25 del campeonato en la cual los de Boedo cayeron derrotados por Lanús, que peleaba por no descender, y River, nuevamente con Pedernera como delantero centro, derrotó a Independiente en Avellaneda por 4-0, con tres goles de Adolfo, quién a partir de aquí no se movería de esa posición y se convertiría en el conductor de un equipo formidable.

El final del campeonato se presentó apasionante, al finalizar la fecha 25, River y San Lorenzo compartían la primera colocación con 35 puntos. En la fecha 27 se enfrentaban los dos punteros y no se sacaban ventajas, el empate en uno dejaba la definición para las últimas tres fechas en las cuales ambos deberían enfrentarse a Boca Jrs de floja campaña.

Inesperadamente, en la fecha 28, Boca derrota a San Lorenzo y River vence a Tigre, dejándolo como único puntero, condición que mantendría hasta el final del campeonato, ya que conseguiría el triunfo en las  dos fechas finales (frente a Boca y Estudiantes) y se consagraría campeón aventajando a San Lorenzo por cuatro puntos.

En la fecha 29 se produciría un hecho histórico. River, en su estadio, recibía a Boca y le propinaba una goleada que hasta hoy día es la máxima del millo sobre su eterno rival. El resultado final fue 5-1 con goles de Labruna, Deambrossi (2), Moreno y Pedernera.

Los números finales de River fueron:

PJ
Ptos
PG
PE
PP
GF
GC
30
44
19
6
5
75
35