Los Caballeros de la Angustia
Parados: Yácono, Vaghi, Soriano, E. Rodriguez, Ramos y Rossi Agachados: Muñoz, Gallo, Pedernera, Labruna y Losutau |
El primer lustro de la década del 40 tenía a River como máximo animador de los torneos locales. Dos campeonatos, 1941 y 1942, e igual cantidad de subcampeonatos, detrás de Boca Juniors, en 1943 y 1944, lo posicionaban como candidato para el torneo de 1945. Además, eran las épocas de esplendor el “La Máquina”, lo que acrecentaba sus posibilidades de cara una nueva competencia.
El campeonato se jugó con 16 participantes en el
formato de todos contra todos, en dos rondas de 15 fechas cada una.
River, apostando al plantel que tan buenos resultados le había
dado en años anteriores, y pese a sufrir la baja de José Manuel Moreno que se
fue a México, solo realizó las incorporaciones de Eduardo Rodríguez y Manuel
Giudice. También, durante 1944, Carlos Peucelle reemplazó a Renato Cesarini, que
pasó a Racing, en la dirección técnica del equipo.
En la primera fecha, el “Millonario” tuvo que visitar a
Newell´s, y sorpresivamente cayó derrotado por 3 a 2. Esa jornada se dio la
particularidad, que ya había ocurrido en el año anterior, de que Boca
hiciera las veces de local en el Monumental durante algunas fechas por tener su
estadio clausurado.
En la segunda jornada, el equipo de Peucelle recuperó la
memoria y obtuvo un triunfo de local frente a Vélez, comenzando así una racha
de victorias que se convertiría en récord para el club. A la semana siguiente, en
el triunfo frente a Independiente en Avellaneda, hizo su debut como arquero
titular Amadeo Carrizo, comenzando así una carrera esplendorosa en el conjunto
de la banda roja, aunque en este torneo solo atajaría en dos oportunidades.
En el noveno partido, tras vencer a Atlanta 2 a 0, River
llegaba a su octava victoria consecutiva y se apoderaba de la punta del campeonato
en soledad, con 16 puntos, seguido por Boca con 15 e Independiente con 13. El
fin de semana siguiente, el “Millo” se enfrentó a Racing, y obtuvo una lucida
victoria, la novena consecutiva, por 2 a 0, mostrando el buen fútbol y
entendimiento que le había valido el reconocimiento como “La Máquina”. Además, era
la primera vez en el profesionalismo que obtenía tantos triunfos consecutivos y
en ese encuentro se produjo el debut de otro valor de las inferiores del club,
Néstor Rossi, que se mostraba como una pieza que encajaba perfecto en el
engranaje del equipo y a partir de allí jugaría ocho partidos más.
Faltando tres fechas para la finalización de la primera
ronda, y tras haber empatado en la jornada once, Huracán, equipo que se
especializaba en complicar a “La Máquina”, derrotó a River, que hizo debutar a
otro pibe de la cantera, Alfredo Di Stéfano, en cancha de San Lorenzo. En la
ribera, Boca conseguía un triunfo que lo ubicaba a un punto del “Millonario” en
la víspera del encuentro entre ellos.
El 29 de julio se disputó el superclásico en cancha de River
y la victoria fue para el local, por 1 a 0 con gol de Loustau. Ese día la
formación del ganador fue Soriano; Vaghi, Rodríguez; Yácono, Giúdice, Ramos; J.
Martínez, Gallo, Pedernera, Labruna y Loustau. La victoria le permitió tomar
ventaja de tres puntos sobre su eterno rival.
La primera rueda terminó con dos triunfos más del equipo que
Pedernera comandaba en la cancha, lo que le permitió quedar puntero con 25 unidades,
dos más que Independiente y cuatro más que Boca.
En la ronda de los desquites la marcha del “Millo” no se
detendría, con la cima asegurada por una buena ventaja de puntos sobre sus
perseguidores, llegó la fecha 19, cuando debió enfrentarse a San Lorenzo, que
venía en levantada con 15 goles en tres partidos. El conjunto de Núñez cayó
derrotado 3 a 2 y así, los que venían detrás consiguieron reducir la ventaja,
quedando el equipo azulgrana en la segunda colocación a dos puntos del líder.
En la fecha siguiente, una combinación de resultados, dejaría
al santo de Boedo a un punto del “Millonario”.
En la jornada 25, River, con un empate frente a Racing,
logró aventajar a los “cuervos” por cuatro puntos, ya que éstos, luego de una
buena seguidilla de victorias, tuvieron dos traspiés contra Huracán y Boca, lo
que los alejó de la punta del certamen. La igualdad frente a La Academia, conseguida
en el último minuto, disgustó a la parcialidad riverplantese que, cansada de
los resultados ajustados y algunos empates o derrotas sobre la hora, comenzó a
protestar airadamente, haciendo principal foco en Pedernera, por la
displicencia con la cual se desempeñaban los jugadores, olvidando que ese
estilo de juego, pausado y armónico, era el que lo había convertido en el mejor
equipo de esos tiempos.
A falta de tres jornadas para el final del
campeonato, un nuevo superclásico le daba la posibilidad a los de Núñez de
consagrarse, pero la inesperada goleada en contra 4 a 1, postergaba el festejo
y le ponía suspenso al torneo, ya que Boca se ubicaba como único escolta, a
dos puntos de River, con cuatro por disputarse.
En la jornada siguiente, el 25 de noviembre, la victoria del
“Millonario” y la derrota del “xeneize”, permitieron a los de Núñez coronarse
campeón por sexta vez en la era profesional.
Este equipo fue conocido como “los caballeros de la
angustia”, porque a pesar de desplegar un fútbol vistoso y con el
funcionamiento casi perfecto que lo había hecho famoso a principios de la
década, la falta de efectividad en la red hacía que la enorme diferencia mostrada
en el campo de juego tardara en plasmarse en el marcador, lo que provocaba
ajustadas victorias o empates y derrotas agónicas. A pesar de ello, el equipo
convirtió 66 goles a lo largo del certamen, bajando su contundencia respecto de
los 75 de 1941 y los 79 de 1942. También hay que destacar que fue menor la
cantidad de goles recibidos, 34 contra los 35 y 37 respectivamente del
bicampeonato del principios de los 40.
Los números finales de aquella campaña son los siguientes
PJ
|
PG
|
PE
|
PP
|
GF
|
GC
|
PTS
|
30
|
20
|
6
|
4
|
66
|
34
|
46
|
A diferencia del equipo del ’41 y ’42, donde Pedernera se
había convertido en el eje goleador del equipo, en esta oportunidad, el máximo
anotador fue Ángel Labruna, con 25 conquistas y Adolfo se convirtió en el gran
asistidor de Angelito.
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